César debe morir
Sinopsis de la película
Docuficción sobre el taller teatral que organiza en la cárcel romana de Rebibbia el director Fabio Cavalli, que ensaya con los presos obras de Shakespeare. Los ensayos y la representación final del Julio César se alternan con la vida cotidiana de los reclusos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Cesare deve morire
- Año: 2012
- Duración: 76
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Opinión de la crítica
Película
6.7
76 valoraciones en total
Produce cansancio que los festivales de cine premien cintas cuya intención y cuya idea esta por encima de los logros artísticos de la misma. He aquí un ejemplo: Oso de Oro 2012 para unos ancianos y bien intencionados hermanos Taviani (Paolo y Vittorio, tanto monta, tanto desmonta) que pretenden hacernos creer que la IDEA de montar el drama Julio César de Shakespeare con presos de verdad y en una cárcel de verdad añade ALGO IMPORTANTE al texto inmortal.
Pues NO. El texto brilla pese a la plana realización, pese al vacuo intento de añadir dramatismo por la mera biografía de los actores y no por sus interpretaciones. Además, ¿a que viene utilizar a presos DE VERDAD, si no hay nada de dramatismo en sus relaciones, ni nada de profundo en sus relaciones, ni nada revelador en su desarrollo, ni aportan nada de nada? Si quieres una buena interpretación de Shakespeare utiliza buenos actores (me importa una mierda su biografía, como si son pederastas, putas, paletos o banqueros) para sacarle el máximo partido a un excelente texto de partida.
La realización de los hermanos Taviani es inventiva y muestra un sabio uso de los espacios carcelarios, el blanco y negro de la fotografía es hermoso y saca lo mejor de unos rostros y cuerpos feos y poco agraciados, ayudando a digerir una interpretaciones esforzadas y planas, que a punto están de destrozar el inmarchitable texto original.
No se dejen engañar: esto es una película aburrida, lenta, torpe, fea (aunque sea por voluntad propia, no me parece una virtud), vacía de profundidad, ajena al entretenimiento, ayuna de densidad dramática y pretenciosa hasta la nausea. Como dijo otro inmortal, Kurosawa: si tengo que mandar algún mensaje, pongo un telegrama o escribo una carta, pero no hago una película. Pues eso. Quédense en casa y lean a Shakespeare, sale mas barato y es mucho mejor.
Paolo y Vittorio Taviani vuelven sorpresivamente a ponerse tras las cámaras con este arriesgado proyecto entre la realidad y la ficción a través del carcelario y shakesperiano drama por el que han recibido reconocimientos como el Oso de Oro en el Festival de Berlín, 5 premios Donattello de la academia italiana de cine y les ha abierto las puertas al circuito internacional de festivales de primer nivel.
La película nos ubica en una prisión italiana donde los condenados se enrolan en un nuevo proyecto, la interpretación de una de las más famosas obras de Shakespeare, Julio César. La preparación, los ensayos, la interiorización de los personajes se sumará a su vida diaria haciéndose parte de ella, parte de ellos y demostrándoles que al arte no hay muros ni prisiones que lo contengan.
Arriesgada y meritoria bebe de la realidad misma para su puesta en escena. Actores no profesionales, presos reales, situaciones vividas en una cárcel real… todo se combina con una autenticidad y veracidad sobresalientes que dotan a la narración de un tono documental que se erige como contrapunto a los versos de Shakespeare que conforman el guión de la película.
Es quizá en el otro lado de la balanza donde la película chirría. Si bien en lo real la película es destacable, en el factor dramático de la misma se mantiene todo el tiempo a una distancia demasiado lejana. No profundiza en las emociones de los presos, en la identificación de los mismos con sus personajes en la obra, en cómo la introducción del arte en las vidas de los condenados les hace, en cierta forma, más libres.
Se presentan las ideas, y claras quedan, pero de una forma demasiado analítica y superficial, no hacen a la audiencia meterse bajo la piel de los presos, en sus pensamientos y emociones, sino que le hace observarlos desde el patio de butacas, a través de las rejas, y eso, a mi entender, resulta mejorable y podía haber hecho de César debe morir una película mucho más completa, interesante y amena de ver.
Meritoria en una parte, insuficiente en la otra. Aceptable, interesante, pero en mi opinión, sobrevalorada.
-Enoch-
http://www.raven-heart.com
Si yo fuese el bueno de William, ya me hubiese liado a navajazos con más de uno. Casi 400 años después de su muerte, cinematográficamente decenas de sus obras han sufrido una re-conversión pseudo moderna para poder adaptarlas a nuestros días, llegando algunas de ellas ha convertirse en autenticas aberraciones fílmicas de lo mas infaustas.
En Cesar debe morir (Nada que ver con aquella versión de Julio Cesar de 1953) los Taviani arriesgan con una teatralidad tan sobria como su puesta en escena, mas calidad y recursos sin duda no les falta a estos actores a buen seguro curtidos en mil batallas, desprenden amargura, sinceridad y convicción.
La conjunción de la obra con el trasfondo carcelario la dota más si cabe de un plus de dramatización. Nada es perfecto, por supuesto, pero que unos reclusos usen un drama para evadirse de un drama ¿no es acaso eso algo digno de Shakespeare?
Yo trabajo en una prisión, en el área de tratamiento. Y pude ver en vivo la representación del auto sacramental El gran teatro del mundo de Calderon De La Barca, elaborada por los internos, así que al ver la película me sentí identificado pues recordé aquella experiencia. Soy testigo de las similitudes, pues no importa en qué parte del mundo uno se encuentre, quien está en prisión pasa por las mismas penurias y se enfrenta a la misma soledad.
Por medio del arte ellos alcanzan la catarsis: la purificación, el desahogo, la libertad. Pero todo esto es efimero, dada su condición de presidiarios, todos ellos están ahí por diversos delitos, uno más grave que el anterior. Cumplen una condena, justa o no. Pero todos buscan redimirse en lo profundo de sus corazones.
Esta notable cinta que apenas excede la hora de duración, resulta imprescindible tanto por el homenaje a William Shakespeare, como por la fe que coloca en el arte como herramienta de purificación interior en personas estigmatizadas por la sociedad. Sin duda que el arte, el teatro, las historias, son terapéuticos. El cine no es la excepción.
Interesante, original y arriesgada apuesta para rodar en tono documental a un conjunto de reclusos de una cárcel italiana en los ensayos e interpretación de Julio César de Shakespeare….aunque a algunos, entre los que me incluyo, más que recordar al gran dramaturgo inglés no podamos evitar la recordar la genial visión y versión de Mankiewicz con Marlon Brando y James Mason.
La veracidad, realismo y honestidad con la que se lleva a la pantalla esta historia, bebe mucho de las magnificas y sentidas interpretaciones de los reclusos cuando éstos se ponen delante del libreto.
Capítulo aparte y quizás el punto más débil y fallido del filme es la pretensión de llevar o extrapolar las frases del libreto de Julio César a la vida real de encierro, soledad, culpa, redención, venganza o arrepentimiento de algunos de los actores reales/reclusos de la cárcel. Quizás la corta duración no ayuda a reflejar en su verdadera dimensión este punto, pero la sensación que impregna al espectador es que el guión fuerza y se esfuerza por ello cuando no hay ninguna necesidad.
El arte para estos guardianes de techos supone una interesante vía de escape en su día a día, y es ese el punto del que el filme saca su mayor jugo, de disfrutar de la emoción e ilusión con la cual los actores reales/reclusos se entregan en su papel, más allá de que éstos interpreten a Shakespeare, Chéjov o Tennesse Williams.