De mayor quiero ser soldado
Sinopsis de la película
Alex, un niño de ocho años que parece sentir una fascinación morbosa por las imágenes de carácter violento, tiene serios problemas de comunicación no sólo con sus padres, sino también con sus compañeros de escuela. Su vía de escape es la invención de dos amigos imaginarios.
Detalles de la película
- Titulo Original: I Want to Be a Soldier (De mayor quiero ser soldado)
- Año: 2010
- Duración: 85
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Opinión de la crítica
Película
5.6
22 valoraciones en total
Esta película es una especie de drama social en el que el director, Christian Molina (culpable también de la no muy buena Diario de una ninfómana), se propone despertar el sentido ético de los espectadores y ha desarrollado una trama que con un poco de suerte lo consigue, el protagonista: un niño bueno, soñador e imaginativo de ocho años pero con problemas de comunicación llamado Alex (Fergus Riordan), se vuelve un niño malo, intolerante y violento desde que ve por la televisión violencia. Dejadme hacer un inciso. En la televisión es cierto que hay violencia, en las noticias siempre sale algo violento, pero tal vez está excesivamente exagerado en la película para causar más impacto. Pudiendo culpar a los videojuegos violentos y a una familia disfuncional del problema de Alex, culpan a la televisión: mal, muy mal. Está mal dar a entender que en una familia normal los padres dejan que su hijo de ocho años tenga una bandera nazi y haga cosas tales como las que hace.
Por parte del reparto, los actores han realizado una muy buena interpretación, resaltando la del protagonista adoptando el papel de un niño problemático y de un niño bueno en el mismo film. La banda sonora está bien. La fotografía también.
Crítica aplastante de un mundo en el que los padres cada vez tienen menos tiempo para unos hijos que acaban siendo criados por la tv. Un golpe de la realidad para abrir los ojos de muchos que dan consejos vacios sin mirar sus actos ni de que estan dando ejemplo
I Wan to Be a Soldier no es una película. Nunca en la vida recomendaría el visionado de algo así, pero si alguien lee esto y aun así decide verla, que sepa que se va a encontrar con un panfleto adoctrinador propio de un dictador en horas bajas.
Me pregunto en qué estaba pensando Christian Molina (aquel que dirigió la notable Diario de una ninfómana) cuando decidió realizar semejante basura sin pies ni cabeza. No hay nada, (bueno, tal vez, la actuación del muchacho) mínimamente salvable en este atropello a la razón, a la lógica y al pensamiento crítico del espectador.
Molina parte de una gran premisa: la de la influencia en los niños que tienen los medios de comunicación y hasta que punto llegan a insensibilizarse cuando ven violencia. La idea es buena, pero el desarrollo es lamentable. Molina debe pensar que al iluso que vaya a ver su película también le han lavado el cerebro los medios, porque el maltrato psicológico al que es expuesto el espectador cruza la línea de lo lamentable. No contento con esto, el director intenta ayudarle con otro lavado de cerebro, con centrifugado incluido.
Y es que no hay nada mínimamente creíble dentro de la película. Una familia, con sus problemas, pero que para nada es disfuncional, por mucho que se empeñe el director en hacernos creer que sí, nunca permitiría que un niño, por muchas ganas que tenga de ser soldado, decorara sus habitación con banderas y pósteres de una ideología tan radical y que tanto mal causo al mundo.
Por otro lado, cuesta creer que un niño de 10 años (diez años, por el amor de Dios, si todavía hablásemos de un adolescente…) lo único que le interese de la televisión es ver guerras y documentales de animales cazando con el único objetivo de ver sangre, o que les hable a sus padres de esa manera y ellos se queden impasibles, o que los profesores no sean conscientes, e incluso alaben en alguna ocasión el comportamiento de este muchacho.
Pero a Molina no le basta con el adoctrinamiento implícito. Tiene que aparecer un psicólogo para metérselo en vena al espectador que aún no se haya enterado cual es el objetivo del film, si es que queda alguno. El psicólogo, que lejos de ayudar a los padres y buscar soluciones, se decanta por fomentar el pánico de la madre, el pasotismo del padre, y en el único momento que le vemos con el niño problemático, por realizarle una terapia de choque que a todas luces es inservible.
La película llega a un final más que evidente casi desde el primer minuto, pero cuando uno piensa que no hay manera de caer más bajo, aparece entre los títulos de créditos un discurso de Danny Glover que termina por rematar la faena y hundiendo a la película en la más absoluta de las miserias.
Un 0 como una catedral.
