Corazonada
Sinopsis de la película
Tras cinco años de matrimonio, Frederic Forrest y Teri Garr se divorcian. Teri es cortejada por un camarero pianista (Raúl Juliá) que le promete llevarla de vacaciones muy lejos. Mientras tanto, Frederic conoce a una bella artista de circo (Kinski). El azar hace que las dos parejas se encuentren bailando por las calles de Las Vegas un 4 de Julio.
Detalles de la película
- Titulo Original: One From the Heart
- Año: 1981
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
Película
6.4
30 valoraciones en total
Me ha costado al principio el llegar a comprender que tanto las interpretaciones, como la música y los decorados eran un todo armónico mediante el cual el maestro Coppola trataba de sumergirnos en esta pequeña gran historia de amor y desamor.
Al principio se hace un poco torpe la narración, pues da la impresión que el director, demasiado ocupado en la ambientación y los decorados, pasa por alto la dirección interpretativa, además que el montaje está supeditado a los cuadros que componen las imágenes, y no a la acción dramática. Es este un punto que destaca en los primeros 40 minutos de película, hasta que el espectador toma parte en el asunto y pone un poco de su parte (al principio simplemente el espectador se deja llevar, hasta que se da cuenta de que la película exige algo más. ¿Es esto un pequeño favor que le hacemos a Coppola?), entonces ahí llega la verdadera ampulosidad coherente, el tour de force lumínico y decorativo y musical con el que conseguimos vivir la paralela aventura extra-matrimonial de estos dos cándidos personajes.
Da gusto ver que el mismo director que supo adentrarnos poco a poco y sin compasión en el corazón de las tinieblas, también es capaz de recrear una historia de amor con la bella ingenuidad de un niño maravillado. He ahí la intensidad del sentimiento. He ahí la incomparable visión del más grande de los modernos.
Pocos directores tienen la capacidad de crear arte y Coppola es, sin duda, uno de ellos, quizás el último gran creador que ha dado el cine. Como toda obra de arte Corazonada ha sido y es un film discutido, cult movie para unos, película fallida para otros, apasiona o genera rechazo sin término medio, se entiende o no, pero jamás deja indiferente a nadie.
Como plasmación fílmica de un sueño largamente acariciado, un sincero y sentido homenaje de Coppola al sistema de estudios que hizo grande a Hollywood, Corazonada se nos presenta como un fascinante y arriesgadísimo ejercicio de estilo que solo la imaginación de un visionario como Coppola podía acometer. Nadie como el podía atreverse a realizar en un estudio esta extraordinaria recreación de la ciudad de Las Vegas, con esa catarata de luz y de color que inunda la pantalla de forma casi permanente. Historia de amor en apariencia convencional, un Coppola que destila pasión y romanticismo por todos sus poros va mucho más allá de lo que nadie jamás se había atrevido y nos ofrece una personal, lírica y melancólica visión de la relación de pareja. Un guión trasgresor e imaginativo, una fotografía fascinante, irreal y preciosista del gran V. Storaro, una cámara que se desliza de forma precisa en amplios y deslumbrantes movimientos de grúa, trufada de secuencias inolvidables, y con la maravillosa y envolvente banda sonora de Tom Waits como telón de fondo hacen de Corazonada una experiencia visual y anímica inolvidable para todos aquellos que aman la belleza.
Concibo a los ejercicios de estilo como obras donde el fondo y la forma no van de la mano o, dicho más propiamente, no son una única cosa. Al mismo tiempo, la audacia, originalidad o belleza de su componente formal las hace dignas de interés.
Con su estética lánguida y deslumbrante por un lado, y su historia de amor sacada de una comedia de situación por otro, Corazonada es un precioso ejercicio de estilo.
1) Coppola se lanzó a probar imágenes de ‘cine electrónico’ sin pararse a ver si el argumento que le proponía el mediocre Armyan Bernstein era realmente bueno. Puso los Zoetrope Studios a toda máquina e inyectó dinerales para que Tavoularis recreara en plató Las Vegas entera, con su infinita parafernalia luminosa. Y se volcó en posibilidades digitales, entonces novedosas, que le permitían manipular abiertamente el color, prodigar superposiciones y fundidos a los que saca partido para mantener en unión virtual, una especie de ósmosis, a personajes que se encuentran en escenarios separados. Con una caligrafía de neón, decorados rutilantes y fuegos artificiales, investiga nuevas formas de artificio, espejismo e ilusión, con resultados visualmente brillantes, reforzados por las canciones de Tom Waits, que éste canta en compañía de Crystal Gayle para lograr una densa atmósfera mientras van mostrando en sus letras la subjetividad de los protagonistas.
