Country Strong
Sinopsis de la película
Kelly Canter (Gwyneth Paltrow) es una cantante de country en decadencia y muy aficionada a la bebida. Después de haber pasado por un centro de desintoxicación, su marido (Tim McGraw) la empuja a emprender una gira que debería ayudarla a renacer de sus cenizas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Country Strong
- Año: 2010
- Duración: 112
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Opinión de la crítica
Película
5.5
76 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Adam Skaggs
- Cinda McCain
- Dan Beene
- Darrin Dickerson
- Denitia Odigie
- Ed Bruce
- Gabe Sipos
- Garrett Hedlund
- Gregory Martin
- Gwyneth Paltrow
- Jackie Welch
- James DeForest Parker
- Jeffrey Buckner Ford
- Jeremy Childs
- Katie Cook
- Kayla Perkins
- Kristin Wilkinson
- Lari White
- Leighton Meester
- Lisa Stewart
- Marshall Chapman
- Megan Henderson
- Neal Casal
- Reegus Flenory
- Sandra Harris
- Sean Symons
- Skylar Wilson
- Terri Minton
- Tim McGraw
- Travis Nicholson
Country Strong es la historia de decadencia de una estrella (Gwyneth Paltrow) de la música country que intenta revivir glorias pasadas y rehabilitarse de adicciones, mientras a su alrededor se desarrollan dos o tres triángulos amorosos entrelazados. El punto fuerte cinematográfico es la convincente interpretación de la siempre deliciosa Paltrow en un folletín que claramente se le queda pequeño y en la que se la ve rígida y forzada para bajar su nivel y no ridiculizar a los guapitos (pero verdes como manzanas) pipiolos Garrett Hedlund y Leighton Meester, cuyas hermosas caritas constituyen el punto fuerte comercial. Únicamente el profesional, y pelín frío, Tim McGraw le aguanta la mirada en las réplicas allí donde Hedlund y Meester se quitan la camiseta o enseñan bragas como recursos de interpretación aprendidos seguramente en la ‘Escuela Taylor Lautner para Jóvenes Actores’ que dirige Mario Casas.
A pesar de las casi dos horas de película, Country Strong recorre tan sólo de manera superficial el mundo del country a través de los tópicos que ya hemos visto en otras películas: los bares de mala muerte donde siempre hay un tío cantando con guitarra y sombrero de cowboy y en cuanto abre la boca las tías del bar con camisetas ajustadas se ponen a bailar, las típicas jovencitas llenas de sueños que no creen en las relaciones prematrimoniales pero que al final sí, siempre que el hombre sea el adecuado, el compañerismo en medio de la sana rivalidad, los sacrificios para alcanzar el éxito, la conciliación de la farándula con la vida familiar, los camerinos llenos de vicio y corrupción, y todo el largo etcétera de situaciones estereotipadas que hemos ido viendo a lo largo de todos estos años.
La película no está mal, se deja ver en un momento en el que no hay otra cosa aunque solo sea por disfrutar de Gwyneth Paltrow volviendo a dejarse ver… pero no es nada del otro mundo. Además, es una propuesta que aquí en España nos pilla tan alejada (y que por tanto despierta poco interés) como le parecería a un neoyorquino una película gallega sobre la captura de percebes. Sí, a pesar de ciertas concesiones aperturistas hacia el cine comercial que la hacen más digerible y llevadera, me temo que Country Strong sólo es saboreable (incluso en su simpleza) por los adeptos a la música country que seguro que inundan el Sur de Estados Unidos, pero que costará encontrar en Ávila, las montañas cántabras, las Islas Canarias o Sierra Morena.
Segunda película de la realizadora y guionista Shana Feste que puede interesar a los apasionados de la música country, solo para retornar a antiguas encrucijadas donde a) el género se pervirtió o b) evoluciono o se reconvirtió para el regocijo de los grandes estadios. Si tal debate no funciona, que es posible que no, sirva entonces como mera anécdota cinematográfica para aficionados con referentes múltiples a los que no llegó, siendo evidente que el baile de Nashville en Country Strong no es más que esa música que suena cuando la fiesta hace tiempo que terminó. Excusas.