De mayor quiero ser soldado , es curiosa. Pretenciosa y atrevida, y sin ningún tipo de duda creará polémica. No lo discuto. Sin duda alguna las intenciones están y son correctas.
En el pre-estreno oí a Christian Molina comentar sobre la educación, la educación esto, la educación lo otro… Que si a los niños se les meten demasiadas atrocidades televisivas, que si ellos mismos (refiriéndose al equipo de la película), simplemente LA METEN , con doble sentido para el que le pueda ver minimamente la gracia y tal, ¿no?
La película tiene buenas intenciones, si bien es cierto que un niño de 9 a 10 años cambia cada dos por tres de opinión. El juego del bien y el mal, con los personajes imaginarios está tratado de una manera fantástica en cuanto a la dirección y la elección en montaje de planos. Bien.
Si me molesto en hacer una crítica, es por la sencilla razón de que hay momentos muy salvables por parte de guión que, de verdad, me pusieron los pelos de punta. Le doy mi tiempo al señor Chritian porque creo que merece saber mi opión.
La portada, el escándalo, los niños fumando, caracterizados como sus ídolos. Pero hay elementos de personajes que no cuadran (nadie puede creer que una familia feliz y aparentemente bien estructurada acabe dejándole tener al niño una bandera de las SS), hay diálogos que más que tener una intención explicativa me dan la cierta SENSACIÓN de que su director está intentando contarnos una y otra vez y de manera cargante algo que todos sabemos, para que digamos todos: si, es cierto. ¿¿¿Y??? Al espectador no le gusta que lo adoctrinen, Señor Christian. Normalmente el prefiere sacar sus propias conclusiones, no que se las cuenten una a una, y mediante un psicólogo.
Si que es verdad que en la televisión, hay mucha basura, desgracias, tristezas, y más desatinos que nos hacen plantearnos quién tiene verdaderamente la culpa de todo ello. Pero de ahí a que un chaval VEA CONTINUAMENTE UNA Y OTRA VEZ TODO ESO, y no encuentre contraste con, por ejemplo, películas de Walt Disney coloreadas por el personaje de la madre, la cual parece el prototipo de madre que le mete en la sopa este tipo de cuentos rosados, pues señor Molina, ahí no, crack.
Si la catalogo como regular es porque no me creo los cambios tan bruscos del niño ni me lo creo como astronauta, aunque se y tenga que tragar como he señalado antes, que los niños cambian mucho de opinión. Fergus Riordan está correcto, y solo está inmenso cuando ES y se va de cabroncete.
Bien sin más. Pero miraos La Ola o la actual Pan Negro . Hay muchísimas formas para tratar de manera más elegante y creible la mala educación.
Saludos
Alex es un niño de ocho años, cuyo mejor mentor son la tele y un par de amigos imaginarios, que representan el bien y el mal, sus padres están más pendientes de los gemelos, más pequeñas que el protagonista, que del chaval, que quería ser astronauta. Sus ambiciones se truncan y gracias a la tele y a la poca atención paterna acaba queriendo ser soldado.
Un film bien hecho, pero mal planteado, mal planteado por que el discurso moralista que nos quiere transmitir lo hemos oído muchas veces y ni no lo creemos, por que todos hemos visto bastante la tele y no tenemos una vena de delincuencia empedernida ni amigos imaginarios que nos dicen de matar gente, que la tele puede ser una influencia seguramente si, pero tal ataque fulminante de esta película da nauseas. No se centra en los sentimientos por que esta demasiado entretenido en la carga social, y lo cuenta mal como dice Sergi Sanchez del diario la Razón: con el tono de un panfleto mal redactado, aprovechando la ocasión para hacer sensacionalismo barato.
Tengo que indicar que el director(Christian Molina, que también hizo Diario de una ninfómana) es bueno, la película no llega a desfallecer del todo por que se mantiene un gusanillo de que va a pasar y que consecuencias va a tener la trama planteada, pero conforme se suceden los acontecimientos y se acerca el final se atisba un tufillo a royazo, demasiado visto y bastante mal planteado.Otra de las pegas grandes de la trama es que el pobre crío (Fergus Riordan, que lo hace bastante bien), no tiene problemas tan graves ni una familia tan mala como para llegar a querer ser el próximo dictador mundial, no es creíble la historia.
Como siempre otra fiasco más de el cine español, americanizado en este caso, verla como he dicho otras veces por cultura fílmica no por que merezca la pena, lo único que sirve esta película es para admirar las buenas películas que se ruedan por ahí.