City of the Sun
Sinopsis de la película
Chiatura es una ciudad al oeste de Georgia cuyas minas proporcionaron una vez el 50% del manganeso mundial. Sin embargo, su época dorada se vino abajo con la Unión Soviética, y a día de hoy es una localidad desierta y en ruinas, cuya población se ha reducido un tercio desde 1989. Esta cinta narra las historias de cuatro de sus habitantes restantes y muestra su lucha diaria.
Detalles de la película
- Titulo Original: Mzis qalaqi
- Año: 2017
- Duración: 104
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Opinión de la crítica
Película
6.4
89 valoraciones en total
Documental georgiano de tipo contemplativo que se contextualiza dentro de una pequeña ciudad, o mejor dicho, pueblo minero de dicho país del Cáucaso. Contemplativo es porque sus intenciones están alejadas de las comunes, que podrían ser contar la historia de este lugar, o contar los motivos del porqué de las ruinas recurrentes, o porque la escasa población, más un sinnúmero de situaciones que se podrían presentar mediante aburridas entrevistas.
Rati Oneli prefiere filmar el común, la vida de un puñado de personajes dentro de este lugar que pareciera sumido en una crisis, donde la naturaleza está absorbiendo distintas ruinas, tomando el lugar que le pertenece, ahogando las estructuras de cemento propias de las minas ya abandonadas, tornando más verde el paisaje, mientras estas personas tienen sus sueños, recuerdan, anhelan, esperan.
Pareciera una ciudad fantasma con recurrentes tonos grises que abruman el paisaje, ecos que contrastan con la vitalidad que las personas reflejan a pesar del contexto agreste, del medio difícil en el que están Una ciudad en silencio que contrasta con los sonidos del elenco, con el profesor de música, con las chicas trotando, con los trabajadores de la mina y con el grupo de amigos que se reúnen.
Se visualiza como una lucha entre lo que fue de este lugar, frente a lo que es, a la resistencia a morir de parte esta población, ya lo menciona una de las mujeres mayores en algún momento, sí se recuerda a alguien muerto, este nunca va a morir en realidad, el recuerdo lo mantiene vivo.
Se parte entonces de la idea de dos textos, el primero de las personas, de estos individuos que son retratados en su día a día, donde el filme toma una clara posición antropológica, de sus costumbres y su cotidianeidad en este lugar. Este es prácticamente el segundo texto que se puede encontrar, el del pueblo, de un pasado grande que se ha perdido.
No en vano la ausencia de jóvenes en el pueblo es abrumadora, no se muestra, ¿emigran buscando mejores condiciones? Tenemos niños por obvias razones, tenemos adultos y personas mayores. Los jóvenes son representados con las dos chicas que buscan ser deportistas dentro del atletismo, ¿pero cuál será el resultado al final? Que muy probablemente tengan que huir de ese lugar para sobresalir verdaderamente, para encontrar mejores condiciones para desarrollarse como atletas de primer nivel.
Arseni Khachaturan es el encargado de la fotografía del filme, un enorme trabajo que entiende a la perfección las intenciones del realizador, tomas áeres impresionantes donde los tonos grisáceos se mezcla con el verdor en los terrenos más abandonados, además del contraste entre esos grises y la vitalidad ya mencionada de las personas. Hay muchas secuencias por rescatar por su poderío visual.
Mzis qalaqi termina convirtiéndose en una película hipnótica, que seduce al espectador con imágenes portentosas, que lo llevan por un viaje onírico que choca con la idea de ese pasado gigantesco como todo dentro de la Unión Soviética y el estado actual de ese pasado caído en desgracia.