Derecho de familia
Sinopsis de la película
Perelman hijo (Daniel Hendler) es un joven que estudia derecho que no quiere parecerse más a su padre (Arturo Goetz), un prestigioso abogado, pero cuanto más trata de diferenciarse, más se parece a él. Como una forma de encontrarse, busca la manera de descubrir qué es lo que más lo representa, y así despegarse de la imagen paterna. Ahora que ya es un adulto, está casado, tiene un hijo y la vida se le presenta en permanente transformación.
Detalles de la película
- Titulo Original: Derecho de familia
- Año: 2006
- Duración: 102
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Opinión de la crítica
Película
6.4
34 valoraciones en total
Más madura que El abrazo partido, menos alleniana también, inferior asimismo. Buen, muy buen Hendler, dispersa a la hora de equilibrar los distintos aspectos de la vida del protagonista: acertadísima la parte del padre, algo menos la familiar, buena la sub-historia de la facultad y sus chistes. También es bueno al menos que haya variedad en el cine argentino que nos llega a Europa.
Si, tiene un arranque bastante bueno y la relación padre-hijo tiene muchos matices, pero en general la película me pareció falta de vida, sosa y reiterativa. Por su tono tan frío me es difícil emocionarme con ella, porque ni funciona como comedia ni como drama, y si lo hace, aunque, a medias, es como análisis en torno a las relaciones de pareja, la madurez y el paso del tiempo.
Cuenta con buenas interpretaciones en general, guión soso aunque interesante, pero la dirección es lo que no me acaba de convencer. Me gusta que haga la historia muy suya, como si estuviese narrando su propia vida, y lo hace de una manera personal e introspectiva, pero no le veo a este tal Burman golpes de Woody Allen como he leído por ahí ni ideas claras en la historia. Este Derecho de familia me parece un quiero y no puedo, porque los personajes son buenos y están bien interpretados, perola historia con lo bien que empieza por momentos se atranca y se difumina, llegando a desinteresar. Menos mal que el final salva los muebles y le da algo de empaque al film.
Vale, Derecho de familia no es la estupenda El abrazo partido pero Daniel Burman, esta vez más autocomplaciente, sigue (algunas veces) de cerca las premisas de su mejor película manteniendo el punto de vista masculino.
Ahora las relaciones paterno-filiales son por partida doble entre el protagonista, un abogado que ha heredado la profesión por parte de su progenitor, con su padre y a la vez con su hijo, interpretado por el propio hijo del director, de apenas dos años y eje central de la historia.
Sigue teniendo frescura en los diálogos y la narración reforzada con un humor puntual y eficiente, aunque el personaje de la esposa es una simple caricatura sin apenas protagonismo destinada a ser un mero engarce entre los eventos que se suceden.
Pese a que gana mucho en su recta final y previamente todo ha fluido de manera entrañable y agradable evitando contra pronóstico lo sensiblero, a pocos estas aventuras paternales de derecho de Ariel (esta vez Perelman) las encontrará superiores a las de Makaroff.
Cosas del derecho, del registro y haber sido parida tres añitos antes.
Esta no es una película de género, aunque circule entre la comedia y el drama ligero, a la manera de algunas películas de Truffaut, de quien Burman se diferencia en acentuar menos la poesía que los matices del humor en situaciones extremadamente simples.
El filme expone situaciones propias de los vínculos familiares, enfocados en el microcosmos de una pareja de jóvenes profesionales (Julieta Díaz y Daniel Hendler) que andan por los treinta y que tienen un solo hijo.
Como ocurre con otras películas de Burman, el eje pasa por la mirada masculina: en este caso, la de Perelman hijo (Hendler), un joven abogado que no quiere parecerse a su padre, un profesional de clase media con mucha experiencia, que ha logrado organizar su vida en torno de su trabajo. El protagonista quiere construirse una identidad propia, intentando no seguir los pasos paternos y por eso, aunque tiene el mismo oficio, se dedica a la docencia y a otra rama del derecho. Pero el devenir de los acontecimientos le traerá como un bumerang, esquemas y prototipos con los que no quiere quedar fijado. Porque a pesar de sus esfuerzos, su propia vida tiene mucho de rutina: la extensa jornada laboral suele encontrarlo abrumado cuando regresa a su hogar, con su pequeño hijo dormido, sin tiempo para comunicarse con su esposa y tan exhausto que a mayoría de las veces se desploma en la cama sin alcanzar a desvestirse.
Inesperadamente, cuando una situación no planificada le quiebra al hombre sus rutinas diarias, empezará a descubrir mucho de sí mismo, porque el tiempo libre le permitirá reconocer el poco espacio que habitualmente tiene para dedicar a sus vínculos más entrañables.
Alternando melancolía y buen (o mal) humor, la peli fluye sobre la superficie cotidiana, abriendo interrogantes que miran tanto al espejo adelantado de las generaciones mayores como a las páginas en blanco del hijo pequeño.
¿Cuánto perdemos entre el mucho trabajo y el poco tiempo que nos queda para disfrutar de las pequeñas cosas? ¿A dónde vamos con tanto trabajo y poco tiempo? son algunas de las preguntas que todos terminamos haciéndonos junto al protagonista de Derecho de Familia . Mientras nos deja pensando -al borde de la sonrisa o del nudo en la garganta- sobre la verdadera importancia de los sentimientos y cómo comunicarlos.
El binomio Burman-Hendler regresa ahora con una película de tono más gentil que El abrazo partido , ese film que muchos denominaban comedia cuando el drama le salía por los poros. Derecho de familia reincide en las relaciones familiares, en los problemas de comunicación y si en El abrazo partido no eran muy buenas esas relaciones aquí se demuestra que aún siendo buenas nos quedamos cortos. La historia son estas personas y sus relaciones, y es tan bueno el aire del film que casi es imposible señalar a un personaje con el que no empatizemos. Es un cambio a mejor respecto a su anterior y probablemente más laureado trabajo. No obvia tampoco en ésta Burman el drama, sabedor de que es la forma más directa de dejar huella y la que mejor representa la realidad, pero lo hace con soberbia delicadeza. Deja Derecho de familia buen poso, es un film para recomendar sin casi riesgo a equivocarse. Hendler está muy bien y en general todo el reparto, aunque son esas escenas con el niño las que, cargadas de una veracidad aplastante las que más juego le dan al protagonista. Tampoco arriesga esta película mucho pero se mantiene en un nivel más que aceptable.