Cariño, he encogido a los niños
Sinopsis de la película
Wayne Szalinski es un científico e inventor que desarrolla una máquina que permite encoger el tamaño de los objetos. Una pelota de béisbol activa accidentalmente la máquina sobre sus hijos, que vivirán una auténtica aventura intentando atravesar el césped del jardín hasta la casa, convertido ahora en una auténtica jungla para ellos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Honey, I Shrunk the Kids
- Año: 1989
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
Película
5.1
96 valoraciones en total
Cuando se lanzó esta película comercialmente fue todo un éxito. Había una amiga con la que solía ir al cine que estaba como loca por verla, pero yo no sé por que razón, me decantaba más por otras películas y siempre me las arreglaba para salirme con la mía, le decía que la próxima vez iríamos. Eso nunca llegó, la quitaron de la cartelera y me montó un escándalo de padre y señor mío. Tal fue que hasta le cogí cierta tirria y cuando tuve oportunidad de verla no lo hice. Esta niñería fue olvidada y con los años la visioné encontrándome con un film bastante aceptable y que seguro que me hubiese gustado, de verla en el cine. Siempre me gustó el cine fantástico y esta película cumple con lo esperado por el público juvenil.
Esta película ejemplifica el espíritu hollywoodiense de cualquier época (sobre todo a partir de los años 80): hacer caja rápida a base de un producto sin ninguna trascendencia más que la del simple entretenimiento familiar, pasando con más o menos éxito por las ventanas de explotación, sacar provecho a su merchandaising mientras se pueda y elaborar alguna que otra mediocre secuela. La historia no tiene mucho en especial: un inventor chiflado reduce con una máquina por accidente a sus hijos, los tira a la basura y los pequeños sufren innumerables aventuras que cualquiera en semejante situación hubiera muerto y su cadáver no hubiera sido encontrado.
Todas las situaciones son la estupidez en su máxima expresión, pero ahí es donde reside el encanto del cine familiar de aventuras: la estupidez compartida, analizada, disfrutada. Un rato insulso del que se puede sacar mucho jugo: jamás olvidaré a Nikki, ese renacuajo repelente que está a punto de morir por el ataque de una avispa… ¡¡¡con diez años!!! ¡¡¡y no se muere aún siendo alérgico!!! Nada, solo un rasguño. La peli es una sucesión de mortales pruebas en las que unos niños apersonales de clase media aprenderán a convivir e incluso a enamorarse (¡¡que romántico, tia!!).
Otro momentazo es ver a Amy bailar con una fregona, el ataque del alacrán, la cortadora de césped que casi los mata (de hecho, los tendría que haber matado en una situación real, pero no, la máxima secuela física la describe muy bien la chica: Me siento como un batido de plátano jajaja ¡¡¡que estupidez!!!). Rick Moranis, ese actor de pacotilla, quizá nunca será recordado más que por sus comedias ligeras y pasadas de rosca apenas dos o tres años del estreno, pero bueno, ahí lo tienes, dedicado al entretenimiento fácil y creando bienes de consumo rápido.
Cada año que pase creo que la disfrutaré más: porque esta cinta envejece con el paso del tiempo (al igual que sus olvidables niños prodigio) y es ahí donde te das cuenta de cómo han cambiado las cosas. Seguramente todos la olvidarán en unas décadas, pero ahí seguirá, como reflejo de una época y de una manera de crear productos artesanales destinados a las masas, como los cromos de la liga 93-94 o los recortes de las revistas de moda de los 90 (horripilantes, pero de entrañable observación). Conservar este VHS para mí ha sido una de las mejores cosas que he hecho: puede parecer hoy día más que un bien cultural, un subproducto del Hollywood más rancio, yo lo califico como una entrañable chuchería de mi infancia: no me aporta nada más que unos momentos de adictivo delirio infantil.
Cariño he encogido a los niños es una película que he visto infinidad de veces cuando era pequeño, y la verdad es que verla después de tanto tiempo y teniendo unos años mas, hace revivir en tu memoria muchos recuerdos.
Lógicamente la película que en su época fue toda una novedad en efectos especiales, con el paso de los años se demuestra que toda esa tecnología queda un poco obsoleta. Aún así hay que tener en cuenta que estamos hablando de una película de 1989 donde todos nos quedábamos boquiabiertos con la escena de la abeja o la del niño en la cuchara con cereales.
La película sin llegar a profundizar en la comedia, se mueve mas en el género de aventuras. Una aventura que viven unos personajes en el jardín de su propia casa.
Los decorados creados son espectaculares. Realmente es lo mejor de la película. El tamaño del atrezzo en comparación con los actores es increíble. Es como ver a los personajes en un mundo mágico e irreal, pero que uno es consciente de que es muy común y habitual.
Para terminar quisiera hacer mención al mejor personaje de la película: Hormi, la cria de hormiga que se hace amigos de los protagonistas, y que logra que uno sienta un cariño enorme hacia ella.
¿Quién puede odiarla? ¿Cómo olvidar esa época en donde te tragabas una y otra vez esas peliculas taquilleras, hollywoodienses sobre aventuras imposibles? ¿Qué otra cosa sino buen rollo podría transmitir la cara de Rick Moranis? Habitual de estas comedias chorras de finales de los ochenta y los noventa, fue borrado del mapa tras la segunda secuela Cariño, nos hemos encogido nosotros mismos
Eso es básicamente Cariño He encogido a los niños . Puro cine fa miliar para los más pequeños, buenrrollista, ameno y con moraleja final, en este caso del padre vecino que no valoraba a su hijo lo suficiente.
En cuanto a la trama en sí, poco que añadir. El científico incomprendido Wayne Szalinski (Imposible olvidar ese nombre polaco) crea una máquina con la que consigue encoger cosas. Por accidente, sus hijos y los del vecino son encogidos, barridos y echados a la basura al final del jardín. En un tamaño en que podrían ser atacados por una hormiga, tienen que cruzarlo hasta llegar a la casa con todos los peligros que ello conlleva. Les costará día y noche, el camino estará lleno de peligros, inclemencias metereológicas y ataques de animales e insectos.
Una increíble aventura para los niños que vean la cinta, llena de sorpresas y misterios en el jardín ahora convertido en selva peligrosa. Eso es lo que viví yo en su día y estoy seguro que hoy en día causaría la misma sensación en los peques. Los efectos especiales es posible que ahora sean vistos con recelo pero en su día generaron impacto en nosotros.
Abejas, trozos de galleta enormes, riadas de barro, un escorpión que se mueve a trompicones, dormir en una ficha de lego mientras te besas con la vecina, ir a lomos de una hormiga mientras tu amigo utiliza el cortacesped con los cascos puestos y los padres colgados y suspendidos sobre el jardín ante la atónita mirada del amigo pescador del vecino con roulotte y saludito secreto. Puro cine familiar ochentero. Sino flipaste en su día con esto es que no tuviste infancia
Eso es lo que me pareció. Teniendo en cuenta que es una película de ya hace unos cuantos años, está bien hecha y sobre todo es divertida y sana. Una buena opción para una tarde de lluvia y frío. El argumento no va más allá de lo clásico y, en verdad, no hay nada extraorcinario en la película. Solo cumple con ser una historia enteretenida para los más chicos, no hay grandes actores, ni siquiera de los más conocidos. Lo mejor sería, tal vez, la ambientación que se pudo lograr con técnicas poco avanzadas en efectos especiales. Se deja ver.