De profundis
Sinopsis de la película
Había una vez una casa en el medio del mar, donde una mujer esperaba tocando un violonchelo melancólico… Aguardaba a su amado, un pintor que siempre quiso ser marinero para navegar entre las medusas, las estrellas de mar y los peces de mil colores que soñaba en sus cuadros.
Detalles de la película
- Titulo Original: De profundis
- Año: 2006
- Duración: 75
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Opinión de la crítica
Película
6
29 valoraciones en total
Con De profundis, el reputado dibujante de cómics Miguelanxo Prado, quiso realizar un poético cuento para adultos. Pese a sus buenas intenciones, el gallego lamentablemente encalló por no haber asimilado los cambios que suponen pasar del 9º al 7º arte. Las ilustraciones que Prado realizó para esta película bien pudieran constar entre las más bellas viñetas de cualquier novela gráfica, o ser consideradas láminas de una preciosa factura, pero una película es otra cosa muy distinta a una creación pictórica. Si entendemos la animación como dotar de movimiento al dibujo, la rigidez y lentitud de las figuras de esta historia submarina me impiden valorarla con buena nota. Y es que, pese a la innegable calidad artística de su creador, De profundis en muchos momentos parece literalmente la filmación musicada de las páginas de un story-board.
A finales del siglo XIX cambió la pintura.
La aparición de la fotografía produjo un giro en la concepción, por parte de los pintores, del objetivo y la esencia del arte pictórico. El cuadro no podía competir con la foto en la imitación de lo real. Los pintores potenciaron las cualidades intrínsecas del cuadro (la plasticidad de las pinturas, la bidimensionalidad, el lienzo como objeto palpable), y comenzaron a perspectivizar la realidad, a crear una propia. Apareció el impresionismo, y, más tarde, el cubismo.
A principios del siglo XXI, la historia se repite.
Los Increíbles está a un paso de la realidad grabada (luces, sombras, humanidad de los personajes). Es así como Pixar se da cuenta de que ha estado evolucionando su animación en una dirección incorrecta: el de la cada vez mayor correspondencia con la fotografía. Tropecientos ordenatas para reproducir chiquicientas piedrecitas en el fondo de una pecera: lo que se podría haber hecho, sencillamente, tomando una imagen de tal pecera.
El atractivo de la animación pasa por la aceptación y la potenciación de los mecanismos propios de esa técnica, en oposición a la imagen grabada. Si no, es absurdo utilizarla.
La imitación produce siempre la sensación de ser falsa, una mala copia: contra las contradicciones brutales de los Increíbles, el correcaminos se presenta como algo auténtico, puesto que el espectador acepta inconscientemente las reglas de la representación y entra en su mundo.
He aquí un ejemplo de animación pictórica en su sentido literal. Cuanto mayores son las limitaciones, más numerosas son sus virtudes. Una película artesanal para saborear, donde el ordenador es una herramienta y no un objetivo. Donde al espectador le parece estar asistiendo, por primera vez, a la proyección de una moving picture.
Aunque considero que Prado, dibujante de alma arquitectónica, debió delegar la dirección, recomiendo su visionado. Imágenes figurativas para un ambiente irreal.
Hacía tiempo que ochenta minutos no me duraban tanto, un verdadero trabajo el mantenerme despierto.
La película combina unas imágenes muy bellas con una música que a mí no me dice demasiado. Da la sensación de estar leyendo un tebeo, pero al contrario que en la historieta, aquí el ritmo no lo marca el lector, sino la propia música. Es un ejercicio interesante, con algunas imágenes, escenas y animaciones sobresalientes, pero espero que Miguelanxo Prado se dedique a lo que hace de maravilla, dibujar historietas.
Quiero aclarar, que ante todo paso de los gafapastismos y los culturetas. Lo digo por el 9 que le he metido, y por la aclaración de sabiondo que voy a hacer:
Esto no es una peli, es un concierto.
Es una orquesta dirigida por Nani García tocando durante 75 minutos mientras observas la historia a través del impecable dibujo de Miguelanxo Prado. Y eso no es malo.
De hecho opinar que el producto es malo es absurdo. Todo lo contrario, rebosa originalidad, dedicación y calidad.
El problema está en que algunos productos se deben consumir sabiendo lo que son, y no a ciegas, dado que correríais el riesgo de llevaros una decepción. Y en este caso De Profundis puede producirla, porque como ya he dicho, aunque se pueda ver por la tele, no se disfruta como una película ¡simplemente porque no lo es!
Es como si quisieras sentir las obras de Roy Lichtestein de la misma forma que te lees un cómic.
Si quiero ver una comedia romántica no me meto a ver una peli gore…
Si quiero ver los Diez Mandamientos, no me meto en un cine X a ver una porno. Este es el problema de sus espectadores: no saber a lo que van.
Es simple: no es ni una peli de Disney, ni un anime, ni siquiera un pseudoejercicio de adaptación comiquera. No es Aladin, La sirenita, Ponyo, ni Persepolis.
Es música, es un concierto, y si te animas, te acomodas en el sillón, con los oídos abiertos, para disfrutar de la música y las imágenes… lo harás, créeme.
Se la recomiendo a los que quieran escuchar una buena melodía, acompañada de unas imágenes de espléndida factura. Así de simple. Así de bueno.
ritmo.
(Del lat. rhythmus)
1. m. Orden acompasado en la sucesión o acaecimiento de las cosas.
2. m. Grata y armoniosa combinación y sucesión de voces y cláusulas y de pausas y cortes en el lenguaje poético y prosaico.
3. m. Metro o verso. Mudar de ritmo.
4. m. Mús. Proporción guardada entre el tiempo de un movimiento y el de otro diferente.
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Es una pena que De Profundis quiera ser tan fiel a su estilo que choque con el carácter cinematográfico del ritmo. Carece de fundamentos armónicos al ser diaporamas o cuadros en movimiento.
Miguelanxo Prado, dibujante de cómics gallego de renombre internacional, se ha embarcado en un anómalo experimento de creación audiovisual. Entre lo artesano y lo pictórico el acabado animado de pinturas al óleo a base de cimentar cierta creación onírica derivada de la pasión del mar. Bellamente olvidable y aburrida De Profundis es un paseo contemplativo donde se homenajea al mar como fuente de vida. Símbolo de realidad palpable y al mismo tiempo etérea que choca de lleno, y por lo tanto interesa, frente a la nula aportación de la animación autóctona. Un filme de animación realizado sobre cuadros y sin diálogos suplicado a la música y a la imagen es digno de aplauso. La narración anulada por la poética y el color como universo apasionado de sugestión.
Digamos que no es más que La Sirenita versión gafapastas para muchos. Obra poética y sin gas cinematográfico. Hay que respirarla para entenderla.