Cuestión de actitud
Sinopsis de la película
Tras la muerte de su madre, Dany y su hermano Odysseas, de 16 y 18 años, emprenden la ruta de Atenas a Tesalónica para buscar a su padre, un hombre griego que nunca han visto. Albaneses por parte de madre, los chicos son extranjeros en su propio país y esperan que su padre los reconozca para obtener la nacionalidad griega. Además, Dany y Ody se hicieron la promesa de participar en un concurso de canto popular que podría cambiar su vida. Este viaje pondrá a prueba la fuerza del vínculo que los une, su lado infantil y el gusto por las canciones italianas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Xenia aka
- Año: 2014
- Duración: 134
Opciones de descarga disponibles
Si lo deseas puedes conseguir una copia la película en formato 4K y HD. Seguidamente te mostramos un listado de fuentes de descarga directa activas:
Opinión de la crítica
5.8
34 valoraciones en total
La situación griega nos preocupa, la situación griega nos ha preocupado, la situación griega nos preocupará. Pero claro, ahora parece que los medios ya se han olvidado de la debacle y todo lo pasado es un artificio insulso de normalidad. Se ve que nos encanta que nos mientan. A todas horas si es posible. De ahí que sea tan curioso que este verano se haya estrenado (aunque sea del 2014, sí, así van siempre de atrasadas las carteleras españolas ¡y dando gracias!) y haya pasado tan desapercibida Cuestión de actitud o mejor dicho Xenia, la película del griego Panos H. Koutras. Película que tiene esa cuca misión de darnos una ligera hostia para que despertemos de nuevo al mundo real, no a esa realidad llevadera que nos deja el telediario. En Xenia se nos muestra una Grecia cruel, pintada como un mundo apocalíptico cuando cae la noche y una ciudad de almas desoladas por el día. Estas cosas pasan en el…90% de los casos…llegó a nuestras carteleras y pasó desapercibida, como siempre sucede con las cosas buenas.
Una trama que no es original, dos hermanos, Odysseas de 16 (Kostas Nikouli) y Dany de 18 (Nikos Gelia) buscan desde Atenas a Tesalónica al padre que les abandonó cuando eran pequeños (desde aquí envío mi inmenso odio y mis peores pesadillas a este tipo de padres), pero con numerosos matices originales y desvastadores como es el preocupante aumento de la homofobia en Europa, especialmente la griega, el odio hacia todo lo que venga de fuera, los concursos de cazatalentos, la búsqueda de fama como vía de escape y esas cuestionables leyes que prohíben el reconocimiento de griegos a los hijos de los extranjeros que han nacido allí, que les niega la residencia y les obliga a marcharse.
Los dos actores principales están excelentes, completamente creíbles, parece mentira que sea su primera experiencia frente a las cámaras, sus intentos para aumentar el drama se vuelven contundentes logros en una película que quizá peca de ser demasiado larga. La determinación de Ody (Odysseas) y su fuerza de voluntad a la hora de encontrar a su padre es admirable. Quizá haya escenas que sobren, como ciertos conejos enormes de peluche (de los que prefiero no saber su simbolismo para evitarme futuras taras psicológicas) o escenas dramáticas que se alargan demasiado. Pese a ello, la película carga sus armas con los rayitos de esperanza que todavía conservan muchos griegos (y europeos) para seguir adelante.
La atmósfera de sus imágenes realzan la crudeza del mundo desolado que viven día a día sus protagonistas: trabajos precarios, traumas a causa de los sucesivos abandonos en su niñez, incomprensión de la gente que ha vivido con ellos en su propio país y el miedo constante a la expulsión. Si quieres una película realista es aconsejable, si quieres una película onírica y surrealista también. Xenia es de esas películas que extrañamente abarcan todo sin pecar de excesivas o codiciosas. Simplemente es extraña, curiosa y muy complicada en su fondo. Un cubito de agua fría para que despertemos de la siesta.
http://12criticossinpiedad.blogspot.com.es/
Xenia (amabilidad en Griego) es un viaje hacia la búsqueda de un padre desaparecido de dos jóvenes albaneses, con ello pretenden conseguir la nacionalidad griega y evitar ser deportados al cumplir los 18 años
Xenia es típica película festivalera, de fácil visionado y con un tono tragicómico, quizás su alargado metraje haga que su historia deambule por varias historias sin llegar a cerrar ninguna, aun así se deja ver con agrado y su tono onírico y su números musicales nos hace esbozar una sonrisa
http://ultimapelicula.blogspot.com.es/2014/11/52-festival-internacional-de-cine-de_24.html
El recuerdo de una madre fallecida, las canciones de Patty Pravo y Raffaella Carrà y los constantes selfies son las señas de identidad de Dany, un joven griego que con su pelo rubio y una mochila acude a Atenas para localizar a su hermano Odysseas. El objetivo es que ambos acudan a Tesalónica y encuentren a su desaparecido padre para que éste les reconozca como hijos y les otorgue así la nacionalidad griega, de la que carecen al haber nacido de madre albanesa. El cineasta Panos H. Koutras dirige su cuarto largometraje, titulado Cuestión de actitud (Xenia) con tal premisa como bandera, aunque pronto descubriremos que la cinta que aquí nos ocupa esconde bastantes más características como para no quedarse únicamente con la primera impresión.
