Déjame entrar
Sinopsis de la película
Oskar, un tímido niño de doce años, que es acosado en el colegio por sus compañeros, se hace amigo de Eli, una misteriosa vecina de su edad, cuya llegada al barrio coincide con una serie de inexplicables muertes. A pesar de que Oskar sospecha que Eli es un vampiro, intenta que su amistad esté por encima de su miedo.
Detalles de la película
- Titulo Original: Låt den rätte komma in (Let the Right One In)
- Año: 2008
- Duración: 110
Opciones de descarga disponibles
Si quieres puedes descargarte una copia la película en formato 4K y HD. A continuación te añadimos un listado de fuentes de descarga activas:
Opinión de la crítica
Película
7.3
31 valoraciones en total
Oskar tiene doce años y se siente completamente solo. Eli aparenta doce años y está completamente sola.
(Noche blanca)
Oskar colecciona recortes sobre asesinatos en la prensa. Eli los provoca.
(Sangre negra)
Los ojos de Oskar han vivido doce años. Los ojos de Eli han visto transcurrir las centurias.
(Nieve roja)
Oskar es tímido. Eli es terrorífica. Oskar es humano. Eli es un vampiro. Oskar ama a Eli. Eli ama a Oskar.
Ellos os enseñarán que no hay que tener miedo a la naturaleza de lo que se ama.
Sólo a su ausencia.
Hola a todos,
para empezar es difícil saber qué decir de esta película que no haya leído ya. ¿El zénit del cine vampírico? Es su estilo, posiblemente. ¿Si la comparamos con Crepúsculo ? Pues es como comparar Blade Runner con Pluto Nash , que es otra cosa, vamos.
Creo que va a crear un referente, si no lo es ya. Sólo digo una cosa. La vi ayer en el cine y mañana voy a volver a verla para poder disfrutarla de nuevo, paladearla sin prisas y volver a ver la mayor demostración de amor (en una piscina) que he visto jamás.
La película es fría como el clima de Suecia, pero de entre todo ese paraje gélido y desalentador nacen dos seres que son como esas flores que salen en las aceras, y que lo llenan todo de una vitalidad y una luz que deja a Crepúsuclo más ciega que un eclipse.
Amor platónico, sincero y profundo. Es una película de silencios y gestos. Un simple roce de mano en un cubo de Rubik, o un abrazo desnudo en una cama me llegan más adentro que muchos pomposos discursos de declaraciones de amor de películas americanas que nos inundan las carteleras. Y digo una cosa, normalmente, cuando es amor, no puede describirse con palabras. Y por eso usamos gestos. Y normalmente, cuando el director es bueno, no necesita que sus personajes digan lo que sienten para que la gente lo entienda. Lo expresan sin palabras. Así es esta película, y su director.
Déjame entrar me ha hecho creer en los vampiros. Si existen, estoy seguro de que son así. Es una visión seria y nada edulcorada de estos seres que no encuentran sus sitio. Igual que el taciturno protagonista.
No os la perdáis. Y si no os gusta y no se os encoge el corazón con la escena de la piscina mandadme un e-mail y os pago el dinero de la entrada.
Aunque pueda parecer que la película narra la relación de amistad o amor entre una niña vampiro y un niño humano, nada más lejos de la realidad. La película nos narra el terrorífico proceso de conversión de un niño en uno de los personajes más siniestros y repugnantes de las historias de vampiros.
Efectivamente, Déjame entrar, del director Tomas Alfredson, nos cuenta como un pequeño de 12 años, vejado por los matones del colegio, con una madre ausente y un padre alcohólico, sin amigos, cae bajo la influencia de una pequeña vampiresa y es manipulado hasta convertirse en el fiel sirviente que estos satánicos seres necesitan para sobrevivir.
El niño, Oscar, vive en un ambiente en el que las relaciones comunitarias han quedado degradadas hasta casi desaparecer. El único residuo comunitario aparece en la película en forma de grupo de borrachos que, a la postre, se verá en la tesitura de tomar partido contra el mal diabólico que se ha instalado en los islotes de hormigón y acero que surgen entre la nieve. Reflejo, por cierto, de una sociedad moderna e industrializada y, por tanto, casi deshumanizada. La falta de asideros comunitarios será decisiva para que el pequeño Oscar caiga seducido bajo la aparente dulzura y sincera amistad de lo que en realidad es un monstruo egoísta y cruel, un no-muerto chupasangre de la peor clase.
