Desfile de Pascua
Sinopsis de la película
Un bailarín (Fred Astaire) decide sustituir a su habitual pareja profesional por la primera bailarina que encuentre. El azar hace que se cruce en su camino una gran bailarina (Judy Garland) por la que se sentirá inmediatamente atraído. Esta película supone la vuelta al cine de Fred Astaire, tras dos años de inactividad, debido a una fractura de tobillo de Gene Kelly, que iba a ser el protagonista.
Detalles de la película
- Titulo Original: Easter Parade
- Año: 1948
- Duración: 104
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Opinión de la crítica
Película
6.8
80 valoraciones en total
La acción se desarrolla en los años veinte, un famoso bailarín rompe con su ambiciosa compañera de baile y encuentra a una joven que la sustituirá.
Abandonado por su pareja de escenario, un famoso y veterano bailarín de Broadway, Don Hewes, decide convertir en estrella a una simple corista, Hannah Brown, para dar una lección a su ex compañera.
Sus planes salen sobre ruedas y Hannah obtiene un gran éxito. Mientras, Don comienza a sentir algo muy especial por ella.
Esta pelicula nos prueba un vez mas, ¿como podían darle papeles de galan a Fred Astaire?, la respuesta la encontramos en su baile, no ha habido nadie tan elegante como él. Fred Astaire era la elegancia personificada bailando.
Como dato curioso, esta película es el regreso de Fred Astaire al mundo del cine, después de anunciar su retiro con Blue Skies en 1946, volvió a la gran pantalla para reemplazar al herido Gene Kelly con este film.
Estamos ante un clásico, una manera de hacer musicales que no se puede hacer hoy en día, con unos números elaboradísimos, muy trabajados y llenos de elementos divertidos, en sintesis una mirada nostalgica.
Este es uno de los musicales que se puede ver una y otra vez sin cansarse. El argumento importa muy poco, es su musica, que tiene un número musical trás otro, del cual no podemos distinguir el mejor.
Easter Parade es un musical que nos sirve para conocer y saber: como fueron los grandes musicales de la MGM, poder ver y disfrutar del talento excepcional de Fred Astaire y Judy Garland y porqué las coreografías de Robert Alton eran tan sensacionales.
Ademas podemos apreciar porque el exceso de colores, no desentonaba con aquellos argumentos tan simples e ingenuos de los años 40.
La película genero por venta de taquillas la cantidad de $6, 800,000 en Estados Unidos solamente, además gano un Oscar por mejor música, y mejor libreto para un musical del Writers Guild of America, USA
Judy Garland (1922 -1969), fue una actriz y cantante estadounidense, una de las más afinadas voces y por ello una de las más populares de la «Época Dorada» de los musicales de Hollywood. Se le considera uno de los mitos del Séptimo Arte .
Fred Astaire (1899-1987), fue un actor, cantante, coreógrafo y bailarín de teatro y cine estadounidense. Su carrera teatral y su posterior carrera en el cine abarcaron un total de setenta y seis años, durante los que rodó 31 películas musicales.
Es considerado el mejor bailarín del siglo XX, y está generalmente reconocido como uno de los bailarines más influyentes en la historia de los musicales de cine y televisión.
Musical de la Metro, dirigido en 1948 por Charles Walters, que sustituye a Vincente Minelli, que se retiró del proyecto por desavenencias familiares con su esposa, Judy Garland. La obra cuenta con la interpretación de ésta y la de Fred Astaire, que sustituye a Gene Kelly de baja a causa de la fractura accidental de un tobillo. La obra se sitúa entre las primeras películas musicales, como El cantor de jazz o El desfile del amor , de Lubitsch, y los musicales de los años 50. En los primeros musicales el baile y la voz se ofrecían como elemento central con valor propio e independiente, al que se añadía una mínima base argumental. En los musicales de los 50, como Cantando bajo la lluvia y The Band Wagon , los números de canto y baile se integran en la obra como parte propia de la acción dramática, que enriquecen, explican y completan. Desfile de Pascua ofrece una sencilla, pero intensa, trama argumental, de comedia romántica, en cuyo desarrollo se intercalan 18 números musicales excelentes, de gran brillantez y de ejecución impecable, no relacionados directamente con el desarrollo de la acción. La música, original de Irving Berlin ( Sombrero de copa ), presenta el tono alegre, divertido y seductor, que conviene a la obra y que la justifica. La coreografía es original y convincente. Los colores, brillantes e intensos, propios de la época se integran correctamente en el conjunto de la fotografía.
