Catalina la Grande (Miniserie de TV)
Sinopsis de la película
Miniserie de TV (2019). 4 episodios. sobre la figura de la emperatriz rusa Catalina II de Rusia (1729-1796), conocida como Catalina la Grande.
Estreno en Reino Unido y España (Sky): 3 octubre 2019.
Detalles de la película
- Titulo Original: Catherine the Great
- Año: 2019
- Duración: 60
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Opinión de la crítica
Película
5.7
43 valoraciones en total
Esperaba ver esta serie, me encanta la historia de Rusia y sobre todo un figura tan emblemática como la de Catalina la Grande (Szczecin (Stettin), Pomerania, actualmente Polonia, 2 de mayo de 1729 – San Petersburgo, Imperio ruso, 17 de noviembre de 1796), sobre la hay más que abundante bibliografía, tanto sobre su actuación política, asi como sobre su vida privada, es decir estan todos los elementos para hacer una gran serie, pero falla.
La razón más obvia es en la elección de la protagonista, Helen Mirren al día de hoy tiene 74 años y si bien nadie pone en dudas sus dotes actorales no era ni desde lejos la adecuada para este rol.
La figura de Potemkin que es ampliamente conocida era 10 años menor que ella y si bien es cierto cuando empiezan la relación ella tenía 45 años, los problemas se dan porque la serie atraviesa toda su vida. Demás esta decir que físicamente al final de su vida era mucho más gorda que lo que aparece en la serie.
Yo creo que nunca se logar el physique du rôle de ambos personajes, lo que la hace poco creíble, al menos para mí.
No es mucho mas lo que se puede agregar a la opinión de palasaca a la que me remito en merito a la brevedad.
Esperaba ver esta serie británica porque me gusta la Historia y ellos suelen hacerlo muy bien en este género, pero me ha parecido decepcionante porque el guion es flojo. Hay muchos personajes y se pierde la profundidad en sus planteamientos personales, se cuentan historias intrascendentes y superficiales sin entrar en una época tan apasionante como la que vivió el Imperio ruso en el siglo XVIII.
Una figura como Catalina necesitaba más enjundia para intentar penetrar en su idea de país, de como europeizar una Rusia atrasada y campesina y llevarla al Siglo de las Luces aunque para ello tuviera que eliminar obstáculos tan descomunales como partir de ser sólo la consorte del zar y alzarse con el poder absoluto en un imperio tan inmenso.
Muy buena producción, sin duda, en cuanto a vestuario, decorados y movimientos de masas, pero parte de una premisa que chirría desde la primera escena, Catalina tenía 34 años cuando derrocó a Pedro III y Helen Mirren tiene algunos más y no los puede disimular con maquillaje e iluminación. Quizás si narrara los últimos años de la zarina podría colar, pero es muy poco creíble en su papel aunque como actriz esté espléndida.
La emperatriz Catalina la Grande -una de las figuras más importantes de la historia rusa pues no en balde recogió el legado de Pedro el Grande y continuó su obra de engrandecimiento territorial y modernización de la Rusia del siglo XVIII- nació en Pomerania (por entonces parte de Prusia y actualmente territorio polaco) en 1729 y falleció en San Petersburgo en 1796, tras un largo reinado de 34 años. Se casó en 1745 con el zar Pedro III, también de origen germano y nieto de Pedro el Grande, pero de él se decía que era un hombre inmaduro y, además, impotente, cosa que debía ser cierta porque la real pareja tardó nada menos que ocho años en consumar su matrimonio, siendo el fruto el futuro Pablo I (1754-1801), que resultó ser tan poco espabilado como su padre y fue finalmente derrocado y asesinado por orden de su hijo, Alejandro I (1777-1825), que en la práctica había sido criado y educado por su abuela Catalina.
Con estos mimbres, estaba claro que el matrimonio entre la bella, inteligente, culta y enérgica Catalina y el débil Pedro estaba condenado al fracaso desde el primer día. Catalina no dudó en formar su propio partido de seguidores (entre los que se contaban varios de sus amantes) y en 1762 la Guardia Imperial Rusa, al mando de Grigori Orlov (otro de sus amantes) se rebeló, depuso a Pedro y proclamó a Catalina como gobernante de Rusia. Convertida en emperatriz a los 33 años, Catalina inició su histórico reinado contando con el apoyo, entre otros, de Grigori Potemkin (1739-1791), oficial de caballería que también participase en el golpe de 1762, y que se convertiría en el gran amor de Catalina, además de en uno de los mas importantes estadistas y militares de la historia rusa, pues derrotó a los turcos, conquistó Crimea, fundó Sebastopol y creó la flota rusa del Mar Negro. Tanta actividad lo mantenía lejos de Catalina, pero tanto ella como él mataban la nostalgia y el tiempo libre a golpe de amantes ocasionales, pues eran una pareja que hoy definiríamos como liberal .
