Cyrano de Bergerac
Sinopsis de la película
Cyrano está enamorado de Roxane al igual que su amigo Christian, pero éste, que posee todo el atractivo del que carece Cyrano, no sabe cómo cortejarla. Cyrano acude en ayuda de su tímido amigo prestándole sus palabras y sensibilidad para escribir cartas de amor y poesía. Roxane se enamora de la persona que escribe las cartas, convencida de que es Christian.
Detalles de la película
- Titulo Original: Cyrano de Bergerac
- Año: 1950
- Duración: 112
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Opinión de la crítica
Película
7.2
34 valoraciones en total
El productor Stanley Kramer que había tenido un gran éxito con Ídolo de barro dirigida por Mark Robson, volvió a reunir a gran parte de su equipo para filmar Cyrano de Bergerac , recuperó a su guionista, el espléndido Carl Foreman ( Sólo ante el peligro, Los cañones de Navarone ), a su compositor Dimitri Tiomkin, uno de los tres más grandes de la música del cine, y a su fotógrafo Franz Planer ( Vacaciones en Roma , Desayuno con diamantes ). Para el papel de director, Kramer escogió como hizo al principio de todas sus producciones un hombre principiante que pudiera ser manejado por el estudio y que por tanto no tuviera la personalidad suficiente como para rebelarse ante los que verdaderamente mandaban en la película: Kramer y los suyos. El desconocido Michael Gordon fue el elegido, director que a diferencia de Mark Robson, no tuvo un gran éxito posterior en el mundo del cine a excepción de las comedias ligeras de Rock Hudson y Doris Day. La película sigue fielmente el texto de Edmond Rostand y permite disfrutar de algunos momentos sublimes de carga dramática.
En la historia de las adaptaciones literarias al cine no es fácil encontrar dos películas como las de Cyrano tan buenas. José Ferrer ganó el Oscar por su interpretación de Cyrano, aunque en Moulin Rouge creo que estuvo mejor, pero era demasiado para los miembros de la academia
Película tremendamente interesante de un personaje como Cyrano que no permitía ni favores ni agravios de los demás, cuestión que hoy en día nos debería hacer reflexionar. Personalmente me quedo con la versión francesa interpretada por Depardieu, aunque desde luego esta versión es notabilísima y permite que la otra sea tan buena ya que se basa en está que también lo es.
Un clásico del cine a recuperar basado en una de las mejores obras literarias de finales del siglo XIX.
Ninguna historia mejor que la de Cyrano para averiguar cómo el valor de una persona está en su interior.
Nos hablan del espíritu y no lo localizamos. Ni siquiera nos conocemos de verdad. No sabemos de lo que somos capaces cuando se desatan nuestras pasiones, cuando nos encontramos en una situación límite por la que nunca hemos pasado.
En Cyrano, esas pasiones están impresas en imágenes con toda violencia. Con violencia no de golpes, sino con intensidad, porque vemos a Ferrer con sus narices, escondido, hablando de amor y no nos reímos. Sino que sentimos.
Ignoramos de lo que somos capaces y de lo que podemos ofrecer.
Cyrano, noble, poeta, militar, filósofo, ha pasado a la historia por su fuerza, sus duelos a espada y su arrojo en las batallas. Pero aquí vemos que su amor no correspondido por Roxana es lo que le derrota. Su aspecto exterior, ese físico que incluso una persona no tiene porqué reconocer, le hace esconderse y sumiso, vencido, cede su amor hacia Roxana para que ella pueda ser feliz con ese Cristian, de quien está enamorada.
Cyrano aún puede expresarle a ella todo su amor por medio de Cristian. Cristian es el soporte, pero el lenguaje es de Cyrano. El posee la inteligencia. La inteligencia que es capaz de dar un amor más intenso y más auténtico. Pero ella está enamorada del soporte.
