Cineastas contra magnates
Sinopsis de la película
Ensayo cinematográfico en defensa de los Derechos Morales de los cineastas frente a las manipulaciones que sufren las películas desde los orígenes del cine hasta hoy. Incluye fragmentos de importantes películas, como una escena en la que Felipe II (1559-1598) recorta una pintura de Tiziano porque no cabía en el espacio que le había reservado en El Escorial. Con esta acción el Rey de España se convirtió en el inventor del panning-scanning que en nuestra época altera el formato original de las películas. Este ensayo documental tiene su continuación en Cineastas en acción , también del año 2005.
Detalles de la película
- Titulo Original: Cineastes contra magnats
- Año: 2005
- Duración: 101
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Opinión de la crítica
6.7
65 valoraciones en total
Interesante documental que nos cuenta como el capital puede sobre al autor y su obra.
Con un doblaje chirriante del catalán al castellano, una conductora sosa, y en algunos puntos con un ritmo lento, se deja ver por sus anécdotas.
Más corto y menos pretencioso habría estado mejor.
Benpar ha usado con gran inteligencia esta película para poner en pie una denuncia filmada, sobre la manipulación que padecen los espectadores en los cines durante las proyecciones, así como en las las emisiones de films por televisión.
Era muy necesario que alguien llamara la atención sobre las irregularidades que se cometen en las salas de cine y sobre todo en televisión.
Combina esto con gran cantidad de trozos de películas donde demuestra pedagogicamente los errores como el de una televisión que mientras pasaba una película llenaba la pantalla con publicidad.
Recoge los testimonios de directoras-es que han padecido todo esto, entrevistando a
Woody Allen, Liv Ullman, Berlanga y gran cantidad de personajes ilustres del cine.
Además muestra en unos monitores los despropósitos cometidos por salas de exhibición y televisiones.
No es una mala película-documental, pero tampoco es lo notable que podría haber sido teniendo en cuenta la idea que se nos quería transmitir y su valiosísimo material de apoyo para hacerlo. Una vez más da la sensación de que han desperdiciado una gran oportunidad.
Como justa reivindicación y recopilación de archivos gráficos de algunos grandes directores clamando en el desierto es un muy buen documento, como documental en sí creo que le falta mucha fuerza (que no razón).
La película gira en torno a una idea base y fundamental: no es ético y atenta contra los derechos del autor, aunque no sea el propietario de su obra (bien el matiz de Woody Allen diferenciando entre poseedor y propietario), el alterar de cualquier modo su contenido o forma original, ya sea doblándola, cortando o censurando escenas, cambiando su formato de imagen (aquí se han llegado a hacer verdaderos crímenes) o insertándole rótulos o cortes publicitarios en su pase por televisión, pues eso la pervierte y falta al respeto tanto al director como al espectador, cuyas sensaciones al verla pueden diferir completamente de lo que en un principio cabría esperar.
Pero en un afán excesivamente didáctico como suele ser habitual en nuestro cine patrio llega a una innecesaria reiteración, pues una vez que se nos presenta la idea, se nos explican los distintos formatos, se nos ponen infinidad de ejemplos de cómo se ha maltratado al artista, una vez que se nos cuenta -e incluso escenifica, lo cual resulta un gran acierto, todo sea dicho- el episodio del cuadro de Tiziano con el Rey de España, una vez que se muestran multitud de testimonios de autores indignados, de Pollack, de Allen, de Fellini, de Berlanga… En definitiva, una vez que el director nos ha aportado todo ese material, se insiste en la cuestión con pedagogía de parvulario, usando símiles con otras expresiones artísticas distintas al cine, o repitiendo planos ya usados, creando al espectador una sensación de que te están tomando por tontico, vaya. O al menos ésa ha sido mi sensación.
En cualquier caso son detalles menores que no empequeñecen la obra tanto como el simple hecho de que una película que denuncia las mutilaciones de las obras originales… ESTÁ DOBLADA, y bastante mal, por cierto. En este caso, yo, como espectador traicionado, querría haber escuchado el catalán original de la narradora con subtítulos, sobre todo en ESTA película. He de decir que me quedé a cuadros con esta incoherencia, a pesar de enterarme posteriormente de que fue avalado por el propio Benpar.
Y por la última razón es precisamente por la que no puedo catalogarla como algo más que interesante , aunque recomendable para todo cinéfilo.
Interesantísimo documental sobre los atentados que se cometen contra las películas: cambios de formato, publicidad, cortes, cambios de color, retoques digitales, etc. Con una estructura novedosa y una buena selección de materiales de archivo y entrevistas, además de algunas partes de ficción, Benpar consigue presentar de manera clara y efectiva un problema que a los amantes del cine debería preocuparnos. Me parece un documental necesario y que debería obtener respuesta de los magnates del cine y la televisión, en el sentido de fomentar y materializar un mayor respeto por uno de los vehículos artísticos más apreciados por el público. Se anuncia una segunda parte. Bienvenida sea.
Inteligente, ágil y oportuno documental que nos explica el engaño, las mentiras y las alteraciones que sufren varias obras cinematográficas, del las cuales la mayor parte de la población nunca se entera y en la cual son perjudicados el artista o dueño intelectual de la obra, la gente que colaboró con él y el gran público o destinatario de la misma, claro que como siempre hay un beneficiario, un magnate que es capaz de alterar la obra que sea con tal de obtener un rédito económico.
Es increíble ver en una pantalla partida lo que vimos a los que deberíamos haber visto, indignante.
En cuanto al blanco y negro comparto la postura de Woody Allen de respetar el deseo de cada director, a pesar de estar convencido de que las obras retocadas están muy lejos de haber sido mejoradas, obras de Meliès coloreadas pierden la belleza y la nostalgia de una época que muchos asociamos al inicio del magnífico séptimo arte.
Y todo con una finalidad absurda y pseudocomercial, muchos piensan que la gente no quiere ver películas en blanco y negro, pero la verdad es que los que no quieren hacerlo tampoco querrán ver las versiones coloreadas, y es que el que quiere ver un clásico, tratará de verlo en las condiciones más parecidas a las de su proyección original, tratando de evocar los sentimientos y las emociones producidas en su tiempo.
La lista de Schindler nunca habría tendido el impacto que tuvo si hubiese sido hecha a colores, y se realizó en 1993, me gustaría saber qué pensaría Spielberg al imaginar a un magnate del futuro comprando los derechos de este film y coloreándolos en un arranque de locura.
El punto de vista contrario es también válido ya que muchas veces un director es contratado para un trabajo, el cual a veces realiza por pura necesidad y sin estar identificado con el mismo, por lo que ¿viene a ser su obra?, o ¿fue solamente un empleado en la realización de la misma?
Muchas veces una película es grande gracias a alguno de sus protagonistas y a pesar de su director, entonces, ¿le pertenece esa obra a aquél director que hizo más para perjudicar aquel trabajo, o al protagonista que consiguió que aquella producción lograse alcanzar algún sitial determinado?
Este documental toma el reclamo de los cineastas (generalmente válido) y lo convierte en queja y protesta, pero a mí, en el rol de público me indignó enterarme que muchas veces vi alguna película acelerada o cortada para que algún imbécil me coloque su publicidad de pañales. Por lo tanto me atrevo esta vez, más que realizar una crítica, a sugerir que se informe al espectador antes de cualquier proyección televisiva, como se informa si una película es violenta, tiene contenido sexual o lenguaje inapropiado, colocar el tiempo original de la película vs. el tiempo real de determinada entrega, cuantos minutos menos posee y si está adaptada en un formato adecuado para no perder ningún detalle de la realización original.
Dr.Juventus