Carne de neón
Sinopsis de la película
Abandonado a los 12 años, Ricky (Mario Casas) ha sobrevivido en la calle junto a prostitutas, chulos y yonkis. Ahora, con 23 años y ante la inminente salida de la cárcel de su madre, Pura (Ángela Molina), Ricky decide poner en marcha un club de alterne, el Hiroshima Club. Un puticlub como regalo, donde ella pueda ser la regente y dejar su pasado como prostituta. Ricky se enfrenta al pasado de una madre que le dejó tirado años atrás, pero lucha por recuperar su cariño.
Detalles de la película
- Titulo Original: Carne de neón
- Año: 2010
- Duración: 113
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Opinión de la crítica
Película
5.2
66 valoraciones en total
Paco Cabezas quiere ser como Ritchie, pero le falta estilo, ritmo, gracia, presupuesto y talento, y le sobran toneladas de casposo mal gusto. Su peli es hedionda, como un melón pocho.
Y sale Mario Casas, otra vez. Este chico ¿cuándo duerme? Estoy temiendo que cualquier día le pongan a presentar los telediarios, también. El muchacho es un currante nato, cosa meritoria ya que pertenece a la generación ni-ni. Quién lo diría. Aunque ni sabe actuar ni hay quien le aguante. Así que sí, es un ni-ni. Y un niño melón.
Chulos, proxenetas, prostitutas, gánsters, yonquis, pijas malcriadas y todo tipo de criaturas barriobajeras de mal vivir de la más diversa índole se dan cita en las atemporales y desubicadas imágenes en las que transcurre la segunda película de Paco Cabezas, director que se gana el nombre sumándose a esa moderna corriente del cine español que insiste en dejar bien claro que el séptimo arte no entiende de nacionalidades o subvenciones, sino más bien de calidad e ilusión por tener un público, cuanto más mejor, al que corresponder su presencia ofreciendo toda una agradable y orgullosa heredera del desvergonzado espíritu de las dos primeras películas de Guy Ritchie que entremezcla drama, comedia y thriller con pasmosa complicidad, alegría y eficacia.
El hecho de que el argumento gire en torno al regalo que le hace un hijo de puta a la puta de su madre el día en que esta sale de la puta cárcel, un puto puticlub, todo sea resumido de forma tan soez como aparece descrito en su puto guión, ayuda a intuir qué esperar de un relato que se beneficia de la rabia del creador más bien incauto sin prejuicio alguno por acarrear con la tara que simboliza nuestro cine , el de un realizador populista, irrespetuoso y referencial por convicción/devoción hacia sus maestros que se siente libre de no tener un nombre al que respetar o al que temer, por ende nada que perder, sin miedo y mucho por lo que apostar cuyas maneras recuerdan a las energéticas, frescas y agresivas puestas de largo de los primeros trabajos de Danny Boyle, por citar otro referente intrínsecamente confeso.
Carne de neón es la versión extendida del cortometraje homónimo del propio Paco Cabezas, una historia de personajes al límite que luchan desesperadamente por hacer algo más en la vida que sobrevivir, que intentan llevar una vida llamemosle normal dentro de los límites de un mundo marginal repleto de gente de mal ver a la que, para más inri, su herencia vital les ha dejado con alguna que otra tara en su personalidad. Son, en suma, una serie de personajes de pasado innombrable y valores morales un tanto torcidos que, no obstante, poseen su corazoncito y ese indudable encanto que bien mezclado dota de sentido, fondo y alma a una gamberrada de evidente color negro que toma forma de una película que, ante todo, se presenta como un esparcimiento cómplice del espectador mezclado con gusto, ritmo y un encanto muy convincente donde el humor y la violencia aguardan de la mano tras la esquina prestos a sorprender en cualquier momento.
Mario Casas quiere montarse un negociete en el que colocar a su mami cuando esta salga de chirona. Más o menos, ya lo tiene decidido: el regalo será un puticlub.
Lamentable historia la ingeniada por Paco Cabezas, uno de los mayores petardos que ha dado el cine nacional en mucho tiempo. Frivoliza con un tema tan serio y delicado como es la trata de blancas. No se corta ni un pelo en buscarle el humor y el chiste al asunto, sin embago es difícil encontrarlo allá donde no hay más que angustia y dolor. Hay, y lo digo de verdad, escenas indignantes, carentes de cuaquier atisbo de moral, siendo de una falta de humanidad terribles. Pero bien, parece que es la nueva fórmula, pues con tal de lucrarse todo vale.
