Cuando el destino nos alcance
Sinopsis de la película
En el año 2022, la población de Nueva York, unos cuarenta millones de habitantes, vive en condiciones miserables. Para combatir el hambre se crea un alimento sintético, el soylent green, pero el policía Thorn y el viejo Roth, un superviviente de otra época, sospechan que detrás del nuevo alimento hay algo inquietante.
Detalles de la película
- Titulo Original: Soylent Green
- Año: 1973
- Duración: 97
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Opinión de la crítica
Película
6.7
98 valoraciones en total
Déjenme citar un tal Dr Foreman de la IMDB:
Do you remember, before Star Wars, when Sci-fi was smart?
Según demuestra Fleischer, no hacen falta grandes efectos especiales para filmar el horror de las profecías malthusianas… sólo hacen falta a) un montonazo de extras dispuestos a apretujarse, b) algunos filtros para que las escenas filmadas en exteriores tengan peor pinta que las rodadas indoors, c) el Charlton Heston haciendo de tipo duro para variar y d) un guión y una fotografía impecables.
Podría pasarme horas divagando sobre la muy creíble Nueva York del año 2022, pero me sabría mal irme de la lengua y soltar spoilers, prefiero simplemente recomendarla (este domingo a las 19:30 pueden ustedes verla en pantalla garnde en la Filmo de Barcelona) y suplicar a todos nuestros lectores que se liguen las trompas o se vasectomicen antes de que sea demasiado tarde, que no es necesario ser Thomas Malthus o Harry Harrison o Richard Fleischer para darse cuenta de que aquí no cabe mucha más gente, que un planeta finito no genera recursos para una población infinita, y que hay que parar el grifo urgentemente… y cuando digo grifo ya saben ustedes a qué grifo me refiero.
En serio, si no la han visto todavía, háganlo cuanto antes, que ahora mismo quedan reservas de petróleo para 20 o 30 añitos más, luego igual habrá que pedalear unas cuantas horas atados a una dinamo para poder generar energía necesaria para proyectar una peli tan buena.
Nota: matrícula de honor.
Los últimos quince años de la filmografía de Richard Fleischer no fueron precisamente muy brillantes, y fue una lástima porque en sus veinticinco años anteriores había sido por derecho propio uno de los directos más interesantes del cine comercial americano al que daba siempre un marchamo de cine de autor y originalidad de la que no suele abundar.
Pero digamos que sus últimas grandes películas fueron Tora! Tora! Tora! y El estrangulador de Rillington Place, todo lo que vino a continuación es prescindible absolutamente.
Aún así, si tuviera que salvar a alguna de las posteriores o al menos hablar de ella creo que elegiría esa que lleva un título tan bonito y poético en español como Cuando el destino nos alcance y en cambio tan prosaico en inglés como Soylent Green.
La película tiene ese punto cutre que Fleischer iba tomando lentamente según iba terminando su carrera, y que hace que sus proyectos sean de serie B o lo parezcan que es mucho peor.
El guión tiene dos grandes vertientes, uno es el de la Ciencia-Ficción y toda la parte futurista y apocalíptica de lo que vendrá y el otro es de del thriller e historia policiaca que ambas confluyen en el último cuarto de película. Ninguna de las dos es gran cosa, si acaso la parte más humanista y ecológica es lo más interesante.
Los mejores momentos son los protagonizados en la intimidad por un resultón Charlton Heston y sobre todo por la presencia de Edward G. Robinson en su última película, en una especie de testamento propio donde se despide de todos nosotros. Magnífica la escena que ambos comparten en ese cena regeneradora de recuerdos y de vida. Poco más destacable si no es por algún detalle como lo del mobiliario que sin lugar a dudas firmamos todos.
El final intenta ser abrupto e impactante, pero a mi juicio sólo es una artimaña sensacionalista que lo único que veo de positivo es que es pesimista, única forma de pensar si se trata de los hombres.
Nostalgia, es la sensación quizás más placentera que nos puede provocar Cuando el destino nos alcance, pero cine, cine de verdad, bastante escaso.