2) ¿Por qué falla este intento de cine operístico y total, tan propio del gran Coppola?
Híbrido endeble entre musical y comedia romántica, como musical presenta apenas un número coreográfico, de sabor bastante clásico y trillado, además de las canciones en off, que tienen función más bien narrativa. No basta con un par de guiños a la jornada neoyorkina de Gene Kelly. Y como pieza romántica carece del mínimo encanto. La sentimentalidad de la pareja, encarnada por dos actores sin química ni gracia (¡¿cómo es posible semejante error de elección en un proyecto multimillonario?!), se desarrolla a partir de discusiones mezquinas y sórdidas en la celebración de su quinto aniversario, durante la que aflora el hartazgo mutuo. Él (Frederic Forrest) es un tipo tosco y malhumorado que, cuando las circunstancias le presionan, para expresar el supuesto amor agudiza su zafiedad y se comporta como un primate. Y ella (Teri Garr), apocada e indecisa, con aire más maternal que seductor, carece de erotismo aunque salga buena parte del tiempo en ropa interior, cambiándose en las cercanías del cuarto de baño.
¡Cómo será el argumento para que un ‘happy end’ sea deprimente!
En medio del desangelado relato, lo mejor son algunos secundarios: Harry Dean Stanton, el memorable Travis de París, Texas, y Nastassja Kinski, quien con sus funambulismos y números de magia circense y facial ilumina sin ayuda de focos unos cuantos metros de película.
3) Coppola estaba estudiando Las afinidades electivas goethianas con vistas a una adaptación y, en una decisión precipitada, consideró que la propuesta de Corazonada guardaba semejanzas. Le perdió la impaciencia por aplicar al cine las incipientes posibilidades tecnológicas.
Tardó bastante en recuperarse del batacazo económico del radical fracaso en taquilla.
Siguió trabajando regularmente con Tavoularis, pero no consta que volviera a hacerlo con Armyan Bernstein.
Corazonada puede ser tomada como un enorme y costoso capricho del ego de Coppola. Francis se dejó hasta el ultimo dólar en comprar los estudios de Hollywood Central de Los Angeles para poder crear películas a la manera de la época del star-system, con un control total sobre escenarios, climatología, iluminación, sonido y demás aspectos cinematográficos. Apostaba por un cine en familia y para ello necesitaba un hogar donde rodar con su equipo de siempre. Lamentablemente, los planos de Corazonada sería lo únicoa que se rodaría en aquellos fraternales estudios de Zoetrope.
Coppola consiguió acabar la película a pesar de sus altísimos costes artísticos (un aeropuerto incluido) y fue un autentico fracaso en taquilla por culpa en gran medida de la prensa que la tachó de fiasco desde un primer momento y de la Paramount, con la que estaba asociada Zoetrope, que paró su distribución ante la desconfianza que les generaba el proyecto.
Pero Corazonada no es, por mucho que se empeñen muchos, un ejercicio de forma, sino un asombroso y brutalmente sencillo ejercicio de fondo. Habla simplemente de una pareja que ve como el paso de los años ha hecho caer en el olvido sus sueños de adolescencia. Terri Garr se niega a dejarlos pasar. Frederic Forrest ya los dejó pasar hace tiempo.
Y así comienza esta historia, una autentica fantasía amorosa más cercana a las ensoñaciones de un par de tortolitos que a una simplona comedia de situación, como la describen algunos.
Todo esto localizado en una Las Vegas en la que Storaro potencia más si se puede ese ambiente de luces y sombras que tan bien sirve como analogía de los problemas del corazón. La fotografía juega constantemente con los estados de ánimo de los personajes y nos mete en un paisaje onírico que llena la pantalla y el alma del espectador.
Y, por supuesto, Tom Waits. Compositor de toda la banda sonora, oscura y esperanzadora, que encaja perfectamente en unos números musicales que son los que llevan el motor emocional y el tempo narrativo del film. Los mejores a cargo de Kinski y Raul Julia, unos secundarios de autentico lujo que aportan el toque de acción a la película.
Dijo Francis Ford Coppola que estuvo diez años pagando las deudas que le generó Corazonada. En mi humilde opinión, valió la pena el esfuerzo.