Después de Lucía
Sinopsis de la película
Tras perder a su madre Lucía, la joven Alejandra (Tessa Ia) se muda junto con su padre Roberto (Hernan Mendoza), depresivo por la pérdida de su esposa, desde la costera Puerto Vallarta hasta la capital México D.F., intentando cambiar de vida en otro sitio lejano. En la capital ella es nueva en su colegio, donde pronto comienza a tener problemas. El padre tiene un nuevo trabajo. Pero empezar de nuevo siempre es complicado cuando se ha dejado tanto atrás.
Detalles de la película
- Titulo Original: Después de Lucía
- Año: 2012
- Duración: 102
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Opinión de la crítica
Película
6.6
98 valoraciones en total
Hasta ahora las producciones audiovisuales que he visto sobre el acoso escolar suelen tratar este tema de forma morbosa (por desgracia muchos medios tratan como puro negocio a las preocupaciones sociales de moda ) o simplemente de modo informativo, donde la importancia reside en mandar un mensaje de concienciación a las escuelas y claro, resulta irrelevante que la puesta en escena sea amateur, que los doblajes sean paupérrimos o que no sea un film para pasear por glamorosos festivales.
Avalada por premios prestigiosos y recomendaciones de gente fiable, las expectativas parecían convertirse en realidad tras su excelente hora inicial. Michel Franco apuesta por una dirección austera, de planos fijos, mostrando la historia desde un punto de vista frío y objetivo, produciendo incomodidad, asfixia y demás sensaciones desagradables en sus escenas más crudas. No recurre a música extradiegética, ni a primeros planos para acentuar el dramatismo. La influencia de Michael Haneke es obvia (e incluso hay un guiño a Funny Games ). A un servidor le gusta bastante el director alemán, así que no podía estar más encantando con la puesta en escena de Después de Lucía .
Sin embargo, en su segunda mitad el conjunto comienza a chirriar, a causa de un guión que podría haber estado mejor trabajado. No se trata de buscar los tres pies al gato, ni de dar cansinas lecciones de verosimilitud. Tampoco es sacar fallos por sacar, pues la película me estaba gustando y he intentado perdonarlos. Pero, sencillamente, hay diversas acciones (de gran importancia para la trama) que no me termino de creer. Y es una pena, porque esa falta de credibilidad termina manchándolo todo: la perspectiva realista, las buenas interpretaciones, la fantástica dirección, etc. Me explico en el spoiler.
Después de Lucía es el segundo largometraje del director mexicano Michel Franco. Franco presentó en el 2009 su ópera prima, titulada Daniel & Ana, filme que aún no he visto, pero que al parecer trata nuevamente el tema de los jóvenes, sus problemas personales, sociales y su relación con la tecnología. Temas que vuelven a aparecer en Después de Lucía. La película fue presentada en el Festival de Cannes en la sección Una Cierta Mirada, donde ganó el premio a la Mejor Película. Premio totalmente merecido.
Dirigida y escrita por Franco, el filme cuenta la historia de Alejandra, una joven que se muda junto con su padre, luego de la muerte de su madre Lucía. Tratando de sobrellevar la tristeza de la ausencia en otro lugar. En la nueva escuela, Alejandra conoce nuevos amigos, con los que empieza a tener problemas. Problemas que llegan inesperadamente a extremos, que a la vez traen terribles consecuencias.
El filme trata el tema del bullying o el acoso escolar. Hace tiempo quería ver el filme, para poder anexarlo en mi especial sobre el tema de Violencia en las Aulas, pero no la logré ver a tiempo para la publicación. La película aborda muchos temas frecuentes que señalo en el especial, el análisis del entorno familiar, los comportamientos del acosado y fragilidad que es aprovechada por sus compañeros. El problema de las redes sociales y artefactos tecnológicos, que hacen viajar la información a una increíble velocidad.
Franco se afianza como uno de los directores hispanos más interesantes, influenciado fuertemente por el cine europeo de los últimos años, las nuevas escuelas. Preocupado por los problemas que atraviesan los jóvenes actualmente, también es un director minucioso y detallista, que dota a sus escenas y su filme en general, de calidad artística. Al hacer buenos e ingeniosos enfoques y planos que refuerzan la acción de la escena.
