Cosmos
Sinopsis de la película
Dos jóvenes buscan la soledad del campo, pero su paz se ve enturbiada por una serie de extraños acontecimientos en los que observan un patrón de siniestras intenciones. Los jóvenes son Witold, que acaba de suspender sus exámenes de derecho, y Fuchs, que ha dejado su trabajo. Ambos llegan como huéspedes a una casa que debería ofrecerles relax y tranquilidad y que, sin embargo, les provoca una cierta inquietud a medida que una serie de hechos extraños comienzan a suceder.
Detalles de la película
- Titulo Original: Cosmos
- Año: 2015
- Duración: 103
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Opinión de la crítica
Película
5.3
65 valoraciones en total
Tras 15 años después del estreno de ‘La fidelidad’, el director Andrzej Zulawski volvió con ‘Cosmos’, que tuvo su estreno mundial en el pasado Festival de Locarno, y que sería su última película tras su fallecimiento a principios del año 2016.
Dos jóvenes amigos se alojan en una pensión familiar, ambos son estudiantes, uno de Leyes y el otro de Moda, y han viajado allí para para pasar unos días lejos de su atribulada cotidianidad, uno de ellos se encuentra a un gorrión muerto y colgado de una cuerda lo que creará en él una fijación.
Pero también ha nacido en él otra fijación, en este caso hacia la hija de la dueña de la pensión, una mujer casada a quien le escribe mientras pasan los días en ese lugar rodeados de singulares personajes y situaciones inesperadas.
Filmada en Portugal y con actores de diversas nacionalidades, la última película de Zulawski adapta una novela de Witold Gombrowicz, donde la historia no respeta una linealidad y donde un aparente sinsentido se apodera de un relato lleno de situaciones y enredos, algunas un tanto banales y otras que bordean el surrealismo.
Plagada de extravagantes personajes, el caos será el común denominador del relato, donde imperan la estridencia, diálogos algunos geniales y otros pomposos, y algunas situaciones estimulantes que hacen que el testamento fílmico de Zulawski sea por momentos extraordinario y por momentos inaccesible.
http://tantocine.com/cosmos-de-andrzej-zulawski/
Ésto me supera. Un camino de 102 minutos que va haciéndose cuesta arriba. Es todo tan excéntrico, tan loco y extravagante que me deja con la sensación de que no todo el cine es digerible.
La cinta nace de un libro aun mas loco y que los expertos critican al inclasificable Zulawski de no captar toda la esencia, mientras que los fans del director aclaman esta obra como un reto superado con cierto arte y pericia. Yo lo siento, pero mi cerebro colapso a la mitad del metraje y continuó hasta es final con cierta fatiga y ansiedad.
Desconozco los motivos por los que esta cinta francesa ha llegado a varias de las salas de la ciudad. Para mí, verla, ha sido un ejercicio de paciencia y resistencia que pocas veces había vivido frente a una película. Tal vez esté paseándose por aquí para retar a algunos, a mantenerse frente a ella hasta el pasar de los créditos.
Cosmos es la adaptación de la novela publicada en 1965 por el polaco Gombrowicz (refugiado en Argentina tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial) y el regreso al cine tras 15 años de sequía del polaco/ucraniano Zulawski. A partir de la imagen de un gorrión colgado, de un entramado de escenas que parecen rimar cual estribillo de una enrarecida canción, se desprende esta historia, su última película, su última novela, colmada de absurdos detalles y frases parpadeantes en un intento por descubrir el origen de la realidad. Cosmos es la última novela que escribió en vida Witold Gombrowicz quien murió en 1969, año en el que el joven Andrzej preparaba su debut cinematográfico (aclamado por la crítica y perseguido por las autoridades). Cosmos es la última película de Andrzej Zulawski quien muere este año, 2016, a causa del cáncer. Coincidencias en el imperfecto orden del caos de estos dos polacos. Witold Gombrowicz es también el protagonista de Cosmos de Andrzej Zulawski.
