Chico conoce chica
Sinopsis de la película
Se llaman Alex (Denis Lavant) y Mireille (Mireille Perrier). Han nacido en 1960 y viven en París, pero aún no se conocen. Famosa ópera prima de Leos Cárax, que, además de mostrar reminiscencias del cine mudo, refleja la influencia de cineastas como Cocteau, Dreyer, Godard o Bresson. La crítica francesa calificó a Leos Cárax como el único cineasta auténtico de los 80.
Detalles de la película
- Titulo Original: Boy Meets Girl
- Año: 1984
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
Película
6.6
41 valoraciones en total
Primer largometraje de Léos Carax, del que es guionista y director. Se rueda, en B/N, en exteriores de París y en plató, con un presupuesto de serie B. Gana el Premio de la Juventud (Cannes) y es nominado a un César (ópera prima). Producido por Patricia Moraz, se proyecta en público por primera vez en mayo de 1984 (Cannes).
La acción tiene lugar en París, en 1983, durante unos pocos días. Alex (Denis Lavant), de 23 años, natural de París, vive solo en un apartamento de un barrio marginal de la ciudad desde que le ha dejado su compañera Florence (Anna Baldaccini). Mireille (Mireille Perrier), de 23 años, natural de Párís, ha convivido durante tiempo con Bernard, pero nunca se ha sentido a gusto con él, que la ha dejado por otra. Alex y Mireille se han visto y han cruzado miradas en las calles de París. Se conocerán en una fiesta.
La película, realizada por Carax a los 22 años, es un singular y muy personal drama romántico. El film, no convencional e innovador, pretende recuperar y en cierto modo porofundizar el espíritu de la nouvelle vague . Muestra su admiración por Godard, Cocteau, Bresson, Dreyer y el cine mudo, en especial por Chaplin, del que evoca posturas y gestos. Las figuras aparecen a veces en posiciones estáticas, dando fe de la dificutad de la comunicación humana. Utiliza cortes, substitutivos de fundidos, cuando éstos proceden y cuando no corresponden porque velan brevemente un plano que no se detiene. Hace uso de un estilo elíptico y en ocasiones críptico. Construye personajes enigmáticos, situaciones oscuras y reacciones extrañas. Se complace en mostrar la fuerza de la ausencia de sonido, de las escenas sin diálogo y de las interferencias visuales, tomadas de la TV. Crea una atmósfera opresiva y desolada, marcada por la angustia de la vida, debida a que ésta cansa y deprime. No falta el humor surrealista y extravagante, como las noticias sobre la tia Violet, la conversación de dos amantes para mejorar los resultados de una felación, la concurrida fiesta de aniversario de la muerte de Stan, la despedida de dos amantes por el interfono de la puerta de la calle, etc. Presenta una nutrida galería de personajes pintorescos, como el antiguo operador sordomudo de cine mudo, el ex-astronauta sin conversación, la ex-Miss Universo sin ideas, el ex-actor que daba la hora por teléfono y otros. Dedica un guiño de simpatía a la cantante Barbara y a su canción Mourir pour mourir . Exhibe su admiración por las luces nocturnas de París y por el Sena.
La música incluye algunos fragmentos disonantes y un largo acompañamiento jazzístico al piano. Añade canciones de David Bowie ( When I Live My Dream ) y Serge Gainsbourg. La fotografía presenta un fuerte contraste de negros intensos y blancos deslumbrnates y algunas secuencias de gran brillantez (conversación de Alex y Mireille). Pese a deficiencias de desarrollo de personajes y a limitaciones de interpretación y diálogos, es una ópera prima interesante y de valor documental.
Boy meets girl es un melodrama oscuro de corazones rotos y angustia adolescente, narrado con gran brillantez formal por el joven Leos Carax.
El formalismo de la película se advierte desde su construcción simétrica: se abre con una imagen de una pared con estrellas y una ventana, y se cierra con las estrellas en el cielo, vistas desde otra ventana, tanto la primera como la última escena están bajo el signo del agua.
Se diría que Mireille Perrier se corta el pelo, en un momento dado, para ser como Anna Karina en Banda aparte (y también baila, pero en este caso sola). La película en sí misma parece un cruce entre A bout de souffle y La maman et la putain: un resumen del cine francés de los años 60 y 70 ejecutado por el alumno más listo de la clase.
Con una visión más amplia, podría decirse que entronca en la tradición francesa de obras sobre adolescentes (más o menos tardíos), y participa de la intensidad de El diablo en el cuerpo y de la melancolía onírica de El gran Meaulnes -aunque, en este caso, en tiempo de paz, y en un entorno urbano. Es sorprendente la capacidad de Carax para encontrar el misterio en las cosas más banales: por ejemplo, la escena en que unos asiáticos contemplan el interior de una máquina de pinball en proceso de reparación.