Excelente dirección, tratamiento del argumento, actuaciones, sobresaliendo la joven Alejandra, interpretada por Tessa Ia. Y una buena fotografía.
En síntesis, aunque no es un filme totalmente redondo, y me quedó faltando un poco, es un gran filme y una de las películas del 2012. Y a la vez, uno de los mejores filmes que han tratado el tema del acoso escolar. Un filme sobre el dolor de la ausencia, sobre lo que descuidan los padres por su dolor, sobre el terrible acoso tanto físico, como virtual y mental, sobre la falta de justicia, sobre la educación y la sociedad. Un filme que no da cátedra sobre el tema, pero que tiene un buen argumento, además de cualidades artísticas, que la convierten en un filme notable y muy recomendable.
http://asbvirtualinfo.blogspot.com/2013/03/despues-de-lucia-michel-franco.html
Desde México y avalada por el éxito en su paso por el festival de Cannes y San Sebastián (donde obtuvo una mención especial en la categoría Horizontes Latinos) llega Después de Lucía, un potente drama firmado por el director Michel Franco.
La película nos ubica en una familia destrozada, que trata de comenzar de cero tras la muerte de la madre trasladándose el marido y su joven hija de Puerto Vallarta, donde conocieron una buena vida, a una nueva en México D.F. intentando superar la tristeza y la soledad . Pero Lucia no lo tendrá fácil, un desliz hace de su vida un infierno cuando comienza a ser víctima de todo tipo de acosos y vejaciones en su colegio y grupo de amigos…
Rodada con un ritmo deliberadamente calmo, pausado, que si bien puede resultar un tanto cansino, dota igualmente las escenas de un hiperrealismo (fruto también de una buena interpretación de su elenco protagonista) que hace del espectador un voyeur espiando las escenas cotidianas de Lucía y su padre, sus intentos de no hundirse frente a la desgracia y cómo todo a su alrededor parece desear ahogarlos en ella.
Pero esa calma (excesiva) , ese silencio que invade los primeros dos tercios del film se quiebra cuando el acoso y la violencia hacen acto de presencia en sus vidas. Sin perder la cualidad voyeur, las escenas rodadas en largos planos fijos, la acción se vuelve salvaje y se clava en las entrañas del indignado espectador sacándole de cualquier sopor del que pudiera haber sido víctima tras la tranquilidad anterior mostrada en pantalla.
Un film pequeño, pero un gran grito realizado con originalidad que nos recuerda cómo los mayores villanos se hallan en los entornos más cercanos, y cómo la crueldad en la juventud puede alcanzar extremos insospechados. Otra virtud de Después de Lucía consiste en no resultar moralista ni enjuiciar a sus protagonistas, esa labor la deja al espectador (y alguna otra nacida de argumentales cabos sueltos que pueden resultar un tanto molestos). Interesante, original en su puesta en escena (no apta para cualquiera dada su lentitud) y necesaria en los tiempos que corren.
-Enoch-
Un taller de reparaciones, un coche que parece haber sufrido un serio accidente cuyos detalles conocemos indirectamente por la conversación de dos hombres, el mismo coche siendo abandonado a pocos metros del taller por razones no desveladas. En la secuencia que abre Después de Lucía, su director, el mejicano Michel Franco, ya nos da varias pistas de por donde va a transitar su película y cuales son los recursos sobre los que va a cimentar su edificio narrativo: utilización de elipsis, del fuera de campo, situando su cámara como un testigo tan inamovible como poco partidario de caer en sentimentalismos vacuos, presentación no directa de los hechos sino a través de las consecuencias que originan.
Muchos de los compañeros que vimos la película en el reciente Festival de San Sebastián tuvimos la misma sensación de despiste durante la primera parte de su metraje, no sabíamos muy bien si el conflicto iba a situarse en el terreno del drama familiar, del dolor ante la pérdida, del desarraigo juvenil frente a un obligado cambio de entorno, etc. Cuando el nudo del conflicto finalmente se desvela, tenemos la impresión de que éste es uno de los muchos caminos que podría haber elegido el autor para desarrollar su obra y no lo decimos como algo negativo: el terreno está bien abonado y la transición al terreno del bullying perfectamente engarzada. Lo que empieza pareciendo una simple anécdota va acrecentando su importancia, poco a poco y sin estridencias, hasta convertirse en el sustento fundamental de su andamiaje dramático, en el agujero negro hacia el que se ven indefectiblemente arrastrados todos sus personajes.