Quizá no sea una deslumbrante despedida, pero… —posiblemente mi perspectiva esté muy manipulada por el aprecio que le tengo a Zulawski— percibo cierta magnificencia en Cosmos, cierta delicia en el arte de narrar la nada, y hacer de la escena más cotidiana una alucinante representación teatral. Así, desde el tamiz de la tragicomedia, después de haberse hospedado en la casa de una exótica familia regentada por Madame Woytis, comienza la historia de un par de amigos (cierto halo de erotismo homosexual hay en su relación): Witold, de enardecida sensibilidad y desorbitada pasión, amante de la literatura postromántica, y el aventurero y libertino Fusch, admirador del neorrealismo cinematográfico de Pasolini. Juntos presenciarán el misterio de los ahorcados, a la par del nacimiento del amor imposible entre Witold y Lena, la hermosa y ya casada hija de Madame Woytis, bajo el mismo techo yace siempre presente su marido. Inalcanzable Lena, azuzará constantemente el corazón de Witold.
No hay duda de que es imposible capturar por completo la complejidad de Gombrowicz, sin embargo me parece un buen trabajo. Aunque, consecuencias del paso del tiempo, más moderno y sutil, se deja percibir a luces el genio de Zulawski, rico en detalles y simbolismos, reconocido décadas antes por la inquietud, poderío y erotismo de sus filmes. La desasosegada teatralidad de títulos como Diabel (1972), Possession (1981) o La femme publique (1984), en esta ocasión, con anunciadas referencias al realismo avant la lettre de Stendhal (Rojo y negro, o la que es mi favorita: La cartuja de Parma), Tolstoi o la psicología existencial de Sartre.
Sin tener el impacto de alguna de sus otras películas me parece envolvente, entretenido y simpático. Un filme surrealista que (ya no sé si en contra o favor) evita caer en excesos, conservando el histrionismo de sus personajes, su histeria, inocencia y sensualidad. La luminosidad de su fotografía es un aspecto que me ha encantado, así como la música, menos sobresaliente que en otras de sus producciones pero justa. Sin duda se le extrañará a Zulawski, de quien he tenido oportunidad de ver 9 de sus 13 largometrajes.
Para finalizar mi comentario debo agregar el resumen de la novela extraído de sus solapas, el cual se prestaría también para definir a la película:
Cosmos es, según su autor, una investigación sobre «los orígenes de la realidad», una búsqueda de vínculos entre acontecimientos aparentemente desconectados entre sí: un gorrión colgado, un gato colgado, un hombre colgado, manchas, huellas, flechas, señales, pistas en varias direcciones, bocas que se yuxtaponen, que se complementan, que se comunican misteriosamente, ritos, ceremonias eróticas, y, por encima de todo, la imperfección, la fragmentación del conocimiento humano, la incapacidad para conocer el Todo. «¿Qué es una novela policíaca? Un intento de organizar el caos. Por eso mi Cosmos será una especie de novela policial»
http://teatro-vandrian.blogspot.mx
El film es uno de los más contenidos del director franco-polaco acostumbrado a dar tintes de histericia en sus obras, (se reconoce uno de ellos en el momento en que aparece la señora Bolita de la novela en un ataque nocturno blandiendo el hacha). Si bien la gestualidad, mímica, teatralidad (aunque este término no sea grato al cine, no puede desdeñarse el hecho de que los actores hayan sido escogidos del teatro en su mayoría) concuerdan con lo requerido por el texto. Se puede constatar, pues, que excepto algunos detalles nimios (familia que los acoge es portuguesa y no polaca, ellos vienen de París, no están en Zakopane, los paisajes tienen mar y costa en vez de montaña y ríos, León no usa sus famosos pinze-nez, Katasia se llama Catherette, Fuks es homosexual y coquetea con el amigo que los acoge en la excursión final, porque en vez de ser tres parejas de luna de miel son solo dos y no menciona a su jefe el señor Drozdowski que aparece tan mentado en Cosmos) la película es extremadamente fiel a la novela original. Andrzej Zulawski rellena la obra de muchísimas referencias: aparece una y otra vez Sartre