Cemento: El documental
Sinopsis de la película
Cemento fue una conocida discoteca de Buenos Aires, donde se llevaron a cabo recitales de bandas míticas, principalmente de rock. Fue considerado un sitio emblemático y de culto del rock argentino. Es visto como el local más antiguo, con más anécdotas y en el cual crecieron la mayor parte de las bandas más importantes. Cemento funcionó durante 19 años que se extendieron a lo largo de tres décadas claves para la historia democrática del país. El rock fue denuncia, contención y motivo de orgullo. El rock es cultura y tuvo una casa donde se desarrolló: Cemento.
Detalles de la película
- Titulo Original: Cemento: El documental
- Año: 2017
- Duración: 105
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Opinión de la crítica
7
100 valoraciones en total
En Cemento – El documental (2017) se presenta al empresario y artista fallecido en 2014, administrador de los boliches Cemento y República Cromañón, como un referente cultural que alentó el crecimiento de cientos de músicos. Todo terminó tras el incendio en el que murieron 194 personas en diciembre de 2004.
Por Nicolás Bianchi
El documental escrito y dirigido por Lisandro Carcavallo, presentado en el festival Bafici de 2017, es una reivindicación de la figura de Omar Chabán como gestor cultural, aquel que funcionó de descubridor de bandas de músicos con potencial y los amparó en los comienzos, cuando todo es difícil.
La narración sigue un estricto orden cronológico por lo que al principio se muestra con material de archivo como Chabán y su pareja-socia de aquellos años, la actriz Katja Alemann, construyeron el local sobre el garage que funcionaba allí. En un primer momento funcionó como una discoteca distinta, sin derecho de admisión, y con exhibición de muestras de teatro y performances, de los que los mismos dueños participaban.
Los primeros momentos de Cemento, además, coincidieron con el período llamado primavera alfonsinista, meses de gran libertad artística en comparación con los años de la dictadura, aunque siempre la policía parece haber estado rondando las inmediaciones del boliche, en todas las épocas. En parte para continuar lo que había comenzado a hacer en el café Einstein de Córdoba y Pueyrredón, y en parte porque los números no cerraban, Chabán comenzó a organizar recitales en el boliche.
Por los escenarios de Cemento pasaron prácticamente todos los rockeros de la generación post dictadura, desde Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota y Sumo hasta Miranda en los últimos años en los que el local estuvo abierto. Si el documental tiene un mérito ese es que lograron entrevistar a todos los que estaban vivos para 2017. Incluso dialogan con el Indio Solari, siempre esquivo a los reportajes.
De las entrevistas se extraen recuerdos emotivos de la época correspondiente a cada músico y unas palabras, siempre positivas, sobre la figura de Chabán. Cemento – El documental por momentos parece un largo informe de un noticiero que mezcla testimonios reiterativos. Hay en pantalla más una exhibición de artistas y personajes que una indagación profunda sobre lo que ellos recuerdan y vivieron.
También queda, después de ver la película, la sensación de que el material de archivo podría haberse utilizado mejor, aunque posiblemente la pésima calidad de lo que hay disponible haya sido un impedimento para el realizador del documental. Están mucho mejor preservadas las imágenes de los primeros momentos de Cemento, con las performances y el teatro experimental como eventos principales, que los recitales posteriores. Todos se ven y escuchan defectuosamente, quizás haya que culpar al VHS.
El local de Cemento también cayó producto del incendio en República Cromañón. El 30 de diciembre de 2004, noche de la tragedia, fue el último día de ambos boliches. Luego de permanecer cerrado durante años, en 2011 el gobierno porteño lo volvió a reutilizar como garage para vehículos oficiales y escolares, función en la que se lo conserva hasta hoy. Solo queda una placa en la pared al lado de la entrada y el pedido de varios músicos y artistas para que se lo convierta en un centro cultural o un museo del rock.