La habilidad del director estriba en componer una historia de seducción antinatural de una manera tan eficiente que el espectador puede llegar a caer en la propia trampa del monstruo, creyendo que lo que contempla es la historia de amor o amistad entre dos niños, uno humano y otro vampiro, y llegando a tomar partido por la misma, en contra del resto de seres humanos que caen víctimas del perverso ser. La mayoría de las críticas e interpretaciones van precisamente por ese terreno. Si bien a ello, evidentemente, ayuda la degeneración en la que han caído la mayoría de los personajes humanos que aparecen en la película, en especial el grupo de vecinos borrachos y los matones del colegio. Sin embargo, esos personajes quedan siempre en mejor posición si los comparamos con la otra pata de la historia, la del sirviente adulto, viejo ya, y por tanto inútil a los intereses de la vampiresa, que sirve de contrapunto al personaje del niño, pues en eso mismo, Oscar, acabará convirtiéndose.
Puede que las abundantes interpretaciones sobre la bondad de ese presunto amor antinatural o prohibido tengan que ver con cierto clima imperante en nuestras sociedades de comprensión del otro, de aceptación de lo aberrante, de moral relativista.
En general Déjame entrar habrá de figurar entre las grandes películas de vampiros, pues el enfoque que realiza sobre uno de los personajes principales de estas historias, con frecuencia pasado por alto, supone una vuelta de tuerca al mito expresada con rotundidad e inteligencia.
Esta película es impresionante.Es como un engranaje de piezas que funcionan a la perfección y donde todos los componentes son imprescindibles. La nieve es un personaje más que marca la vida de unas personas acostumbradas a estar encerradas, donde el clima les ha curtido un carácter frío como el tiempo, con diálogos casi inexistentes y donde practicamente ni se miran a los ojos.
En este panorama tan helado se construye una historia de amor entre dos preadolescentes de 12 años, ella vampiro y él un niño extremadamente tímido y maltratado por sus compañeros de clase. El ritmo de la narración es pausado pero tremendamente intenso, y deja pasmado al espectador por la dureza de sus imágenes y al mismo tiempo por su ternura y sensibilidad. Quiero destacar el trabajo interpretativo del chico, Kare Hedebrant, el cual pienso que tiene que ser así de empanado en la vida real, por que si no estamos ante un joven actor de muchísimo talento.
No busquéis en esta película la lagrimita fácil. Esto no es Hollywood, es Suecia, pero puedo asegurar que los que disfrutamos de ella en la sala salimos abatidos y inmensamente satisfechos por lo que acabábamos de ver. La prueba está en la larguísima ovación y aplausos que recibió al finalizar la proyección.
Id a ver esta película porque no os decepcionará. Maravillosa, durísima, intensa, triste, gore, sensible…Es, en definitiva, un regalo para los que amamos el cine.
Pídanme que les hable del primer amor, de corazones infantes desubicados, llenos de nieve y de tristeza, del primer beso y de la soledad. Pídanme que les hable del sufrimiento de los hijos en las familias desestructuradas , de aquellos que no encuentran su lugar en el mundo y son despreciados y acosados día tras día por algunos de los que rodean. De aquellos tiempos de luz e ingenuidad , de mano , parque y paseo, cuando el corazón parecía que iba a romperte el pecho y el nombre de la persona que amabas se quedaba atrapado entre los labios. Pídanme que les hable de amores imposibles por los que se hacen cosas impensables. Les hablaré de sangre y de criaturas que arden con la luz del sol. Les hablaré de una historia que transcurre a golpes de silencio y que es hermosa , como su fotografia y sus paisajes , pero que está rodeada de muerte y de oscuridad. Les hablaré de amantes que hablan en morse a través de las paredes y de la noche y huyen en tren acompañados de cajas.
Les hablaré de una película y de su excelente final, de como su eco aún retumba en mi interior, cuando la pantalla se funde en negro y uno, de la emoción, no sabe si reír o llorar.
Les hablaré de Oskar y de Eli. Les hablaré de Déjame entrar.