como autor que comentan, La Náusea como obra en particular, el protagonista, Gombrowicz, cuenta a su compañero Fuks el Rojo y Negro de Stendhal, recita a Dante, se menciona la película Théorème de Pasolini en más de una ocasión, Lena dice La nuit transfigurée, haciendo alusión a Schönberg (por su contenido, también, ya que se enuncia en el momento de revelación del bosque), sin contar con las indagaciones de Fuks en torno a la obra de Los hechizados del mismo Gombrowicz, o un gusano en el desayuno que nos hace recordar a aquel otro gusano de Pornografía, o las admiraciones que profesan León y Witold hacia la actriz francesa Marina Vlady. Todas estas referencias y sus equivalentes en imágenes otorgan una atmósfera que hace de la película una delicia para deshilvanar, como deshilvanan las pistas los protagonistas de la historia. Se notan varias subtramas que están muy bien definidas en imágenes y que son poderosas gracias a ellas (en la novela lo son por repetición): la palabra indecible como medio de generar cosmos. La potencia/impotencia del lenguaje. Todo va de bocas, excesos de bocas, bocas contrapuestas, labio deforme de la sirvienta, dedos en bocas de muertos, Witold hablando como el pato Donald, León con su tirirí y su berg, las mentiras, Lena profesora de lenguas, la recitación en voz alta. Está también la subtrama (o subcadena simbólica) de lo puntiagudo: imagen de aguja en poster de Cristo, paraguas clavado en medio de la noche, báculo de León, rastrillo erguido, flechas en paredes, etc. Y la subtrama o cadena simbólica de lo colgado en progresión: gorrión-gato-Ludwik.
Al ver esta película uno se plantea si son los símbolos susceptibles de ser captados por cualquier espectador que no ha leído la novela. En ella quedan muy patentes al funcionar el mecanismo de la comentada repetición, pero con las imágenes es fácil dar algunas por perdidas en medio de la sutileza, ya que se nos muestra todo un cuadro en conjunto y es un trabajo más delicado notar dónde yace el símbolo. Por ejemplo con el caso de la tetera. La tetera es un símbolo ampliamente comentado en la novela y el texto lo recalca una y otra vez. En imágenes tenemos que ser muy puntillosos si distinguimos la tetera en la mano de Ludwik cuando Witold los espía por la ventana. Witold ahí no menciona en voz alta que la tetera sea el símbolo del exceso. Tampoco se comenta nada cuando Lena la coge en otra escena de la película. Sin embargo está ahí, en las imágenes. Tenemos que pensar que en un film el juego es mucho más rebuscado para poder ser descifrado si no conocemos los códigos y que es fácil que los símbolos pasen desapercibidos.
Los colores, el agua (el final del Cosmos de Gombrowicz hace hincapié en este elemento), los parajes rocosos, las escenas de la casa campestre, la elección de los actores, el guión, es una obra que en conjunto no desdice a Gombrowicz, sino que lo potencia. Saber encontrarlo y disfrutar de la película es inevitable para cualquier seguidor del autor polaco. El protagonista es muy creíble en su papel del escritor, expresa con los ojos más de lo que dice, sus golpes en el pecho y sus exhaltaciones son verosímiles por su porte de delgadez y androginia que nos llega a transmitir que se consume por dentro cuando se encoge. El acercamiento temporal también es verosímil y las bellezas de sus actores no son accidentales… Al actor que hace de Ludwik se le conoce en la prensa francesa como un Tadzio treintañero y además de actor es modelo de pasarela. La actriz portuguesa que hace de Lena es creíble en su papel de aspirante a actriz y cómplice del protagonista. León cumple nuestras expectativas al representar a un señor que es como lo imaginamos por la novela. Su compañera, la señora Bolita de la ficción, tiene ataques en los que queda congelada en el momento. Puede que algunos de estos rasgos acentúen cierto carácter surrealista que los críticos pueden ver en un film como éste, donde el director ha creado una atmósfera en el que todos van a gran velocidad y las palabras se atropellan unas a otras.
Continúo la crítica en spoiler