De niños
Sinopsis de la película
Narra la historia del barrio chino de Barcelona en torno al caso de pedofilia que en 1997 sacudió a medios y policia. El agónico desarrollo de un juicio sumido en la irregularidad nos acerca a un grupo de anónimos acusados, padres cómplices y supuestos pedófilos, en el conjunto de un entramado de rencillas, medias verdades y lucha política entre vecinos. Una estampa embriagada por el protagonismo del rumor.
Detalles de la película
- Titulo Original: De nens (De niños)
- Año: 2003
- Duración: 188
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Opinión de la crítica
Película
7.4
47 valoraciones en total
A la hora de valorar un documental, más aún que en una obra de ficción , se me hace difícil no hacerlo estrictamente desde el punto de vista de los contenidos, dejando un poco más al lado los aspectos formales-visuales. Siendo así no puedo más que agradecer a Joaquím Jordà, que en paz descanse, plantearme tantos y tantos interrogantes, si algún valor tiene cualquier obra de las diferentes disciplinas a las que podemos llamar arte o incluso esas a las que llamamos ciencias, es justo plantearnos interrogantes y sin duda el documental de Jordà nos los plantea. Él se posiciona, por supuesto que si (en cualquirr obra el autor se posiciona) y en lugar de ponerse del lado de los que todo lo saben o incluso de los que quieren llegar a saberlo todo , se posiciona en el lugar del cuestionamiento, , la reflexión, el análisis, y por qué no, mucho más veladamente, la denuncia .. ¿es delito ser pedófilo?, ¿es delito una determinada orientación sexual como lo fue en su dia, y sigue siendo en algunos lugares, ser homosexual?, ¿es una enfermedad esa tendencia sexual?, ¿es más perverso quien dice amar a los niños -si no comete ningún delito con ellos, cosa, por otra parte, según parece, no probado del todo ni desmentido del todo en el juicio- que quien de una foto de dos niñas en bañador saca conclusiones perversas y retorcidas?, ¿es el derecho una ciencia positiva o es una ciencia de lo moral, en los juicios se juzgan hechos o se juzgan morales?, ¿son morales las guerras?, ¿son legales algunas?, ¿por qué?, ¿en el caso que los padres del Raval fueran culpables -los cuales resultaron exentos de cargos- la miseria justifica comportamientos incompresnsibles o amorales?, ¿llegan a juicio otras situaciones probablemente más graves que estas?, ¿por qué?, ¿la moral es patrimonio sólo de unos?, ¿que significa la protección de los menores?, ¿los protegemos sólo de algunas cosas y no de otras?, ¿los protegemos suficientemente también de la violencia, el odio, la intolerancia y la mentira?, ¿hubiera tenido una pena menor Tamarit si no hubiera reconocido su tendencia sexual?, ¿se le juzgó por lo que era?, ¿se le juzgó por lo que hizo?.. Gracias Jordà por dejarme tantas preguntas antes de dejar este mundo, te estaré siempre agradecido por tu valentía e inteligencia.
Está película me ha roto los esquemas. Yo no sé quién ha dicho que Joaquím Jordá no se posiciona. Está clarísimo que el director toma partido por los pederastas confesos. Confesos de ser pederastas y tener que lidiar con sus impulsos, pero pederastas que se confiesan inocentes de haber culminado su pederastia abusando de menores, tal como la fiscalía les acusa. Yo no me acuerdo del caso de pederastia en concreto, del proceso que desde 1997 hasta 2001 tuvo a los medios de comunicación pendientes del caso de El Raval. Debía estar a otra cosa. Lo cierto es que Jordá pone la cámara para cuestionar las acusaciones, la falta de pruebas, la falta de garantías, el prejuicio social, la cuestionable actuación policial y el descarado posicionamiento del juez contra los acusados. Parece la historia de un veredicto anunciado. También desconocía que el famoso periodista Arcadi Espada hubiera comparecido en el proceso o escrito un libro a favor también del protagonista de la película Xabier Tamarit Tamarit, que todavía sigue preso
Me ha sorprendido que alguien sea capaz de hacer un documental para hacernos reflexionar sobre la pederastia sin culpar de antemano al acusado. Es cierto, que al hablar de pederastia los matices desaparecen, el criminal ya está expulsado, culpado y nadie parece dispuesto a defender la existencia de esta tendencia sexual. No ya del crimen, sino de la tendencia. Tanto Jordá como Espada son capaces de filmar y escribir sobre la conveniencia de meditar sobre la existencia de tendencias pederastas sin dictar veredicto de culpabilidad sobre la tendencia. Es un sapo que me resulta dificil de tragar. Yo también he renunciado, hasta esta película, a meditar sobre el tema. Mi veredicto era de culpabilidad. Y eso es lo que me parece tan duro. La franqueza con la que habla Xabier Tamarit sobre su tendencia sexual, aclarando que el no ha decidido ser así pero que ha decidido no hacer daño a nadie -ningún menor- culminando sus instintos. El personaje no es ningún palurdo y Jordá le presta los micrófonos y el espacio que nadie en la sociedad cede a un pederasta confeso y Tamarit se explica con empatía y convicción.
La película muestra como el juez, la prensa y la policía protegen con tanto celo el tabú de la pederastia que la condena parece predeterminada, y su determinación por el bien social parece cruel y dictada por una fuerza que no quiere oír hablar del tema, solo apartarlo de la vista. Subyace, sin embargo una hipocresía social en el tratamiento sensacionalista que se da en prensa a temas de los que presuntamente nadie quiere tratar, pero sobre los que todo el mundo esta dispuesto a leer con fruición. Jordá pone al descubierto otra paradoja: ¿no es el propio sistema el que hace más daño a los niños con pruebas periciales, preguntas impúdicas o escrutrinio público sin piedad que el presunto crimen?
