Del amor y otras soledades
Sinopsis de la película
María pertenece a la alta burguesía y siempre lo ha tenido todo en la vida, hasta un marido brillante, culto, en definitiva, un intelectual de quien presumir. Alejandro, en cambio, ha ido subiendo día a día, ha crecido con su trabajo, creyendo en sí mismo -es economista-, ha luchado con todas sus fuerzas para conseguir un nivel social superior y lo ha logrado. Es profesor de la Universidad, ejecutivo de una gran empresa, propietario, en fin, de una hermosa villa en la afueras. Pero, se encuentra, sin embargo, en la edad crítica, en la edad de hacer balance de su pasado, de justificar sus porqués. Y lo cierto es que, pese a su triunfo material, no es feliz, no halla una razón de ser a su participación en la sociedad, no está conforme con nada. Está, en una palabra, a un paso de su fracaso interior. En esta tesitura descubre, a su vez, que María le acusa de haber dedicado más tiempo a triunfar que a quererla, que desea separarse. En definitiva, que su fracaso es, más que íntimo, total.
Detalles de la película
- Titulo Original: Del amor y otras soledades
- Año: 1969
- Duración: 96
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Opinión de la crítica
5.5
51 valoraciones en total
Qué pena Lucía Bosé, tan genial en películas italianas, interpretando una mujer que no se entiende con su marido y acude a una psicóloga.
Todo rodeado de personajes que están continuamente dando lecciones pretendidamente intelectuales y en realidad de una trivialidad intelectualoide. Hay hasta un cura progre. Y unas monjas muy abiertas. Son los años sesenta con toda aquella progresía cansina. Represión, frustración, fetichismo. Nada de naturalidad ni de sentido del humor-
Todo, además, con falta de ritmo, sin progresión dramática. Llena de tópicos, muchos con sabor de un freudismo de bolsillo.
Lo único bueno es ver el Madrid de aquellos años, el color, la fotografía. Y ver a Menese, de joven, cantando flamenco. Y la sierra de Madrid. Y un pueblo vacío, con una iglesia despojada de obras de artes, esas que se malvendieron en el posconcilio.
El guión es de Lamet, que hizo cosas acertadas, pero no esta.
De esta película me gusta todo lo externo al relato: los escenarios, la arquitectura que aparece (en concreto, el edificio Torres Blancas de Madrid, que en 1969 estaba recién construido), la dicotomía entre lo viejo y lo nuevo y el pasado y el presente, los cameos de gente famosa (desde Marisol a Manolo Millares y otros muchos artistas de la vanguardia de esos años), las fiestas… El relato, sin embargo, me parece demasiado discursivo, demasiado reflexivo, con diálogos y monólogos que son demasiado abundantes y farragosos, y que, queriendo dar cuenta de la vida interior de los protagonistas, lo que consiguen es que esas vidas de la alta burguesía nos aburran, en un tono que oscila a veces, casi, entre la fotonovela y el consultorio radiofónico de la Señora Francis.
Si el cinéfilo quiere ver un film sobre la crisis de un matrimonio, hecho en este mismo año, que vea Con los ojos cerrados (The Happy Ending, 1969), de Richard Brooks: una película con un desenlace mucho más definido y coherente, y por tanto, con una historia mucho más creíble. Tratando de hacer otra vez Nueve cartas a Berta (1965), Patino patina, lo más curioso es que su posterior obra, Canciones para después de una guerra (1971), es posiblemente su mejor largometraje.
Precioso título para una película… no tan preciosa.
Resulta a todas luces irregular, estando englobada en ese nuevo cine español comenzado por el propio Patino ( Nueve cartas a Berta ) y algunos realizadores más, que trataron y en parte consiguieron, trascender del cine que se hacía en el Estado español, en plena época franquista (la tardo-franquista más bien).
En este caso Patino consigue un film demasiado irregular pese a su muy atractivo empaque, no en vano su puesta en escena es elegante, distinguida y hasta bastante sofisticada. Eso se nota, y mucho, en el vestuario y dirección artística, así como en la estupenda fotografía de Luis Cuadrado, un mago en lo suyo.
Sin embargo, el guión, con multitud de diálogos entre diversos personajes, sobre todo entre la pareja protagonista, aunque en el apartado meramente literario está conseguido y tiene calidad, en su puesta en imágenes queda algo diluida por el conjunto final, que es algo frío y distante, una especie de lección de psicología y hasta pedagogía, en relación al estudio de los pormenores de un matrimonio de la alta burguesía, ambos muy guapos y con muchos posibles, pero inmensamente infelices interiormente. Uno por haber conseguido todo profesionalmente pero encontrarse vacío interiormente, la otra por estar aburrida e insatisfecha en el fondo.
Buenos intérpretes de reparto e irregularidad en líneas generales que hace que se siga la peli sin dificultad, incluso sin aburrirse uno/a, pero sin emoción ni planos que se recuerden más allá de su inmediata visión.
http://filmsencajatonta.blogspot.com.es
Tras Nueve cartas a Berta que fue una película importantísima para toda una generación de españoles por su belleza estética y sobre todo por el nivel de compromiso social Basilio Martín Patino aborda la historia de un matrimonio en crisis y mediante un atinado uso del color y unos movimientos de cámara planificados en función de la peculiar forma de moverse en la pantalla por parte de los actores consigue un retrato brillante de la burguesia española de la época. Sin embargo la sensación que tienen los personajes de que nada tiene sentido ya aunada con la pobreza argumental dan pie a momentos insípidos en los que el espectador se pierde un poco o se contagia del hastío que los personajes sienten. A pesar de que decae en esos momentos en general puede hablarse de una obra elegante que combina bien las propiedades de un cine más o menos popular con las exigencias que impone un planteamiento intelectual ambicioso y elevado. Hay también algunas situaciones muy humanas y la película no es tan hermética como La madriguera de Saura ni tan caricaturesca como La boutique de Berlanga que son dos películas que también abordaban el tema de una pareja en crisis estableciendo de esta manera una personalidad propia. La filmografía de Martín Patino en general es importante por la firmeza ideológica y estética y merece consideración.