De nuevo el tópico del juguete roto con nada a favor, asida a la guitarra y a litros de alcohol, como una versión mala de Loreta Lynn. Sin espejo en el que mirarse y reconocerse, ni afecto en el que recogerse, verbigracia del marido manager interpretado por Tim McGraw, que está apuesto y creíble, Kelly Canter o Gwyneth Paltrow se consagra en cuerpo y alma al cruel e irremisible descenso desde la vertiginosa altura del éxito y la fama. Esto ya lo hemos visto, pero no solo. Como coristas, más propio teloneros de una música buena, Beau Hutton (Garrett Hedlund) juega al amor y Chiles Stanton (Leighton Meester) se contonea sobre sus zancos, estirando brazos a ver hasta donde alcanza la reina de la belleza. Eso hay que verlo.
Más cerca de American Idol, atentos a la referencia a Carrie Underwood, que de los ahumados bares de Tennessee cuando algunos los hicieron legendarios, una historia hecha a retazos, hilada fina sin remate, inspirada, según Paltrow en Quiero ser libre, otra vez Loreta Lynn o Gracias y Favores. ¿Y la pasión?. Para espíritus, me quedo con Walk the line, para reencontrarme con Johnny Cash.
Únicamente con la sinopsis, la película tiene ya un tufo a cliché que tira de espaldas, pero no quise desistir. Podía ser un producto entretenido, avalado por la Paltrow, y por el (mi) interés particular en las historias de artistas destrozados de gira. Pero ni con bajas expectativas Country Strong consigue salvarse un poquito.
Los tópicos se suceden uno a otro de manera tan evidente que una no puede evitar preguntarse si no son a propósito, a modo de homenaje a todas las películas del género. Sin embargo, lo más decepcionante son las relaciones entre personajes. Country Strong comienza como una serie de la que nos hubiésemos perdido la primera temporada, y un brevísimo Previously nos introdujera en el culebrón de personajes. Las relaciones están ya avanzadas, y son confusas e inexplicables. Hola, soy Beau: trabajo en el centro de desintoxicación de la artista Kelly Jones, soy padrino y amante suyo, casualmente también músico de country, haré con ella su gira de reaparición. Soy simpático y tierno pero de apariencia ruda y salvaje. El cuadrilátero amoroso entre la cantante, su esposo y mánager, el músico telonero y la joven promesa se desarrolla de la manera más absurdamente solemne posible. Ni el matrimonio roto ni el amor que se desarrolla entre los dos jóvenes artistas consigue hacer mover una ceja.
Si hay algo que rescatar entre tantos escombros es la actuación de Gwyneth Paltrow como diva de la música venida a menos. La actriz lleva los últimos tiempos demostrando que sabe cantar: las actuaciones en los Óscars y Grammys, junto con sus apariciones en Glee así lo prueban. Los momentos de Kelly sobre el escenario son soberbios, cuando contempla emocionada a sus fans y se echa a llorar entre canciones. Lástima que baje de él, claro, y nos presenten -una vez más- el aborto como excusa para dar profundidad al dolor de la cantante. No se puede ser superficial y solemne al mismo tiempo.
La película llega a su punto álgido en el concierto en Dallas, el final de gira, cuando Kelly por fin remonta y actúa, tocando el tema principal de la banda sonora, Coming Home. En ese momento parece que la música y la presencia de la Paltrow van a conseguir salvar este culebrón de relaciones mal tejido, pero no. Ahí están los últimos 15 minutos de la película para joderlo todo de nuevo. El final es tan salido de tono, inverosímil e incoherente que destroza cualquier atenuante de la película. Ganas me dan de desvelarlo para quitar la idea de la cabeza a cualquier imprudente que pueda caer engañado como yo lo hice.
Para los amantes del género, películas mucho más dignas son En la cuerda floja, por la escena country, The Rose, por la adicción de la artista, e incluso Walk Hard: The Dewey Cox Story divertida bazofia que parodia todo este género.
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De entre todas las cosas típicas de los yanquis, como el béisbol, el día de Acción de Gracias, los bailes de fin de curso, etcétera, si hay una que tiene todo mi respeto y admiración es la música country. No es que me guste especialmente, pero me parece un estilo musical que puede ser muy reflexivo y estimulante cuando se canta desde las entrañas… Aunque debo reconocer que esa fascinación que siento ha sido a raíz de conocer la figura de Johnny Cash en el excelente biopic musical En la cuerda floja.
