Deseo robado
Sinopsis de la película
El joven Shinichi, graduado de Universidad, trabaja como director artístico de un grupo de teatro ambulante desastroso donde siente que está desperdiciando su talento. Para colmo se ve atrapado en un conflictivo amor entre Chidori y Chigusa, las hijas de Taminosuke Yamamura, el retrógrado y estoico jefe de la compañía con quien siempre discute por rechazar sus ideas innovadoras.
Detalles de la película
- Titulo Original: Nusumareta yokujo (Stolen Desire) aka
- Año: 1958
- Duración: 92
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Opinión de la crítica
Película
6.2
87 valoraciones en total
Se alza el telón y la vida del artista se materializa a través de su arte para causar auténtica sensación en su público. Igual sucede en el cine, si bien el fundido a negro hace las veces de telón para introducir al espectador en una realidad que sentir y de la que formar parte.
Ese era uno de los principios de Shohei Imamura.
Y lo iba a dejar patente desde el primero de los dos deseos (uno el Deseo Interminable y éste que nos ocupa, el Deseo Robado ) con los que iniciaba una longeva y prolífica carrera. Es 1.958 y el aún principiante de 32 años ha salido de una familia de clase media con un padre jefe de una clínica a fuerza de seguir su propio camino, primero en el mercado negro durante los años de guerra y luego interesándose por el cine, dejando atrás muchos estudios, tras ver frustrados sus intentos de trabajar en Toho para Kurosawa ingresa en Shochiku a la vez que otros jóvenes asistentes como Nagisa Oshima o Masahiro Shinoda.
Nombres que junto al suyo tendrán peso en la década posterior. Al joven aprendiz se le encarga asistir a Yasujiro Ozu durante un tiempo (colaboraría en la gran Cuentos de Tokyo ), sin embargo la visión del veterano maestro y sus ideas le resultan caducas y artificiales, y esto unido al poco dinero que gana provoca su rápida deserción a la menos conservadora Nikkatsu junto a Yuzo Kawashima, con quien tendría gustos más afines y además trabajaría con él de asistente. El Sol en los Últimos Días del Shogunato es el último film que asume en este rol, ya está preparado para realizar su propia película.
Pero esta importante primera piedra de su obra no es más que un mero encargo que le da la productora, consistente en adaptar una novela del contestatario y conflictivo autor Toko Kon, cuyo espíritu encajaba bien con su forma de ser. Esta historia (relatada por un narrador omnisciente pero muy implicado) comienza con una impresionante Osaka filmada desde el cielo en formato panorámico para entonces bajar hasta sus callejones interiores, uno de los recursos que más usará Imamura, por la sencilla razón de que no le interesa la majestuosidad cosmopolita, sino aquello que se cría y sobrevive bajo sus entrañas.
Desde el primer momento, nos sitúa al lado de un grupo de personajes que se corresponden con la parte olvidada de la sociedad, los desheredados, los pobres, los nómadas, y no podría quedar mejor reflejada que a través de esa desastrosa compañía de teatro en horas bajas cuyo jefe es un vago de carácter estoico, la mitad de los actores son amantes del alcohol y la juerga y el espectáculo más popular es el de los desnudos y los bailes eróticos. Claustrófobico reducto de perdedores donde el joven director artístico graduado Shinichi se ahoga a cada día que pasa.
Pero en esta especie de reinterpretación del clásico de Ozu Ukigusa Monogatari (el cual ya contaba con un remake dirigido por él mismo), Imamura pone mucho de su carácter e ideas en el libreto de Toshiro Suzuki y establece una imagen en la que reflejarse: el propio Shinichi (encarnado por un vital Hiroyuki Nagato que aún tendría mucho que interpretar para él). Este álter-ego nada disimulado jura vivir únicamente para transmitir su pasión por el arte, y una compañía independiente sería el mejor lugar para hacerlo, y si Imamura se observa en Shinichi, Yamamura (jefe de la troupe a quien da vida un gran Osamu Takizawa de rostro contraído) no puede ser sino la perfecta imagen de Ozu.
Este conflicto entre el veterano de procederes caducos y el joven de ideas innovadoras alimentará una de las tramas principales mientras la acción se desplaza a un pueblo entusiasta del arte (gran contraste entre la fría y cruel ciudad y la calidez del campo y sus gentes) hasta el final, subrayándose los trazos neorrealistas a los que el director se acoge orgulloso, como Bergman en Noche de Circo , Fellini en La Strada y otros tantos, Imamura filma con total naturalidad, dureza y desnudez las vicisitudes de los que deambulan eternamente por los caminos para compartir su arte y pasión por la vida, aunque al final sus deseos sean robados entre función y función.
Pero como la película está producida por Nikkatsu y el público al que apunta es el joven conviene que el otro argumento se sostenga en el melodrama romántico, y así se desatará uno donde Shinichi se ve atrapado entre las dos hijas de Yamamura: la joven Chigusa, que le ama con locura y le respeta profundamente, y Chidori, ya casada pero incapaz de librarse de su atracción por el muchacho. Este episodio, aun estando tratado con la habitual aspereza del realizador, es demasiado sentimental y convencional, algo fuera de lugar dentro de su estilo (tanto más cuanto que se desea proponer una conclusión agradable para los personajes…).
Junto a Nagato y Takizawa destacan el siempre arrollador Ko Nishimura (otro que será habitual de Imamura) y las buenas Yoko Minamida y Michie Kita como las diferentes hermanas Yamamura, aquél sabe extraer lo mejor de su reparto y así sus actuaciones resultan frescas, enérgicas, viscerales, sobre todo auténticas. Por su parte, la fotografía en blanco y negro de Kurataro Takamura ayuda a definir la atmósfera sucia, viscosa, sórdida y sofocante que el director desea imprimir a la película, este clima tan en consonancia con el desasosiego de los personajes y sus bajos instintos estará también muy presente en su obra.
Si bien no brillante, Deseo Robado es un interesante y digno comienzo para uno de los realizadores clave del movimiento de la Nueva Ola que hará despertar al cine nipón de su letargo. Los señores de Nikkatsu, como de costumbre, no se sentirán muy satisfechos con su trabajo y en compensación le asignan un melodrama comercial totalmente olvidable: La Estación Nishi-Ginza .
De hecho hasta la llegada de la rompedora Cerdos y Acorazados sentirá que todos sus trabajos no son más que encargos de los caprichosos del estudio…