Defosaenfosa (De fosa en fosa)
Sinopsis de la película
En la Eslovenia rural, Pero (Gregor Bakovic) es un treintañero sensible e inteligente que vive muy cerca de la muerte: su trabajo consiste en escribir y pronunciar los discursos fúnebres en los funerales de su ciudad. Sus discursos no son simplemente panegíricos de los fallecidos porque Pero, consciente o inconscientemente, aporta al texto su propia percepción del curso de los acontecimientos y su propia filosofía de vida. Pero vive con su padre, Dedo, y sus dos hermanas, Ida, que es sordomuda, y Vilma, que tiene un hijo. Shooki, el vecino de Pero, es su mejor amigo y está muy unido a la familia de Pero.
Detalles de la película
- Titulo Original: Odgrobadogroba aka
- Año: 2006
- Duración: 103
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Opinión de la crítica
6.4
88 valoraciones en total
Curiosa película, muy al estilo eslavo ( aunque los eslovenos tienen mas de austriacos que de otra cosa, pero bueno), con momentos cercanos al realismo mágico. La única pega que le doy es el cambio de rumbo que hay, durante muchos minutos el director se centra en un personaje, y en la ultima media hora final parece cambiar totalmente de protagonistas. Eso, unido a un final algo fácil y que busca impactar al publico ( y lo consigue, hay que decirlo) le restan algunos puntos.
Pero creo que fue de las pocas películas que el público terminó aplaudiendo en el pasado festival de cine de Sevilla.
Merece la pena su visionado. Estoy seguro que gustará a mucha gente y seguramente escuchen algunas carcajadas.
Las miserias humanas se descubren en este filme que enlaza la comedia (un tanto sórdida en su comienzo) con el durísimo drama (en la parte final). Los personajes parecen sacados de diversos chistes, pero lo estrambótico linda con lo cruel. Se vuelven amorosos así como dolorosos, los que viven tristes encuentran dónde refugiarse, mientras que los aparentemente seguros se destruyen en una resignación abrumadora.
Algunas luces de humor son la tónica de la primera mitad, falta de ritmo, con muchos vacíos (y justamente no en los silencios, parte más lúcida de la película). Pero se torna verdaderamente dolorosa en su segunda mitad a partir de un detonante, cuando se acaban las palabras y ya sólo existen bellas imágenes de sufrimiento, o por lo menos eso transmite. Buen final, con estremecedoras imágenes, pero que no convence. El guión está muy cojo, y la dirección apunta con arte pero sin destreza. Tal vez las interpretaciones salvan el plan, además de lo emotivo de la segunda parte. Se hace lenta, pero no aburre. Primera muestra de cine esloveno que llega a España de manera más o menos comercial, buen paso, pero muy cruel.
Película desconcertante, y sin embargo atractiva. Parece que se va a ver un filme de humor negro y luego se orienta hacia otros senderos más sórdidos. De estructura narrativa muy diferente a lo que estamos acostumbrado a ver, alterna momentos de rara fascinación con otros algo indigestos.
Su mayor problema es la carencia de pericipecia y el tratamiento muy epidérmico de algunos personajes. Resulta difícil averiguar las intenciones del director, pero algo se intuye. No es película para recomendar así como así, pero tampoco es un producto en absoluto vulgar.
De la desaparecida Yugoslavia, hoy territorio herido por una reciente guerra con tintes de genocidio, está llegando una filmografía rotunda, comprometida y original que aborda el conflicto. En La vida es un milagro vimos que el aparente optimismo del serbio de Sarajevo Emir Kusturica no sólo impedía ocultar el dolor de las cicatrices bélicas, sino que lo resaltaba a través de esos personajes excesivos con sentimientos desbordados. Otro título imprescindible: El polvorín del también serbio, pero de Belgrado, Goran Paskaljevic. Aquí, la chispa trivial de un percance entre automovilistas nos sumerge, entre historias cruzadas, en una espiral de violencia extrema sin la esperanza que nos ofrece Kusturica. En En tierra de nadie, el bosnio Danic Tanovic también nos asomó al absurdo dentro del frente de batalla.
De fosa en fosa, de Jan Cvitkovic, cineasta nacido en Eslovenia, comparte con los autores citados este espíritu balcánico que desde el humor al horror, o instalado en uno o en otro, describe el clima de tensiones que late en esta parte de Europa.
Actualmente, Eslovenia es un pequeño país donde viven cerca de dos millones de habitantes. Consiguió esquivar a la implacable Serbia en un breve conflicto armado que hoy se conoce como La Guerra de los Diez Días. Aunque es una nación étnicamente bastante homogénea, en la película de Cvitkovic, mezclada con personajes entrañables, habita una violencia atroz en algunos seres humanos que nos lleva a cuestionar sobre su origen. No obstante, el sentido del humor, el amor y la lealtad entre amigos dominan gran parte del metraje. El oficio de orador necrófilo del protagonista, extraño en nuestras tierras donde los funerales están invariablemente discurseados por sacerdotes que utilizan tópicos sin sentimientos, nos permite descubrir un insólito género literario. No quiero desgranar mucho más sobre el resto de personajes ni sobre la trama, para no alertar al espectador de las sorpresas que se agazapan en este intenso relato costumbrista.
Jan Cvitkovic obtuvo el reconocimiento internacional con su primer largometraje, Bread and milk, que en 2001 ganó el León del Futuro a la mejor opera prima en el Festival de Venecia. De fosa en fosa se hizo con el Premio Altadis de Nuevos Directores en el Festival de San Sebastián, con cierto desacuerdo por parte de algún sector de la crítica. Sin embargo, en la primera proyección pública del mismo Festival fue acogida con cálidos aplausos. El cine, como la vida, nos remueve o nos conmueve.
La producción cinematográfica eslovena es bastante escasa, de hecho creo que esta es la primera película estrenada en nuestro país de dicha nacionalidad. Es normal pues, que viniendo de un país sin industria, nos encontremos con una peli falta de cualquier exceso de virtuosismo. La planificación, la puesta en escena, la dirección artística, la foto, todo tiene un tratamiento de lo más sencillo, pero no por ello estamos ante una obra de poca relevancia.
Es cierto que los personajes pueden despistar un poco, y que el giro que hay en el tono hacia el final del metraje sea un poco radical (lo que empieza siendo una comedieta acaba con un tono de lo más dramático).
El plano final es antológico, puro cine. Hacía tiempo que no se me ponía la carne de gallina en una sala de cine.