La película también tiene un lado bizarre y descarado, lleno de ocurrencias que pueden sorprender o molestar. Carax aprendió quizá de Godard que el cineasta, si aspira a ser creativo, no puede pretender obras redondas destinadas a convencer a un público lo más amplio posible, sino que ha de hurgar en sus propias obsesiones, sin apenas censura, como base para el acceso, tentativo y experimental, acaso a una verdad personal y profunda, acaso a otro lugar…
Se diría también que la película tiene una base autobiográfica, que retrata al artista adolescente (el nombre Alex se oculta dentro de LEos carAX) tanto en sus poses como en sus dramas íntimos. Su visión desesperada de las relaciones amorosas tiene también, no obstante, algo de pose, como si el autor se empeñara en seguir el mandato con el que André Breton quiso prolongar en el siglo XX otra tradición francesa, la de los poetas malditos: La belleza será convulsiva, o no será.
Como la bañera de la escena final, Boy meets girl desborda de ideas, tanto en la estructura de la narración como en la creación de potentes imágenes. En ella el cómo importa más que el qué, y el todo vale menos que la suma de sus partes: la película resulta finalmente menos molesta por su arrogancia y debilidades que inspiradora y convincente por sus hallazgos. Porque, como decía Karl Kraus: Lo que vive del tema, muere con el tema. Lo que vive en el lenguaje, vive en el lenguaje.
No puedo hacer una crítica técnica porque me faltan conocimientos. Puedo decir que a veces voto con el corazón y otros con la razón, y otros con… etc.
A esta película le he dado un diez por puro sentimentalismo egocéntrico. La he visto de mayor y la he encontrado pedante, aburrida, falsa, ingenua. Pero no puedo olvidar que la vi en el cine, en una sala de cine, en esos lugares en los que compartes tus emociones con desconocidos y… me quedé solo en la sala que se fue vaciando lentamente mientras yo era abducido por los protagonistas, por las fotografías (que eso me sigue pareciendo esta película, una sucesión de fotografías inmejorable para mi gusto), la música.
Salí del cine flotando, maravillado por el final, dudando de lo que había visto y sin posibilidad de revisarlo ya que en aquellos tiempos no existía internet ni dvds y apenas cintas de vídeo. La vi en un cine de provincias y años después en la filmoteca de la Generalitat, cuando estaba en la Avinguda Sarrià, y luego ya en la pantalla de casa y… Me veo a mi mismo en esos visionados en la sala y rememoro el impacto que me produjo.
Un impacto de adolescente y post-adolescente convencido de haber visto algo único y excepcional, sobre todo porque no había visto muchas otras cosas. Así que lo que diría sería esto: la he vuelto a ver recientemente como si una mano invisible pasara ante mí las páginas de un exquisito libro de fotografías, y he cantado las canciones emblemáticas compartiendo la tristeza, y he vuelto a sentir al final que no era posible que viera lo que estaba viendo.
Un diez, por los recuerdos. Dar otra nota seria traicionar mi memoria. Espero que os sirva de ayuda lo dicho.
Leos Carax es un director que merece la pena investigar, de eso no hay duda. Reconozco que no había visto nada de este tipo hasta hace apenas una semana, cuando visioné la inclasificable y maravillosa Holy Motors . Fue entonces cuando decidí indagar en la filmografía del director francés, y no hay mejor manera de hacerlo que empezar por el principio.
Su ópera prima, Chico conoce chica , está a medio camino entre el ensayo y el poema cinematográfico. Carax nos presenta una peculiar historia de amor entre dos extraños personajes. No es un film accesible a todos los públicos, a pesar del sugerente título que tiene. No veremos una historia de amor al uso, pero veremos auténtico arte romántico. A ratos preciosa y delicada y otros surrealista y desconcertante. Carax no deja títere con cabeza y es muy claro desde el inicio: no a todos le va a gustar esta película.
Carax usa un blanco y negro gélido y austero. Gran acierto, pues consigue una fotografía maravillosa y profunda (me es imposible no acordarme de los primeros trabajos de Jarmusch cuando veo películas con un b/n así). Guión difícil pero bien llevado gracias a una genial dirección del galo. Gran trabajo de Lavant y Perrier, tan profundos y sobrios como la película en sí.
Por momentos nos hace trasladarnos al cine francés de los 60, auténtico paradigma de lo que fue la Nouvelle Vague. Si Carax hubiese nacido antes formaría parte del selecto club formado por los Godard, Truffaut o Malle, entre otros. Creo que ninguna película posterior a la Nouvelle Vague ha conseguido acercarse tanto a esa corriente como Chico conoce chica .
En resumen, una película extraordinaria, vanguardista y atemporal. Cine puro y sin florituras, clásico y moderno a la vez. Una auténtica gozada para los amantes del mejor cine.
Boy meets girl, opera prima de Leos Carax, fue una bocanada de aire fresco al cine francés de los años 80, cuando un chaval de solo 22 años, admirador de la nouvelle vague fue capaz de plasmar en semejante obra maestra todo su universo interior con una potencia visual inusitada.
Un blanco y negro profundo, que recuerda los primeros films de Jim Jarmusch. La noche de un París oscuro y amenazador. Angustia vital y deriva emocional. Diálogos y situaciones surrealistas, inconexas. No es un film fácil, ni pretende una narrativa convencional. Boy meets girl busca otros caminos, estimula otros sentidos. Poesía cinematográfica.
Dice el personaje protagonista (Denis Lavant, alter ego de Leos Carax) en un momento del film tengo ideas para llenar dos vidas . Y se nota.