Otra de las grandes virtudes de Después de Lucía es algo que ya señalábamos al inicio de esta reseña, su buen gusto a la hora de no hacer subrayados dramáticos utilizando la música, los primeros planos, etc. Domínguez parece seguir el libro de estilo del director austriaco Michael Haneke, contagiándose de su aparente frialdad y de su capacidad para crear una innegable tensión e incomodidad en el espectador con el sencillo recurso de mantener fijo el plano allí donde muchos otros directores no se atreven, donde casi todos ceden ante las convenciones de la comercialidad. Los espectadores que se hayan revuelto inquietos en sus butacas con el estatismo de algunas secuencias especialmente desagradables y difíciles de soportar de La pianista o la reciente Amour, con esa especie de asfixia que provocan, seguramente saben ya a que tipo de sensación nos referimos. Curiosamente la secuencia final de Después de Lucía (no desvelaremos hechos relevantes, tranquilos), no por esperada menos impactante, parece un homenaje directo a una de las más famosas escenas de Funny Games, como si el propio Domínguez reconociera la influencia directa del genial autor de Caché, la verdad es que nos quedamos con ganas de entrevistar al director e indagar en esta admiración que percibimos.
No podemos cerrar esta crítica sin alabar el trabajo de sus actores. Tessa Ia, Hernán Mendoza y el resto del elenco, especialmente los repelentes chicos del instituto, ayudan a darle al relato ese toque de naturalismo cruel, casi de darwinismo social, esa sensación tan difícil de conseguir y que nos ayuda a percibir que no estamos viendo una película, sino que somos desafortunados testigos mirando por el ojo de una cerradura y atisbando cosas que no podemos dejar de contemplar pese al desagrado que nos provocan. En resumen, Después de Lucía es una cinta notable, no sólo por abordar los difíciles temas que toca, tan proclives a generar un sentimentalismo cuasi pornográfico en otros films menos respetuosos con su público potencial, también como un interesante ejercicio estilístico, justamente premiado en Cannes, San Sebastián y Chicago y que sitúa a su autor Michel Franco como un claro referente a seguir en sus próximos proyectos.
Reseña escrita originalmente para cinemaadhoc.info
Me acerqué al cine esta mañana con toda la mala intención y prejuicios que puedan imaginar: Película mexicana, dirigida por un chico con actitud de hypster y que no ha estudiado cine (como el mismo ha reconocido), además selección de Cannes, y me he encontrado con una obra brutal.
Desde los aspectos técnicos es tremendamente congruente, comenzando con un ritmo más naturalista, que va tomando mayor dinamismo conforme avanza, y al término retomando la cadencia inicial. De la fotografía y edición ni hablamos, simplemente excelentes.
Se trata de una cinta brutal con relevancia importante en terrenos sociales. Pero no nos equivoquemos, no es una película sobre bullying, este es solo un aspecto tangencial de la trama, que casi sin querer se va erigiendo como el elemento predominante y urgente en la misma. Más bien es una película sobre el duelo, sobre las relaciones interpersonales, sobre comunicación, sobre la naturaleza y condición humana.
Recordemos que las buenas películas no dan respuestas a sus premisas, antes bien, plantean más interrogantes. Aquellas que deciden resolver el problema terminan por coquetear perniciosamente con el terreno de la ideología (y la tontería en algunos casos) y al final, por ser muy poco redondas. Esto no sucede con Después de Lucía , que nos presenta un final abierto (anegado de mucha justicia poética, valga mencionar) con amplio espacio para la reflexión. Salvo un par de pecadillos en alguna parte del guion y en la construcción del personaje central, el cual torna caricaturesco en ciertas secuencias, la película resulta impresionante, cruda, conmovedora, vaya que hace falta un buen estomago para soportarla.