Nunca me había planteado el derecho de los pederastas a su tendencia sexual, toda vez que no pueden consumarlo puesto que sería delito. Debatir sobre esta tendencia en profundidad se ve que rasga capas de la moral pública que pocos están dispuestos a abordar.
Documental muy bien construido sobre el juicio a los integrantes de una supuesta red internacional de pederastia que operaba en el barrio del Raval de Barcelona, tal y como los medios de comunicación y la policia en extraña sinergia, difundieron a bombo y platillo en una campaña donde se mezcló la manipulación interesada, los prejuicios sociales y la pura y simple desidia.
El filme nos presenta el transcurrir del juicio y a los distintos colectivos directa e indirectamente implicados: los acusados, los testigos, los medios de comunicación, los representantes municipales y del vecindario, los intereses urbanísticos y los profesionales de la justicia.
Sin duda la dirección de Joaquim Jordà es muy apropiada y logra transmitir unas dudas razonables en uno de los temas, uno de los pocos, la pederastia, donde parece existir un gran consenso social en su demonización. Jordà sin embargo cuenta con el apoyo inestimable -e involuntario- de varios de sus personajes, en particular el juez y el abogado acusador, que se empeñan en quedar insuperablemente retratados en su prepotencia y mediocridad.
Si hubiese que destacar algo ante todo, es que el documental realizado por Jordà allà por 2003 no pretende dictar ninguna sentencia ni ejercer ningún veredicto ya sea de inocencia o culpabilidad, por lo menos en el caso que es presentado como un mero contexto para tratar otros temas más controvertidos como la manipulación periodística o como cualquier eje informativo puede llegar a emitir un juicio sin, sea cual sea el verdecito, llegar a retractarse a posteriori, o como, en muchas ocasiones, se intentan tapar los desaguisados de un barrio sencillamente adornando las bases, cuando verdaderamente el problema debería ser extirpado de raíz pero, como bien resalta una frase en algún momento durante el transcurso de De nens (De niños) , lo que se ha estado intentando llevar a cabo en Barcelona durante estos últimos años, más que un proyecto para la mejora del servicio social en la ciudad, es un proyecto de embellecimiento de la misma, para que pueda resultar más cosmopolita y moderna a los ojos de los visitantes que cada año pasan por ella.
Así pues, lo que propone Jordà es más bien una denuncia sobre la manipulación ya antes citada y los problemas que ha llegado a generar un barrio como el raval debido a la escasez de medios con que han sido tratados todos los ámbitos y problemas que en este conviven.
Alejándose de polémicas por dictar una sentencia sobre el posible juicio, pero dejando mayormente esclarecido que fue todo lo que aconteció tras este, y vislumbrando cuales eran las partes de acusación y defensa, el director catalán obvia por todos los medios dictar una clara sentencia sobre la pederastia y, aunque no podemos decir que no se posicione, pues se puede observar en algunos de los comentarios o testimonios emitidos como sí se intenta, como mínimo y por todos los medios, no culpabilizar a nadie estrictamente, ese es un gran acierto que media a la perfección con la denuncia que aquí se realiza.
Eso sí, tras ver dos documentales en un día, lo único que puedo llegar a esclarecer yo es que, si todos fuesen así, podrían resultar nocivos para la salud y/o nervios, pues entre la enfermedad mental que emitía el de esta mañana ( Jesus Camp ) y la estupidez que supuraba un juez prepotente, chulo, capullo y un largo etcétera que no me molestaré en diseminar, que aparecía en De nens (De niños) , no he podido más que terminar algo compungido.
Aun y con esas, resulta altamente recomendable y, sobretodo, necesario.
Es una experiencia muy satisfactoria comprobar que en un país dominado por una industria cinematográfica tan mediocre existan cineastas tan comprometidos como Jordá. Cineastas que entienden que el cine puede y debe ser algo más que un medio de evasión, pues este medio (aún) posee una libertad de expresión y denuncia de la que otros medios carecen.
Aprovechando esto, el cineasta catalán recurre a uno de los capítulos más vergonzosos de la historia judicial barcelonesa reciente, los supuestos casos de pederastia de El Raval, para retratar la realidad social de una ciudad que dista mucho de ser lo que políticos, comerciales y demás ralea tratan de vendernos. Una radiografía que expresa impecablemente en palabras el antropólogo Manuel Delgado: una ciudad opaca que palpita y cuyo corazón quiere extirparse superficialmente, sin buscar la raíz de problemas como la marginalidad, la pobreza, la delincuencia y sus derivados.
Realizar este lavado de cara es particularmente sencillo cuando estallan escándalos relacionados con zonas incómodas para los políticos (como el caso que nos ocupa). Se recurre a los parias como cabezas de turco, personas sin medios ni capacidad para defenderse ante un sistema judicial que busca quiénes y no por qués, con el beneplácito de medios de comunicación, más preocupados por realizar juicios de valor paralelos en lugar de informar y que sean los ciudadanos quienes saquen sus propias conclusiones.
Es por ello loable que el documental no opte por la vía fácil de criminalizar actitudes sino que plasme en imágenes algo que cada día cuesta más encontrar: la realidad de los hechos. La imagen es desoladora: Un enfermo que es condenado sin pruebas concluyentes, periodistas que ven truncada la información que transmiten, asociaciones de vecinos que son ninguneadas por sus ayuntamientos, personas inculpadas por sus opciones políticas…
Un documental no apto para ver cualquier día ni para cualquier estómago. Pero al fin y al cabo, un documental valiente, necesario y recomendable para toda persona curiosa que se precie.