Soy consciente de que cuando se afirma haber visto un film musical con Fred Astaire y, en este caso, Judy Garland, automáticamente se genera una oposición frontal. No quiero generalizar, evidentemente, que el mundo es amplio y cabemos todos, pero creo que algo de razón llevo en mis afirmaciones. Y si además se lo califica con buena nota, pues poco menos que cometemos un pecado mortal.
El musical, como género cinematográfico, tiene sus seguidores más fervientes y sus opositores frontales. No me gusta situarme sistemáticamente ni en un lado ni en el otro del espectro, pero me satisface decir la verdad de mis sentimientos. Y Easter Parade me ha gustado. Ya sé que suena a topicazo, pero Fred Astaire fue un bailarín absolutamente irrepetible. Seleccionen la escena de la tienda de juguetes y enmárquenla. Sientan el ritmo de las canciones del gran maestro Irving Berlin, sabia mezcla de innovación y tradicionalidad. Disfruten de una belleza como Ann Miller y de una Dorita que aún cambiando la búsqueda del mago de Oz por los escenarios Ziegfield sigue llenando por completo la pantalla.
He leído algo al respecto de un director en decadencia Charles Walters. Bien, pues este coreógrafo, cinco años después nos regaló Lilí, con Leslie Caron. Sí, aquella de los muñequitos y la canción ñoña. Entono todos los mea culpa que ustedes quieran, pero después de entonarlos con el mismo estribillo Hi Lili, Hi Lili, Hi Lo… sigo empecinado en que me gustó. Probablemente es que no tengo remedio.
Mis descarados coqueteos con el cine musical no presuponen mi desarraigo de otros géneros cinematográficos. Todo lo contrario. Sigo con apasionamiento el cine negro, el western, el thriller y hasta el cine silente. Probablemente lo que sucede es que me gusta el cine sin demasiados encasillamientos. Y Desfile de Pascua es cine y del bueno
Metro Goldwyn Mayer produjo este musical en el año 1948 y a pesar del tiempo transcurrido desde entonces mantiene una frescura y un ritmo enviadiable. Las secuencias de baile son de lo mejor de este género, y tanto Fred Astaire como Ann Miller demuestran su gran reconocida calidad como bailarines, siguiéndoles muy de cerca Judy Garland.
Es un film que contagia la alegría y llena los ojos y los sentidos con su inspirada música de Irving Berlin y especialmente con la gran calidad de sus números de baile, y es digno destacar también el brillante technicolor, su fotografía y la producción que dió fama a la Metro especialmente en este género que la hizo sobresalir sobre las demás productoras.
Es muy recomendable el visionado del DVD comercializado en versión original en inglés, pues la calidad del sonido en la música es mejor que en la versión española (doblaje), por cierto, trabajo este un tanto flojo en su calidad artística en este film, y lejos de aquellos maravillosos doblajes de los estudios Metro de Barcelona, que seguramente sería el doblaje original de cuando se estrenó en España, posiblemente deteriorado en las fechas actuales.
José Antonio ZG
Sigo criticando estas películas empolvadas, donde relumbra un trozo de magia que, a escondidas, muchos de nosotros deseamos para nuestra existencia.
Fred Astaire y Judy Garland, maravillosamente fundidos en una especie de concierto para dos violines, o dos maneras de orquestar el gesto puro, independiente de la palabra.
Me fascinan estas películas que, sin decir nada, nos presentan de tal modo sus universos propios, sus esferas de realidad inducida, que ya a mitad de su visionado sabemos que vamos a verlas muchas veces a lo largo de nuestra vida.
Easter Parade es, para decirlo sencillamente, la parada de dos magos, Astaire y Garland en la búsqueda de la autoridad para expresar su arte sin ninguna clase de complejos ni condicionamiento.
El paraíso se pierde desde el momento que lo nombramos como tal. Y me gusta pensar que esta película representa un cierto tipo de cine que llamaría paradisíaco, así como existe un cine nihilista, un cine frío, un cine nebuloso, un cine desencantado.