En Cuestión de actitud destaca sobre todo la elaborada personalidad de los dos protagonistas y la recreación en todo lo referente al pasado de su madre, exceptuando alguna escena algo pasada de rosca. A través de diversas pinceladas, como un conejo que se va difuminando o un plato de pasta inacabado, Koutras va esbozando el gran cuadro argumental, que presuntamente gira en torno a la participación de Odysseas en un concurso de canto o a la búsqueda permanente de los hermanos sobre más datos que esclarezcan lo que dejó atrás su madre, como la mencionada figura paterna. En este sentido, no hay que despreciar la buena labor de los inexpertos Kostas Nikouli y Nikos Gelia como Dany y Odysseas respectivamente, ya que a través de sus momentos de alegría, pasión, nostalgia o tristeza contribuirán de manera notable a elaborar el carácter de sus personajes.
Hay que mencionar que la película se distancia del exagerado dramatismo para caer en un terreno más próximo a la comedia, como así lo atestiguan diversos toques de humor e incluso de una ligerísima negrura en determinadas situaciones (véase la secuencia del apartamento en la recta final de la obra), aunque en un principio la trama pudiera parecer proclive a ser tratada con un tono más melodramático.
En medio de este asunto, Koutras pone de relieve un tema interesante como es el de la xenofobia. Es de sobra conocido el avance que la extrema derecha ha tenido en el país heleno, consecuencia directa de los problemas socioeconómicos. Esto ha desembocado en una cierta fobia hacia lo extranjero, pero también hacia lo diferente, entendido este punto en la película como un odio exacerbado hacia los homosexuales. En este sentido, Dany posee ambas características: viste con un estilo muy desenfadado y posee evidentes rasgos albaneses, fruto de los orígenes de su difunta madre. Pero la crítica se queda en un amago, casi una anécdota, el cineasta (acompañado en tareas de guión por su habitual colaborador Panagiotis Evangelidis) no la termina de desarrollar, en parte porque la entiende como una manera de apoyar la trama principal y no quería entorpecer ésta metiéndose de lleno en la crítica social, sin mencionar que el adentrarse en este terreno habría conllevado un distanciamiento respecto al tono ligero que mencionábamos anteriormente.
Así, lo que mucha gente le podrá achacar a Cuestión de actitud es que dé muchas vueltas sin llegar a ningún lado. En efecto, al final del relato queda la sensación de que no hemos acabado de comprender en toda su magnitud las motivaciones de Dany y Odysseas. Pero lo que hay que preguntarse es si ellos tienen algún propósito claro en la vida, si lo que Koutras realmente nos quería mostrar no era ese lado vacío y perdido de los personajes. Y la respuesta es sí, al director griego no se le debe achacar el fin, sino los medios que utiliza para conseguirlo, y que se pueden resumir en un cóctel de situaciones, algunas relevantes y bien filmadas, otras de bastante menor calado (lo referente al personaje de María-Sonia, por ejemplo) que contribuyen a dar forma al retrato de los hermanos, pero no a una historia que termina pecando de liviana.
Álvaro Casanova – @Alvcasanova
Crítica para http://www.cinemaldito.com (@CineMaldito)
Es una película que vale la pena ver.
El director se ha ocupado de diversos temas, que la hacen más interesante.
En primer lugar de la inmigración, del desarraigo, de no ser del lugar que se escogió para vivir, pero tampoco ser ya de su lugar de origen, no tener casa en ningún lugar y tenerla en todas, como dice uno de los personajes.
Este tema esta analizado seriamente, con un poco de humor, pero profundizando, en un problema que es mundial.
Después se ocupa de una familia desarticulada, por la huida del padre, dejando a su mujer y dos hijos varones chicos, y además sin dinero.
La relación con la madre muerta hace dos meses, es casi onírica , sobre todo del menor, y es el origen de sus fantasías.
El amor por las canciones italianas, sobre todo las de Patty Pravo, juega un rol importante en la película..
Hay una escena donde el que fuera padrastro de ellos, y ahora es claramente gay, baila La Bámbola con los dos hijos, que está muy bien lograda.
Todos los actores están bien, pero los dos hermanos, personificados por Kostas Nikouli y Nikp Gelias, realizan unas personificaciones memorables, que espero les permitan hacer una carrera cinematográfica destacada.
Cuando termina la película, uno ha visto, pobreza, tristeza, desarraigo, violencia, pero le queda un sabor dulce en la boca, que deja la película, y luego del fin se queda pensando sobre lo que acaba de ver, mientras sin quererlo empieza a cantar La Bámbola .
Sobran los sermones. Los análisis económicos y sociales a la hora de explicar la caída de gran parte de la población griega por debajo del umbral de la indigencia se hacen redundantes. El director opta por huir del típico reportaje para Informe Semanal. Abandona las pretensiones críticas e intelectualoides de la izquierda de salón. Todas esas artimañas ya han sido utilizadas en innumerables ocasiones. No son necesarias.
El director propone otra cosa. Apuesta por la creación de una entrañable relación fraternal para poder superar la avalancha de miseria e injusticia social en la que viven los dos hermanos protagonistas de esta película. No son necesarios ni la denuncia ni el análisis. Basta con plasmar la injusticia cotidiana. Esa es, sin duda, la peor denuncia. Describir de pasada el desarraigo, el abandono familiar, la homofobia, la corrupción, el racismo, la prostitución juvenil, y la caída de un país en el fango como algo cotidiano. Sin juicios. Están de más. El director se centra más en aportar un halo de esperanza con la relación y la actitud de estos chavales. Siempre habrá un absurdo concurso televisivo, una canción de Patty Pravo o un bailoteo petardo de Rafaela Carrá para eludir la cruda realidad.
Es posible que el metraje sea exagerado. Seguramente, algunos elementos oníricos están de más. Si embargo, después de ver esta película, a uno le queda la sensación de que aún hay una salida para los que chapotean en el barro. Todo es cuestión de actitud. Es eso lo que debemos creer.