Cuatro hermanos
Sinopsis de la película
Evelyn Mercer (Fionnula Flanagan) es una respetable anciana de Detroit que intenta llevar por el buen camino a los jóvenes más problemáticos del barrio. Su muerte durante el atraco a una tienda causa gran conmoción en el vecindario. Jeremiah (Andre Benjamin), Jack (Garrett Hedlund), Angel (Tyrese Gibson) y Bobby (Mark Wahlberg), sus cuatro hijos adoptivos, se reúnen en Detroit para enterrar a su madre y, de paso, vengar su muerte.
Detalles de la película
- Titulo Original: Four Brothers
- Año: 2005
- Duración: 109
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Opinión de la crítica
Película
5.8
44 valoraciones en total
Four Brothers es un thriller urbano con mucha acción pero poco argumento. Nos ponen en la piel de cuatro malotes adoptados por una ya tierna anciana que perece acribillada en un supermeracado durante un atraco. A partir de este inicio, nuestros protagonistas volverán a la ciudad que les vio crecer, Detroit, para enterrar a su madre adoptiva y a sus asesinos.
Vale. Ahora la verdad.
Ni asesinato ni gaitas. Que la anciana muere en un atraco a un supermercado, y el Singleton se flipa y te pinta una guerra callejera con los primeros cuatro gamberracos que pilla en el casting. Ni más, ni menos.
La película tiene algunas secuencias de acción interesantes y buena música de fondo, pero poco más. Tarda en arrancar. Tiene un argumento muy endeble, (y muy previsible), pensado como pretexto para ver, particularmente, a Wahlberg y a Gibson en acción. Benjamin y Hedlund están de sobra, para parchear un poco y tal, you know .
Lo MEJOR:
-Dentro del estilo de la película, Wahlberg se desenvuelve especialmente bien. Me alegra que este actor esté últimamente eligiendo mejor sus papeles. Creo que tiene potencial por aprovechar.
-El tiroteo dramático en casa de los Mercer está ciertamente conseguido.
Lo PEOR:
-Argumento fallido y excusa de una mezcla de tiroteos e investigación que acaba alargándose.
Conclusión: A mamá le habría gustado.
Sin levantar un pie de la alfombra de Hollywood y posando el otro en la de sus inicios callejeros con Los chicos del barrio, Singleton por fin se recupera de la fallida transacción comercial que supusto A todo gas 2, y lo hace por todo lo alto: con un potente y entretenidísimo thriller urbano lleno de furia, violencia y emociones primarias y viscerales. Los guardianes de la moral clamarán al cielo (como hacen siempre) cuando vean que no se condena precisamente el deseo de venganza que impulsa a esta simpática y malhablada pandilla de hermanos, pero el aficionado al buen cine de acción ya sabe que debe ser así, que si los personajes actuaran de otra forma la lógica se iría al carajo. Y bueno, realmente ésta se acaba yendo a tal sitio, pero es más por culpa de un guionista pasado de rosca que de otra cosa.
Mientras se ciñe a la la acción naturalista y la descripción íntima de los protagonistas, la cosa funciona, pero hacia el final todo se va un poco al traste con recursos narrativos exagerados sacados de la chistera de cualquier megalomaníaco productor hollywoodiense. No importa, porque el film en ningún momento deja de ser ese rudo y viril ejercicio de acción que Singleton filma con un poderío de sombrerazo. Para el recuerdo, raras y poderosas imágenes moralmente espinosas (las dos siluetas abriéndose paso entre el vendaval tras finiquitar al par de matones a sueldo): finalmente no será un ejemplo de ética ciudadana, pero al menos duda por el camino. Sumemos a esto a un soberbio e intenso Mark Wahlberg y tendremos el pack completo: una buna película de acción que nos hace exclamar: ¡bienvenido al barrio, señor Singleton!
Lo mejor: el asalto a la casa de los hermanos.
Lo peor: las apariciones post-mortem de la madre.
Películas inverosímiles las hubo, las hay y las habrá siempre. A nosotros todo eso nos da, o nos debería dar igual, esto es cine.
Sin embargo, en Cuatro hermanos sucede algo curioso. El alto grado de irracionalidad llega más allá del simple esto no me lo creo . En este caso lo irreal, además de no colar, consigue que te sientas muy violento.
Queda demasiado cargante esa extraña atmósfera cariñosa entre cuatro tipos duros. El quid de la cuestión es que ellos fueron niños adoptados por la misma mujer. Y es precisamente el hecho de que al ser hermanos de distintas razas entre ellos, Singleton se encarga de recordarnos cada segundo y medio de película que estos pese a la diferencia étnica se sienten hermanos con todas las de la ley. Y la verdad, huele mucho a forzado. Si le das media hora más de peli acaban los cuatro comiéndose a besos.
Para corroborar lo que digo, expongo un detallito en el que me fijé. Sólo se llaman por sus nombres los de misma raza. Cuando alguno llama al de distinta, lo hace con un gran hermanito aunque sus pintas son al más puro estilo Alcatraz. Eso, como digo, se hizo así para que no nos despistáramos.
Hay una escena en la que todos comparten baño. Uno se ducha, otro está con el popó y un tercero se pasea por el diminuto habitáculo con el falo al aire preguntando a los hermanos si es normal o no, esa extraña mancha que adorna la puntita de su cipote. Mientras tanto el que caga le pide al que está en pelotas que salga de la bañera y le pase papel. Este fue el plano estrella que se le ocurrió a Singleton para acentuar la confianza total entre unos hermanos. En fin, la gran familia perfectamente representada.
Luego el argumento acompaña bastante poco en los pequeños detalles. Si un tío mira desde la puerta de la discoteca a otro que está a cuarenta metros llama la atención una cosa mala. Pero si se están tiroteando por medio del barrio, si tiran a un tío por la ventana y luego lo interrogan en plena acera, o si hacen dar diez vueltas de campana a un coche en medio de la calle, no encontrarás ni una sola alma por los alrededores. Y eso que hay cientos de ventanas atestando el acto. Pero ni el tato por allí se asoma.
Le doy bastante nota porque no me disgustó del todo. Se puede ver sin problemas e incluso te puedes divertir con ella. Pero Singleton, pichita… que no se vuelva a repetir.
Partiendo de que la idea no es original (algo así como Los cuatro hijos de Katie Elder en versión soul), este filme se deja ver. La BSO es excelente y Mark Wahberg aprueba con nota.
Desgraciadamente, el guión pierde fuelle a mitad del filme, desembocando en un desenlace algo tibio y unos cuantos tópicos. En resumen: se desinfla hasta perder fuerza al final.
Y es una pena, porque los primeros 30 minutos prometen más hondura y dureza en la historia de la que luego se alcanza.
Otra de John Singleton. A este hombre parece faltarle un hervor como cineasta.
Esta pelicula es pura macarra , al igual que su protagonista Mark Wahlberg. Parece de ciencia ficción por la historia que cuenta y por su violencia cutre y gratuita. Es una muestra de lo malo que es el cine norteamericano actual. La historia es, consecuentemente, absurda, irreal y empalagosa por lo éstupidez sentimental de sus personajes. En fin, no tiene ni pies ni cabeza y lo único pasable son algunas tomas de los coches que resbalan en la nieve. De otra parte, nada que destacar en los actores. Además, parece no acabar nunca y esa sensación del espectador es también señal de infima calidad.