Cold War
Sinopsis de la película
Con la Guerra Fría como telón de fondo, Cold War presenta una apasionada historia de amor entre dos personas de diferente origen y temperamento que son totalmente incompatibles, pero cuyo destino les condena a estar juntos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Zimna wojna
- Año: 2018
- Duración: 88
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Opinión de la crítica
Película
7.1
75 valoraciones en total
La peli es polaca, en blanco y negro, con una excelente fotografía con vocación poética y un comienzo en el que se muestra un casting por los pueblos polacos, con bonitas canciones populares, buenos primeros planos y un estilo que imita el de un modesto reportaje de época. Epatante.
Se desarrolla en episodios que ilustran distintos momentos a lo largo del tiempo en la vida de los protagonistas, y apuesta por las imágenes más que por las palabras. Con esto disimula una historia endeble y deshilachada en la que solo se salva la parte musical, y unos personajes sin desarrollar ni explicar, que no provocan la empatía del espectador, la mía al menos.
Y así, los protagonistas terminan resultando insustanciales, con una especie de amor obsesivo él, y con un amor condescendiente ella. Él insulso y ella apática y desequilibrada.
Terminé harto de los encuentros y desencuentros de la pareja protagonista, y deseando que acabara todo, como fuese, me daba igual.
Pawel Pawlikowski se ha tomado su tiempo. No creo que haya sido porque en Polonia sea más difícil rodar que en otros países, que sin duda lo será, pero Pawlikowski, como se puede comprobar con esta Cold War y a raíz del éxito de su anterior película, Ida, en la que en su brillante palmarés, por ejemplo, figura el codiciado Oscar al mejor film extranjero, sabía que no iba a tener graves problemas de financiación.
Lo llamativo de todo este asunto es que no ha perdido su línea. Sigue siendo cine de autor, puro y duro, lo cual no era impedimento para comprobar que hay un público que esto le interesa y que la sala que la proyectaba, aunque no era enorme, estaba casi abarrotada. Es un lujo, aunque habitualmente parezca que no es así, que existe un público que sabe comportarse en una sala y que le interesa una historia contada sin los tics o clichés habituales del cine comercial más previsible. Y ojo, que no es cine gafapasta como lo calificarían los descerebrados analfabetos de turno, es, como hemos dicho, cine de autor: manejo del lenguaje cinematográfico y capacidad sensitiva.
En esta ocasión Lukasz Zal se encarga de la fotografía en esta ocasión sin Ryszard Lenczewski que vuelve a ser en blanco y negro. También el guión lo realiza, no con Rebecca Lenkiewicz, si no con Janusz Glowacki y la colaboración de Piotr Borkowski, además de contar con miembros de otras producciones suyas, sean técnicos o actores. También se repiten ciertos escenarios y ciertas constantes, hasta casi la misma escueta duración, pero lo que se nos cuenta nada tiene que ver con su anterior y celebrado trabajo.
Aquí la acción se reparte a lo largo de varios años en diferentes países. En apariencia no es tan claustrofóbica. Hay espacios abiertos, corre aire a través de sus personajes perfectamente definidos y estos se mueven por lógica, siguiendo además sus instintos.
Brillante es su factura técnica, coronada por una fotografía que logra impregnar el film de una nostalgia aplastante, como si hubiera sido rescatada por una filmoteca después de más de cuatro décadas de haber sido rodada, con una vigencia absoluta. Y sus temas musicales, variando según la acción, dentro de un guión medido hasta con compás y regla, conciso y férreo, dirigido con una llamativa precisión: Pawlikowski, experimentado en cine documental, ha tenido una agitada vida, viviendo en varios países y británico en su formación profesional. Conoce bien el ambiente desgarrado de relaciones sentimentales familiares que se pierden y también posee buen gusto. Entre sus films favoritos los hay dispares, como varios títulos del cine de Wajda, junto a Días del cielo, El espejo, Taxi Driver, La dolce vita o Con faldas y a lo loco. Y algo de todo esto se refleja aquí.
Antes de irnos al spoiler hacer mención al excelente reparto, en espacial al dúo protagonista: Joanna Kulig, la cual tiene estudios de canto, y Tomasz Kot. Ellos encarnan a Zula y Wiktor con perfecta convicción y química. Ambos están muy bien, aunque creemos que la que saldrá más beneficiada será Joanna Kulig que podría significar su salto internacional, así como el caso de su director.
La carrera de Cold War no ha hecho nada más que empezar, pero el hecho de que pueda llegar a estrenarse en muchos países es su verdadero triunfo, al pertenecer a una clase de cine cada vez más difícil de ver en circuitos comerciales. Y sin querer destripar nada nos vamos al spoiler.
Sobre todo fría. Carente de emoción. Sin gracia alguna. Esto es lo que puedo decir después de ver la película. Ya tenía que haber sospechado algo después de ver la apabullante adhesión de toda la crítica profesional. Y como en otras ocasiones me viene a la mente el cuento del rey desnudo. ¡Pero es posible que solo yo* vea que ese par de pasmarotes que protagonizan la cosa no trasmiten absolutamente nada, salvo pena!
Vale, acepto que la fotografía en BN contiene imágenes bonitas, encuadres originales, etc. y que la ecléctica selección musical, auténtico eje de la cinta en mi opinión, te mantiene despierto a base de súbitos cambios de género y volumen. Pero si esto es la mayor historia de amor jamás contada … yo soy un androide. Y no me había dado cuenta hasta ahora.
*Afortunadamente he visto que hay otras críticas de usuarios que opinan lo mismo que yo. Quizá no soy un bicho tan raro.
Si hay algo primordial en las historias de amor es que la pareja protagonista desprenda aquello que llamamos química, y que ésta tenga el suficiente poder para hacer que la pasión traspase la pantalla. Hacer que el espectador se pueda sentir identificado con una de las dos partes y que llegue a sentir ese romance como algo propio. Nada peor pues, que unos personajes distantes, una fotografía fría y una historia que avanza a trompicones, sin que podamos llegar a degustar la esencia de la relación. Que es lo que, simple y llanamente, ofrece Cold war. El director Pawel Pawlikowski, parece más preocupado por la forma que por el fondo, y así, en lo que en el mundo del cine se conoce como un ataque de autor, opta por fragmentar el relato, abusando de la elipsis, en un montaje que a uno le deja la sensación de haber asistido a un resumen de los capítulos de una serie. Ni el tono ni el ritmo parecen los más adecuados para una historia de amor-fou. Pero si hay algo que hace descarrilar la película no es otra cosa que las interpretaciones de su pareja principal. No hay diálogo, ni gesto ni palabra en el trabajo de Tomasz Kot y Joanna Kulig que puedan hacernos creer que están locos el uno por el otro y el conjunto acaba sonando tan falso y artificial como la versión jazzística de una canción tradicional polaca.
Lo mejor: el momento rock and roll.
Lo peor: que parezca estar hecha con la peor de las desganas.
Todo lo que tengo que decir tiene spoilers, así que la crítica sigue en la otra parte.