El mal gusto del cineasta se extiende a todos y cada uno de los ámbitos del film. Los personajes no pueden ser más planos. La estrella fugaz de Casas no para de sobreactuar. El montaje es de risa. Ah, y el guión! Brillante idea la de perfilar a ese bondadoso chuloputas para el lucimiento del susodicho aspirante a actor.
El Ministerio de Sanidad debería desde ya prohibir el visionado de esta cinta, pues tiene unas consecuencias terriblemente nefastas para tu coco. Podrían ayudarles desde Cultura, pues Sinde tiene donde meter mano: censurar esta bazofia de película.
Después de leer muy buenas impresiones de la película, de leer que bebía del cine de Ritchie (uno de mis cineastas favoritas) y de ver su correcto corto, me decidí a ir al cine a ver Carne de Neón.
Uno iba creyendo que se iba a encontrar con una comedia de acción, como es el cine de Ritchie, pero señoras y señores, nos encontramos ante un drama, con muy poco humor y muy poca acción (otro tráiler engañoso…y van).
Los mejores personajes (con sus respectivos actores) son Angelito, Niño e Infantita. El primero es simplemente magistral y cada vez que desaparece de escena (cuando asola el drama) la película pierde muchos enteros. Niño es otro personaje entrañable, estupendamente interpretado y que cuando tiene una escena para él la aprovecha y eclipse al resto (menos a Angelito). Por último tenemos a La Infantita, personaje bizarro donde los haya, que resulta simpático e interesante.
El protagonista de la película (interpretado correctamente por Mario Casas) no es explotado cae en el error de no permitir al espectador identificarse con él o su situación, debido a ciertas acciones donde el protagonista no se siente cómodo pero lo permite todo.
Ángela Molina interpreta a la madre del protagonista de forma exagerada y uno no sabe muy bien que pinta ahí, más bien lastra el ritmo de la película bastante. La Canija (interpretada por Macarena Gómez) no molesta y tiene sus momentos de esplendor. El resto de personajes simplemente están ahí.
El gran problema de la película es que es muy obvio que pretende homenajear (o directamente copiar) el cine de Ritchie, pero todo es mostrado sin gracia, con el más absoluto desasosiego y desesperanza, cuando el cine de Ritchie lo cuenta todo de forma graciosa. En Carne de Neón suceden demasiadas situaciones incomodas o dramáticas para que el espectador se sienta cómodo o disfrute, por lo tanto se puede afirmas que es una mala copia del cine de Ritchie, y que suspende en su intento de distanciarse del cine español y presentar algo nuevo, ya que los tópicos del cine español (barrios marginales, prostitución, drogas) y como son tratados impiden a la película diferenciarse de cualquier otra, asesinando sus posibilidades de resultar divertida, amena o entretenida. No nos engañemos, es otra españolada adornada de cine de gánsteres.
Uno tampoco entiende como puede ser que el corto anterior, no solo sea mejor, sino que mantenga un tono humorístico (que es lo que hubiese hecho redonda, o como mínimo, aceptable, a la película) mientras que el largo sea drama, drama y más drama con cuatro gotas de humor y acción. Es como si el director se hubiese traicionado a si mismo. También es vergonzoso que personajes, situaciones y diálogos del corto sean calcados en la película, repito, calcados. Lamentable.
En resumidas cuentas, una película nada recomendable, que podría haber dado mucho más de si, y que acaba resultando un dramón más del cine español…y van.
Lo peor de Carne de neón no es que su falta de originalidad la asemeje a una versión ibérica y casposa de una película de Guy Ritchie, pues con lo ibérico y lo casposo, tal y como nos han demostrado Berlanga, de la Iglesia o Santiago Segura, se pueden alcanzar cotas de creatividad de lo más elevadas, mientras que el trasunto y la revisión han estado siempre a la orden del día en cualquier campo artístico.
Lo peor de este espanto que sorprendentemente obtuvo relativa buena acogida en el festival de Sitges, es el mal gusto del que hace gala de principio a fin. A través de un humor grueso, soez y absolutamente inadecuado, Cabezas frivoliza sobre asuntos tan serios y dramáticos como la explotación sexual, el tráfico ilegal de personas, el alzeheimer o el maltrato a la mujer, cuestiones sobre las que no se puede bromear ni aun queriendo ir de políticamente incorrecto.
Podrán acusar a los que rechacen este filme de no apoyar al cine español pero, no nos engañemos, con pestiños como éste no vamos a ninguna parte… hasta las películas de Mariano Ozores desprendían mayor delicadeza que este engendro que quiere pasar por gracioso y se queda sólo en sonrojante.