Con destino a la luna
Sinopsis de la película
El empresario Archer, el general retirado Powers y el investigador aeroespacial Anderson colaboran en la puesta en órbita de un cohete propulsado con energía atómica. Construyen la nave espacial Luna en una base secreta del desierto de Mojave, pero agentes de una potencia extranjera intentan sabotearles. Cuando ven peligrar la misión, deciden adelantarse a sus enemigos y despegar con destino a la Luna…
Detalles de la película
- Titulo Original: Destination Moon
- Año: 1950
- Duración: 92
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Opinión de la crítica
Película
5.7
71 valoraciones en total
No es un gran film, la verdad. Pero tiene su mérito.
Los responsables del mismo se tomaron bastante en serio el concepto de viaje espacial y el resultado es curioso. Y llega uno a varias conclusiones al verlo:
1 – Spielberg robó la idea de los dibujos animados para enseñar ciencias y la usó en Parque Jurásico .
2 – Hergé vio este film. No sé a ustedes, pero a mí me da la impresión de que imitó los disenos del cohete y los trajes de astronauta descaradamente.
Lo dicho: un curioso ejemplo de ciencia ficción de los 50: no hay extraterrestres, apenas se hace referencia al comunismo y todo resulta bastante creíble.
Lo mejor: su plausibilidad.
Lo peor: es excesivamente didáctico y carece de drama.
No deja de sorprender que esta película se hiciese en 1950, cuando todavía faltaba una década para que el primer ser humano fuese enviado al espacio. Estamos más ante un documental que ante una película de aventuras espaciales, pues la trama es muy elemental y sirve sólo para enmarcar su aspecto pedagógico.
Además de la famosa participación del Pájaro Loco para explicar al espectador las bases de los vuelos espaciales, destaca el diseño del cohete, de propulsión nuclear y de una sola etapa, algo que todavía no hemos logrado construir. Y como dice metabaron , este cohete y el de Tintín son casi clavados.
La película está editada en DVD en español y merece la pena gastar 90 minutos en ella para ver cómo fueron los primeros días de la ciencia-ficción cinematográfica.
Esta pieza de retro-futurismo creada en el año 1950 tiene su lado positivo, en ese año el hombre aún no había llegado a la luna y casi no se tenían conocimientos de los viajes espaciales, aún así se puede decir que los creadores lograron representar con buena precisión lo que significa un viaje a la luna, lógicamente que si se compara con los logros visuales de hoy éstos quedan reducidos al nivel de una caricatura, así que en más de una ocasión lo que pase ante nosotros nos provocará por lo menos una sonrisa, por ejemplo las estrellas que brillan más como focos que como estrellas, o la superficie lunar que sin ser realista me resultó atractiva, de cualquier manera los efectos hicieron lo justo para meterme adentro de la trama.
En lo relativo a la actuación se puede notar la ingenuidad de la época, explicar a los inversores con un dibujo del Pájaro Loco la factibilidad de una misión espacial no sé si me asombró o si me hizo gracia, la forma en que los personajes toman las decisiones en general resultan bastante absurdas, el patriotismo naife en momentos clave quedan muy fuera de foco.
Al margen de estos aspectos negativos esta película resulta entretenida, obviamente solo será interesante para quienes como yo saben disfrutar del retro-futurismo, quienes encontramos en estas cintas el encanto de lo autóctono y el toque personal, mírenla si saben abstraerse (y hasta disfrutar) de las yerros técnicos de un antigua película de ficción.
La recordaba muy vagamente de cuando se estrenó en este país. He podido volverla a ver ahora gracias a un amigo que me ha dejado el DVD i he quedado gratamente satisfecho por su calidad técnica y su seriedad, la hace creible. Más que algunas películas posterieres e incluso actuales. En esta no hay ni monstruos ni bichos raros que hagan el ridículo. George Pal fué un genio del cine de ciencia ficción y esta película es un buen ejemplo.
Esta película marca el comienzo del esplendor del cine estadounidense de ciencia-ficción de los años 50, después de una década, la de los 40, en la que este género cinematográfico casi desapareció. Destaca también por el tono objetivo, didáctico y pretendidamente documental -como se observa en el maravilloso cortometraje de animación con el Pájaro Loco explicando la teoría y la práctica de un viaje a la Luna- con el que se afronta el tema, en lo cual esta producción del húngaro George Pal contrasta con otras producciones suyas inmediatamente posteriores, como Cuando los mundos chocan (When Worlds Collide, 1951), dirigida por Rudolph Maté, o La guerra de los mundos (The War of the Worlds, 1953), dirigida por Byron Haskin, en las que el elemento científico deja paso al religioso, y a una concepción más loca de la ciencia-ficción.
Esta película, aunque no tenga grandes estrellas en su reparto, se puede considerar, como las otras mencionadas más arriba, de gran presupuesto, pues al uso del color se une el cuidado puesto en los efectos especiales, los decorados, y todos los detalles que hacen más o menos creíble esta historia. Una historia en la que lo menos creíble es el guión, pues la tripulación se improvisa, la integran hombres no sólo bastante mayores, sino carentes de la habitual y necesaria preparación física, y el viaje se acelera ante las trabas puestas por la autoridad. Es decir, los tripulantes se saltan todas las autorizaciones y los plazos, yéndose a la Luna porque sí, y encima luego quedan como unos héroes, al llegar a la Luna. Todo eso es ciencia-ficción, desde luego. Pero ciertamente esta película trataba de animar a la realización de una conquista del espacio espoleada por la Guerra Fría, a la que se alude de forma poco explícita.
Hay que destacar la unión de talentos reunidos en esta película: el animador George Pal como productor, el escritor de ciencia-ficción Robert A. Heinlein como autor del argumento y co-autor del guión, Chesley Bonestell como autor de los increíbles fondos pintados de la Luna, Lee Zavitz como responsable de los efectos especiales, más los responsables de la fotografía en color, de los decorados, etc. No nos olvidemos tampoco del director, Irving Pichel, ni del animador Walter Lantz.