Puede que en el tratamiento visual del tema no haya resistido bien el paso del tiempo. Ahora estamos acostumbrados a muchos efectos especiales y a un ritmo frenético. Pero el fondo de la película no puede ser más actual y, si no , que le pregunten a Al Gore…
Inmejorable film de ciencia ficción donde los haya. Para mí, una trilogía perversa junto al Planeta de los Simios y El último hombre vivo , todas ellas grandes películas y protagonizadas por Charlton Heston cuando aún era abiertamente crítico y apoyaba películas comprometidas que ponian en tela de juicio un nublado futuro.
Todo el film es un experimento formal desde el punto de vista narrativo pues pasa del género policiaco al melodrama futurista en cuestión de segundos, dando pinceladas críticas y lecciones de compromiso ético que todos los films actuales de sci-fi para sí quisieran.
Yo no me quedo con cosas sueltas, me quedo con todo, con un gran argumento, un final chungo (al igual que los 2 anteriores fims citados), una banda sonora envolvente y un Heston que por aquellos tiempos nadaba en alcohol, jugaba (paradójicamente) a ser el antihéroe americano en producciones con mucho contenido y poco presupuesto.
De E.G. Robinson no sabía que fuera su última película, pero me hace gracia comparar sus escenas con Heston cual simio (esa barba, esa estatura) en Planet of the Apes.
Soylent Green es una de las grandes películas de la ciencia ficción apocalíptica, género distópico que presenta el mundo yéndose al carajo por culpa de nuestro modo de vida (ya sea por el agotamiento de los recursos, por la guerra o por el holocausto nuclear) y que tiene por tanto un tono crítico respecto al presente, aunque esa crítica suela matizarse y a menudo quede descontextualizada y/o reducida a sus aspectos más obvios y por ello más fácilmente asumibles por el público.
Ambientada en el año 2022, Soylent Green presenta un futuro en el que la Tierra ha quedado yerma por culpa de un cambio climático que ha hecho subir las temperaturas. A ello se une la preocupante superpoblación del planeta. Así pues, tenemos un descenso brutal de los recursos alimenticios y un incremento desproporcionado de la población (¿alguien ha dicho malthusianismo?). La situación es más que preocupante, menos mal que tenemos nuestro soylent green para alimentarnos… ¿qué haríamos sin él?
El futuro presentado es netamente distópico: no aparecen nuevos adelantos tecnológicos espectaculares ni coches volando ni nada por el estilo, este futuro tiene un aire más bien cutre, lo que se podría achacar tanto a que el guionista quiso presentar una historia desnuda, sin aditivos, como a la falta de presupuesto de la producción y las limitaciones de los efectos especiales. Pero lo que es cierto es que este aire cutre le concede un cierto encanto y, sobre todo, lo hace más cercano, más creíble y, por ello, más temible. Ese futuro se parece más al pasado (al de comienzos del siglo XX) que a lo que esperaríamos de una sociedad por venir.
Estamos frente una sociedad en la que los que son ricos viven muy bien, ellos sí pueden comer carne de buey y otros manjares como fresas (a 150 dólares el bote, oiga), y disfrutar de prostitutas de lujo a juego con la casa como si de mobiliario (como se las llama en la película) se tratase, mientras, los pobres se mueren literalmente y por miles en calles e iglesias convertidas en hospicios. Una sociedad en la que los polis no tienen recursos, son corruptos y muy violentos (y con unos uniformes que parecen los de un electricista) y la ley no vale nada frente al poder y el dinero (esto también me suena). Hay una escena que ejemplifica esto perfectamente: Charlton Heston haciendo de poli bueno (a pesar de ser un fascista, el expresidente alcohólico de la ANR actuó en algunas películas memorables) interroga al guardaespaldas del ricachón que acaba de morir en su lujosa casa: «-¿Cuál era su nombre completo? -William R. Simonson. -¿Profesión? -Rico». Poco más se puede añadir.