No dejo de reconocer la teatralidad de esta versión de la obra de Rostand, pero si me dejan elegir entre el film de Michael Gordon y otras versiones más modernas (excluyo la de Depardieu) tipo Roxanne (Steve Martin – Daryl Hannah) pues me quedo con el Cyrano José Ferrer, donde el puertorriqueño ofrece un recital interpretativo, merecidísimo Oscar incluido. Claro que así se las ponían a Fernando VII, porque de estos diálogos entran pocos en una docena, hirientes, puntiagudos, chistosos, narigudos en suma…
Agresivo: Si en mi cara
tuviese tal nariz, me la amputara.
Amistoso: ¿Se baña en vuestro vaso
al beber, o un embudo usáis al caso?
Descriptivo: ¿Es un cabo? ¿Una escollera?
Mas, ¿qué digo? ¡Si es una cordillera!.
Curioso: ¿De qué os sirve ese accesorio?
¿De alacena, de caja o de escritorio?
Burlón: Tanto a los pájaros amáis,
que en el rostro una alcándara les dais?
Diálogos excelentes de una obra teatral memorable. Eran las dos de la madrugada del 28 de diciembre de 1897. Escenario, el teatro de la Porte de Saint Martin de París. Los actores habían sido requeridos al escenario para agradecer los aplausos de una multitud enfervecida: ¡42 veces!.
¡Vive le teatralité! Sobre todo si viene acompañada de la música de Tiomkin gascones y normandos, de altas cunas y alguna baja cama. ¡Abajo las versiones tipo bomberos-cachas! Que no todo lo antiguo fue mejor, pero esto si… Steve Martin tiene su terreno pero la historia y el buen cine tienen el suyo.
Aunque es cierto que la película ha pasado a la historia de la cinematografía por la inconmensurable interpretación de José Ferrer ( y aprovecho para recordar su excelente Toulousse-Lautrec en Moulin Rouge) no pierdan ripio de los diálogos y sobre todo degusten un inolvidable final desbordante de sentimiento y orgullo.
Acabo con otros versos, los de Quevedo, probablemente escritos tras haber visto esta buena película:
Érase un hombre a una nariz pegado
Érase una nariz superlativa…
Misterioso y atractivo personaje Cyrano de Bergerac. Un hombre de una larga y puntiaguda nariz que llama la atención, pero con un gran talento para la rima y la poesía. Cyrano de Bergerac es un extraordinario manejador del florete además, que tiene una mezcla de audacia y valentía arrogante en lo que dice, es el terror de los atrevidos e ignorantes.
El actor puertorriqueño José Ferrer (1912–1992) demuestra ser un gran conocedor del personaje que interpreta de manera magistral, su caracterización es sumamente convincente y atrayente. Su experiencia en el teatro y en su larga carrera en el cine le valió el reconocimiento de la crítica de su época.
José Ferrer fue nominado al Oscar en tres ocasiones por Joan of Arc (1948) con Ingrid Bergman (1915–1982), Cyrano de Bergerac (1950) con Mala Powers (1931–2007) y Moulin Rouge (1952) con Zsa Zsa Gabor. La película recibió ocho nominaciones a diferentes premios en festivales de cine, de los cuales ganó cinco de ellos, incluyendo el Oscar y el Golden Globe por mejor actor principal para José Ferrer.
Existe una anécdota sobre el actor José Ferrer, cuando recibió el Oscar pidió que el premio le fuera entregado en su tierra natal. Ante ello, se realizó una presentación especial en la que el gobernador de Puerto Rico le hizo entrega del Oscar, pero José Ferrer donó la estatuilla al Teatro de la Universidad de Puerto Rico para que sirviera de ejemplo a las generaciones futuras.
Anochece. La guerra contra los españoles mantiene en vilo a los soldados atrincherados esperando la aproximación de los enemigos. En este contexto, dos osados soldados se enfrentan al mayor duelo de los hombres, la lucha por el amor de una mujer. Uno es apuesto y parco en palabras, el otro, poeta y experto espadachín, vive infeliz por su amplia nariz. Como dicta toda buena trama amorosa, el artista lírico y acomplejado intenta ayudar al agraciado caballero a conseguir el amor de la joven dama ofreciéndole su don de la palabra. Como recitaba bajo el balcón de la damisela: Es mi voz la que te hace temblar en el anochecer y yo siento dentro de mí, la pasión de tu temblor .