Así pues, estamos ante una de esas series históricas que combinan lujo, poder, pasión, guerra e intrigas palaciegas que tanto nos gustan a todos y tan bien se les da a los británicos hacer. Cabía esperar de HBO y de Sky una producción de altura, con grandes interpretaciones, magnífico vestuario, impresionantes escenarios y grandes movimientos de masas en el campo de batalla. Y sí, hay de todo eso y de hecho esta miniserie se beneficia de estar rodada en los mismísimos palacios de San Petersburgo por los que la auténtica Catalina paseó, amó y ordenó cortar cabezas hace dos siglos y medio.
Entonces… ¿qué es lo que falla?
Pues falla Helen Mirren. Y falla porque esta actriz británica tiene actualmente 74 años, es decir, que tiene 7 años mas que la Catalina real en el momento de su muerte. Y falla porque Catalina tenía 33 años cuando se hizo con el poder y conoció a Potemkin (que era un joven y atractivo oficial de 23, y no el hombre cuarentón pasado de kilos que nos muestra la serie encarnado por el actor australiano Jason Clarke, que anda ya por los 50 años). No se me malinterprete: Helen Mirren lo hace bastante bien, pero tiene los años que tiene y eso no se puede ocultar por mucho trabajo de maquillaje y peluquería que le metas. De todos es sabido que en teatro y cine es fácil, si se cuenta con buenos profesionales, añadirle años a un actor o actriz, pero lo realmente complicado es lo contrario. Y ahí es donde falla esta miniserie y le impide ser redonda.
Catalina la Grande debería haber sido protagonizada por una actriz más joven o, directamente, por dos actrices, una que encarnase a Catalina durante su juventud y madurez, y otra a la Catalina anciana (como se está haciendo en The Crown , por ejemplo). Ello habría permitido ampliar el arco temporal de la serie añadiendo tres o cuatro capítulos más que nos contasen las andanzas de la joven Catalina desde su llegada a Rusia, su matrimonio con Pedro III, su absorción de la cultura y el idioma ruso, sus primeros amantes, la conspiración y el golpe… Pero no, la serie se inicia pocos años después del alzamiento de 1762, presentándonos a una Catalina extrañamente anciana (choca mucho, de verdad) y el espectador tiene que ponerse las pilas para asumir el contexto histórico, saber quién es quién y poner atención a los diálogos para entender por qué Catalina es como es y cómo y por qué se hizo con el poder. Y todo por culpa de un guión al que le falta un desarrollo más pausado y de una errónea elección de la actriz principal. En serio, cuesta mucho trabajo creerse que una mujer de 74 años va a desatar semejantes pasiones eróticas entre los hombres que la rodean por muy buena actriz que sea. La suspensión de la incredulidad por parte del espectador tiene un límite.
Es por ello que una serie que podría haber sido calificada con un 8 o un 9 se queda con un 6.
Catalina la Grande fue la emperatriz de Rusia en un momento muy complicado del país. Todavía convaleciente por la muerte de su emperador Pedro III de Rusia, Catalina le sucede en el trono y toma el poder, llevando a una campesina Rusia hacia la luz de las reformas convirtiéndola en la ventana del conocimiento en Occidente. Una mujer así se merecía una miniserie a la altura. Una miniserie con un guion muchísimo más trascendente y trabajado, pues en la serie parece que las únicas preocupaciones de la emperatriz sean qué ocupante la acompañará en la alcoba. Aunque son ciertas las historias de los diferentes amoríos de Catalina, la serie debería ser algo más que un telefilm sensacionalista. Fue una mujer empoderada y revolucionaria al traer a su país la filosofía, la educación, la cultura, etc. Y de ahí a todo Occidente. Los grandes aciertos de la miniserie radican en la elección de la grandísima Helen Mirren para el papel de Catalina y en la soberbia ambientación que recrea. Ese ambiente palaciego rodeado de lujo, colores, vestidos, bailes contrasta perfectamente con el de las zonas campesinas de Rusia y los diferentes escenarios donde se libran las batallas.
Una mujer libre, extraordinaria y con una visión del mundo muchísimo más avanzada que la de su época. Por todo esto Catalina fue, es y será Grande.
Una magnífica Helen Mirren que demuestra, otra vez más, su talento. Bien documentada en general, aunque ya sabemos que todas estas series históricas se suelen edulcorar bastante. Jason Clarke en un papel un tanto difícil por el supuesto carácter del verdadero Potemkin, del que sale bastante airoso, en mi opinión. Una puesta en escena que me parece buena. En resumen, una serie que es digna de verse.