El año pasado, Jeff Bridges se llevó el Oscar por su interpretación de un cantante country decadente en Corazón rebelde. Su personaje era ficticio pero su drama personal con alcohol y fracasos matrimoniales de por medio se percibía muy real. Como respuesta femenina llega Country Strong, en la que su protagonista, una especie de Celine Dion de la música country, también ahoga las penas en licor y sufre al igual que el personaje de Bridges por una vida sentimental insatisfecha y por el miedo de ser reemplazada por una joven promesa de la canción. Lo de siempre vamos.
Country Strong es una película llena de tópicos, tanto la forma (bares de madera, sombreros de cowboy, camisas a cuadros…) como el fondo, con un cuarteto protagonista basado en un arquetipos muy delimitados, pero al menos están generalmente bien desarrollados y las relaciones que se establecen entre ellos a lo largo de la película son las que mantienen la historia a flote. Gwyneth Paltrow consigue transmitir ese áurea de diva que se esfuerza en erradicar sus contradicciones aunque las circunstancias le puedan, Garrett Hedlund cae muy simpático aunque a su personaje le falten matices, Leighton Meester no está nada mal como inocente y encantador diamante en bruto y Tim McGraw es el peor porque su personaje está demasiado desdibujado y carece del interés de los otros.
Los que resultan verdaderamente insufribles son los extras, tan malos haciendo de idólatras que da risa, es algo tan inaudito como evidente. Irónicamente, a Country Strong le falta fuerza, pero entretiene bastante, viene amenizada por un buen repertorio de canciones y continúa con la lúgubre fama de la música country, que a este paso se convertirá en la banda sonora de los corazones rotos y las almas solitarias, si no lo es ya.
Esta película gira en torno a la vida de la cantante de country Kelly Canter (Gwyneth Paltrow), una artista en decadencia recluída en un centro de rehabilitación por su pasión por la bebida. Y es que un año atrás, en Dallas, cayó borracha perdida del escenario estando embarazada de cinco meses. La caída de casi tres metros y el altísimo nivel de alcohol en sangre le provocaron un aborto involuntario que jamás se lo perdonaron ni ella ni su marido James (Tim McGraw), también manager de la artista.
Un mes antes de terminar el proceso de desintoxicación es manipulada por su distante marido, que se empeña en empujarla de nuevo a los escenarios, en una gira de resurrección . Kelly insiste en que Beau (Garrett Hedlund), un joven vocalista y compositor que la visitaba en el centro de rehabilitación colabore con ella, del mismo modo que James insiste en que una joven reina de belleza llamada Chiles (Leighton Meester) comparta el escenario también. El problema es que mientras Kelly se ha enamorado irremediablemente de Beau, éste y James empiezan a ver en Chiles algo más que una cara bonita con buena voz. El triangulo amoroso se convierte en un cuadrilátero, los enredos románticos y los viejos demonios amenazan con descarrilar a todos.
Obviamente reforzada por los excelentes resultados críticos y comerciales de Un corazón rebelde , la nueva película de Shana Feste nace como respuesta femenina a la película que le hizo ganar el primer Oscar de su carrera al gran Jeff Bridges, aunque con resultados bien distintos.
De esta película creada para lucimiento vocal e interpretativo de Gwyneth Paltrow se le puede alabar su intento por roer el barniz de la fama, revelando la angustia, el dolor, la impotencia y las necesidades humanas que laten debajo, tal y como nos mostró Joaquin Phoenix en En la cuerda floja . Y digo intenta porque no logra conseguirlo.
Country Strong no es tan fuerte como promete el título optimista, sino que cae en el abuso de clichés, esta claramente descompensada entre escena y escena, y su incoherencia narrativa no la salvan ni los conatos de romance cuadrilátero de los protagonistas, ni las buenas actuaciones ni la bella voz de Gwyneth Paltrow.
Una nota graciosa es que tras mostrar sus cualidades vocales, esta belleza natural ha firmado un contrato discográfico con el sello Atlantic Records, su intención parece ser la de grabar canciónes de estilo country-pop, aprovechando el tirón de su último papel en la gran pantalla.