Cuidado con los niños
Sinopsis de la película
Durante un recreo en la escuela, Lykke, de 13 años, hija de un destacado miembro del Partido Laborista, hiere gravemente a su compañero de clase Jamie, hijo de un político de alto nivel de la derecha. Cuando Jamie muere más tarde en el hospital, las versiones contradictorias de lo que realmente sucedió corren el riesgo de empeorar una situación difícil y traumática. ¿Fue sólo un juego inocente? Liv, la directora de la escuela y amante secreta del padre de Jamie, debe encontrar la fuerza para enfrentarse a una comunidad en apuros, y a sus propias emociones, altamente conflictivas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Barn (Beware of Children)
- Año: 2019
- Duración: 150
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Opinión de la crítica
6.4
21 valoraciones en total
Silenciosa, sigilosa y sin darte cuenta te devora por dentro esa ausencia de vehemencia en unas circunstancias más que analizadas pero con prejuicios por doquier. Es un análisis fidedigno de los gozos y las sombras de la sociedad supuestamente desarrollada que con su equidistancia y su mesura a la hora de analizar pierde la pujanza de la efervescencia que ayuda a aplastar y erradicar momentos delicados. Las distintas perspectivas de la poliédrica ejemplificación de las unidades familiares ayudan a conformar un lienzo colorista en su forma pero monocolor en su actuación. Parece que la imposición de las reglas homogeneiza el modus operandi pero todos esos vicios de antaño florecen por doquier. Un guion que va arrasando a cada paso al entender que los pasos son los correctos pero el ser humano sigue siendo el motor de la incorrección. Esa lucha entre corrección y espontaneidad nos la creemos a través de unas subtramas llenas de agujeros que hunden el barco. Es universal el resultado de este análisis, siempre entendible y realista.
Beware of Children no es un film fácil. Su excesivo metraje, su contención narrativa y sus múltiples capas de lectura en función de los pequeños detalles que el film va dosificando, hacen del film una obra reflexiva, que busca plantear dilemas morales, reflexiones humanistas al espectador en base a las situaciones que va planteando la trama.
El buen pulso de su director Dag Johan Haugerud, las cuidadas interpretaciones y una impecable puesta en escena hacen del film una obra notable, lejos del entretenimiento mainstream que favorece interesantes reflexiones personales más allá de la experiencia audiovisual.
Se aborda en esta película noruega, vista en el actual Atlántida Film Fest, el conflicto que se produce en una comunidad educativa tras un incidente con trágico resultado entre dos de los alumnos. Y lo hace de manera compleja, adulta, seria… pero también excesivamente discursiva y con metraje de más. Prácticamente sólo vemos a los diferentes personajes involucrados en el colegio, y algunos de sus familiares, parlamentando entre ellos -con múltiples combinaciones- las posibles consecuencias del trágico asunto, así como sus implicaciones legales y morales (y hasta políticas, pues ambos niños son hijos de destacados políticos, laboralista y de la derecha, respectivamente). Y esto acaba pesando y siendo reiterativo, por bien abordado que esté -que lo está- y aunque se beneficie de una buena labor de los intérpretes.
La ideología de los personajes se hace participe en la racionalidad del guión, donde a raiz del fallecimiento de un niño pequeño salen a florecer las dudas y un exceso de culpabilidad interior en todos ellos. La docencia tiene un papel fundamental pero involucrarlo con la política no juega a su favor solamente alarga el mensaje que respira cierto aire de petulancia aligerandolo con cierto disimulo. Una historia atrevida con unas excelentes interpretaciones desenvolviendose muy bien en este drama seco.
Durante un recreo un adolescente sufre un golpe a manos de un amiga que provoca un desgraciado desenlace. Este hecho en verdad no es más la excusa para examinar a una serie de personajes que componen la comunidad educativa de esa pequeña ciudad: políticos de ambos lados, profesores, la directora y la madre de la directora y uno de los profesores.
El planteamiento narrativo es, en ocasiones, algo enervante. Mediante largas escenas, llenas de circunloquios, se trata de mostrar el ambiente, la conducta y la forma de hablar de esas personas, reposada hasta lindar con lo inerte, cómo en muchas ocasiones el exceso de corrección política, más que proteger, complica más la exposición de ideas y sentimientos, que se ocultan para evitar decir cosas inapropiadas , aunque en verdad las ideas inapropiadas siguen ahí y el evitar su pronunciación no impide los momentos violentos y desagradables. Antes de llegar a esos puntos, lo normal es que los personajes comenten todo tipo de cosas acerca del envío de fotos de desnudos, el bullying, cómo la comunidad acepta el matrimonio homosexual o cualquier otro asunto, no siempre vienen a cuento y se convierten en grasa narrativa que ralentiza la marcha de la narración. Por otro lado no es mentira que también ayudan a perfilar mejor a sus personajes, de modo que, ya avanzado el metraje, es posible captar de forma sutil sus alusiones, sus dudas, cuando ocultan algo o disimulan la verdad.
El hecho de encajar es el catalizador del drama en esta historia. Sabemos que por un asunto anecdótico relacionado con unas botas, compradas para agradar a unas compañeras, despierta la reacción iracunda de la joven Lykke y que de ese grano se genera una montaña (narrativa). Así que ya no es sólo que no hacemos, también está lo que hacemos para agradar. Esas modificaciones en el propio carácter generan cierta vulnerabilidad porque nos aleja de nuestra verdad interior, es como una renuncia de la voluntad, pero a la vez es necesario si se desea incluir al mayor número de personas en el seno de la comunidad. La cinta, pues, reflexiona acerca del difícil encaje que tiene la verdad cuando se desea construir una comunidad armónica en la que tengan cabida el mayor número de personas posible. Todos estos personajes tienen un área de vulnerabilidad, ya sea orientación sexual, raza, edad, vida íntima de pareja o lo que sea y compatibilizar tan variado puzzle puede resultar irritante, parece que no se pueda dar un sólo paso sin realizar infinitos cálculos para evitar pisar alguna susceptibilidad. En Barn la sociedad como ente es una especie de personaje elíptico.
Dada esa voluntad de sumergir al espectador en esas situaciones requiere grandes dosis de paciencia. El valioso trabajo de los actores hace que la espera valga la pena y el meticuloso retrato de ambientes y personajes resulta lúcido, o cuanto menos verosímil. Quizá le sobra tanta ración de gazmoñería y tantos paños calientes antes de decir media frase. Pero ya digo que en el fondo esa es una intención de la obra, lástima que no se haya encontrado una forma más sucinta de expresarlo y que en vez de representar una gran fresco realista se optara por un pequeño cuadro impresionista.