Colors in the Dark
Sinopsis de la película
Anita y Fred llevan 50 años casados. Hace tiempo que entraron en el otoño de su vida, pero siguen viviendo su amor con determinación, aunque su relación no esté exenta de conflictos. Cuando Fred cae fatalmente enfermo, se lo oculta a su familia, pero no a su esposa. El film retrata las últimas semanas de la vida de una pareja que se ama.
Detalles de la película
- Titulo Original: Satte Farben vor Schwarz (Colors in the Dark)
- Año: 2010
- Duración: 85
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Opinión de la crítica
Película
5.7
86 valoraciones en total
Sophie Heldman dirige y escribe (junto a Felix zu Khyphausen) esta película sobre el ocaso de la vida y el final de la misma.
Colors in the Dark nos narra la historia de Anita y Fred, una pareja de avanzada edad que tiene en su haber común 50 años de matrimonio. Pese a llevar toda una vida juntos, ambos viven la relación con fuerza, lo que igualmente se refleja en la intensidad de sus conflictos.
Pero en el otoño de su vida paz no es lo único que se respira. Fred cae fatalmente enfermo y decide ocultar este hecho a su familia, no así a su esposa. La película nos cuenta las consecuencias de este hecho y de esta decisión, las radicales y opuestas formas de enfrentar la muerte propia y del ser que te ha acompañado a lo largo de toda la vida…
El film se asienta sobre los sólidos pilares de una sólida interpretación de la pareja protagonista (Bruno Ganz y Senta Berger), que dota de credibilidad a la historia, así como goza de una corrección formal en cuanto a los elementos técnicos se refiere. La fotografía, la música, todo se acopla al ritmo de ese otoño vital, su pausado ritmo, su calmado adiós… Pero hay un cáncer que estropea un tanto el conjunto desde el interior, y es la frialdad con la que está todo narrado (salvada puntualmente por la intervención de los hijos en la historia). Pese a que a priori, resulta al espectador una historia cercana y conmovedora, la manera en que se narra no le permite abrazar el dolor que subyace en la pantalla, no empatiza ni se ve atrapado por la historia que termina viendo de lejos. Es por ello que resulta una película aceptable, pero que, al no alcanzar las entrañas, terminará perdiéndose en la memoria.
– Enoch –
Este film me trae el eco de las temáticas existenciales que el gran Ingmar Bergman desarrolló en sus inmensas películas: A través de un vidrio oscuro , Fresas silvestres , Cara a cara o Saraband , entre otras decenas de ellas.
La directora de Colors in the Dark, a mi entender confecciona una digna película sobre la muerte humana.
Bergman, el maestro sueco de las situaciones existenciales tuteantes con la muerte, quizás sea la perfección lograda en el séptimo arte en este sentido. Sin embargo, Sophie Heldman no se desluce ante la inevitable comparación con aquel genio del cine, cuando nos va narrando con su cámara los senderos que Anita y Fred encaran para el encuentro con la muerte. Senderos que son tortuosos, plagados de contramarchas, vacilaciones, desencuentros, rencores olvidados y un tenue y velado ejercicio de poder en el natural contrabalanceo de la pareja humana.
De lo que no se puede evitar tener que admitir es que la Oscura Señora del Silencio llega y nos encuentra desvalidos y solos. Podrá el ser humano estar acompañado o no, es indistinto. La SOLEDAD estará aún en medio de una muchedumbre. Apenas queda mitigado el miedo a lo desconocido si en ese trance el ser humano se siente amado o dando amor. El amor humano parece ser entonces el mejor narcótico ante el trance tanático por enfrentar. Este convencimiento es quizás el rotor de los movimientos de Fred y Anita, en los encuentros y desencuentros de ambos a lo largo de esta hermosa película.
Las historias sobre la tercera edad no son muy habituales de ver en el cine. Normalmente protagonizadas por romances otoñales, por enfermedades terminales o bien por la ilusión de cumplir el sueño de toda una vida, no son las películas más rentables para un productor. Aun así en los últimos años títulos como Lejos de ella, El hijo de la novia o la mismísima Up han encontrado su público, cuando no han arrasado directamente.
Este año el Festival de San Sebastián ha ofrecido en sus diferentes secciones varias películas con protagonistas de la tercera edad. Addicted to love, Poetry y Apart together, todas ellas asiáticas, han sido muy buenas muestras de ello. A estas películas cabe añadir la alemana Colors in the dark que venía a poner un poco de frialdad germana en todo este asunto.
Esta película supone el debut en la dirección de la directora Sophie Heldman, y cuenta una historia sencilla que guarda en su interior sentimientos muy complejos. Es la historia de Anita y Fred, un matrimonio que lleva casado más de media vida. Una relación que a lo largo del tiempo ha superado todo tipo de baches, y que todavía tendrá que superar el más importante. Cuando a Fred se le diagnostica un cáncer, la relación entre ellos se tensa debido a la diferente forma de afrontar el problema. Él desea seguir disfrutando de su vida mientras pueda sin someterse a ningún tratamiento que condicione el resto de su existencia. Ella quiere que el se trate la enfermedad. Esta diferencia de opinión hace que se distancien y que antiguos fantasmas de la relación vuelvan a aparecer.
Sophie Heldman, también guionista de la película, crea una historia dura y emocionante sobre las relaciones humanas tratando temas como la confianza, la lealtad o la muerte. El problema es que en su puesta en imágenes despoja a esta historia de cualquier atisbo de emoción, pasión o complicidad con el espectador. Su trabajo de dirección es tan pulcro como distante y el tono general de la película no pasa de ser grisáceo. Los personajes protagonistas afrontan esta nueva batalla en sus vidas con una contención excesiva, que impide al espectador sentir sus decisiones como propias. Todo se ve desde una barrera, sin lograr que nos impliquemos en la historia. La presencia de los hijos, y especialmente de la nieta, de la pareja aportan algo de calor a la historia, pero no el suficiente como para lograr transmitir la emoción que una historia así necesita.
Bruno Ganz y Senta Berger son sus veteranos protagonistas y hacen dos trabajos maduros y serenos y su presencia se convierte en lo mejor de una película que tampoco acierta en el arriesgado giro final.