Capturing the Friedmans
Sinopsis de la película
A primera vista, los Friedman (Arnold Friedman, Elaine Friedman, David Friedman, Seth Friedman y Jesse Friedman) parecen una típica familia americana. Judíos de clase media-alta, él es un reconocido profesor, ella es ama de casa, y viven con sus tres hijos en Great Neck (Long Island). Un Día de Acción de Gracias, mientras la familia se prepara para la cena, la Policía irrumpe en su casa, la registra de arriba abajo y detiene a Arnold, el padre, y a su hijo de 18 años, Jesse. Ambos salen de casa esposados entre una nube de periodistas, focos, cámaras y camiones apostados en su jardín. Padre e hijo son acusados de pederastia. La familia proclama su inocencia, pero los Friedman se convierten en blanco de la ira de sus vecinos. Capturing the Friedmans es un documental que analiza la naturaleza escurridiza de la verdad a través del prisma de uno de los casos criminales más extraños de la historia americana.
Detalles de la película
- Titulo Original: Capturing the Friedmans
- Año: 2003
- Duración: 107
Opciones de descarga disponibles
Si deseas puedes conseguir una copia la película en formato 4K y HD. A continuación te añadimos un listado de posibilidades de descarga directa disponibles:
Opinión de la crítica
7.5
90 valoraciones en total
Durante años, un grupo de niños que daban clases de informática con el señor Friedmans, fueron supuestamente violados y sodomizados a diario. Sin embargo, nunca dijeron nada a nadie ni llegaron a casa llorando, ni los padres, que se pasaban por las clases continuamente y sin avisar, se percataron absolutamente de nada. Al ser preguntado el fiscal por las pruebas forenses de las violaciones dice: NINGUNA . La juez llega a decir, Nunca tuve dudas de su culpabilidad . Arnold Friedmans murió en la carcel, y el hijo menor cumplió 13 años de condena, aun siendo menor de edad en el momento en que supuestamente cometió los hechos. Muchos de los niños supuestamente violados no recuerdan que pasara nada, y la policia llego a utilizar tecnicas como la hipnosis, la autosugestión e interrogatorios manipulados para obtener de los niños lo que ellos querian escuchar. Parece que fue suficiente prueba el hecho de las revistas pornográficas de menores encontradas en posesion de Arnold Friedmanas, para, ante la presión de la opinión pública, una sociedad histérica sedienta de caza de brujas y la ira de los padres de los niños, que sin embargo, durante años no se percataron de nada extraño, la sociedad y una enorme campaña de desprestigio se cebara sobre ellos.
Espeluznante y amargo documental, que no necesita caer en lo escabroso ni el morbo barato para explicar, a traves de grabaciones caseras de los propios Friedmans, el desarrollo de descomposición de esta familia. Es emocionante ver el grado de unión de esta familia ante la adversidad, los hermanos y el padre en todo momento son una piña, se creen, se apoyan, se ayudan, defienden su inocencia, y solo la madre es mas escéptica en todo este tema. El film deja al espectador sacar sus propias conclusiones, y es asombroso hasta que punto, a traves de las grabaciones caseras, puedes entrar en la intimidad familiar, hasta un punto que a veces llega a resultar incómodo, otras veces entrañable. Muy buena película.
Nunca sabremos lo que ocurrió en casa de los Friedmans. Nunca sabremos si son culpabes o inocentes. Lo que si sabemos es que no tuvieron un juicio justo.
Este documental se enfrenta analíticamente a la tarea de dar cuenta de la complejísima realidad que se deriva del descubrimiento de que el padre y uno de los hijos de una familia normal son pederastas.
Con el aporte fundamental de las opiniones de cada uno de sus protagonistas y con imágenes familiares filmadas en video por ellos mismos, el documental soporta una carga intelectual y emocional extraordinaria: el entrecruzamiento de percepciones sobre la veracidad o no de las acusaciones, la complejidad acerca de delimitar el grado del delito cometido, la imperturbable autosugestión de los implicados acerca de su inocencia y la conmoción indescriptible de tal acusación en la mujer y madre de los implicados constituyen un entramado de palabras e imágenes de tal intensidad que el resultado es una obra excepcional e inolvidable.
Una buena parte de los comentarios hechos sobre este documental se han centrado en la idea de que su motivo argumental principal es ‘la descomposición de una familia’. Lo cierto es que una aseveración de ese tipo no hace sino descubrir la enorme dificultad que hay para asumir la principal lección que se deriva, nunca intencionadamente, de lo que vemos en pantalla: la película muestra de forma diáfana que las apariencias engañan o, lo que es lo mismo, que nada hay en quienes nos rodean que nos pueda hacer suponer que esconden secretos terribles. Esto, aunque es un tópico del cine de ficción, es precisamente lo más perturbador de este documental pues lo que nos muestra no es ficción, sino realidad pura y dura. Porque aunque después de la investigación a toro pasado se descubran cien mil detalles que vinculan unos hechos con otros, eso no ayuda sino a recudrecer la perturbación esencial: ya no se trata solo de que puede que no conozcamos a las personas que tenemos alrededor, sino de que somos ignorantes respecto a lo que fueron en el pasado y que puede seguir estando presente en su ahora.
El espectador que quiera aprehender este documental en toda su profundidad no debe visionarlo en los términos en que contempla un reality show televisivo: distanciarse de los hechos que se le presentan con el argumento de que las personas que cometen esos actos, de que las familias donde ocurren esas cosas, son seres especiales, no es sino negar la posibilidad del interesantísimo análisis interiorizado que un documental como este nos invita a hacer.
No es fácil reseñar esta obra. Su riqueza inagotable obliga a invitar a su ineludible visionado.
Conforme avanza el desarrollo del documental uno duda si lo que le ocurrió a la familia Friedman, una familia acomodada y correcta de los EE.UU., fue en base a hechos reales o consecuencia de un bulo montado-magnificado por la policía y los convecinos, puestos a la defensiva ante uno de los tabúes que más rechazo causan en las sociedades desarrolladas.
Recuerdo que en Yuma, un pueblo de la provincia de La Altagracia, R.Dominicana, en el año 2004 también pasó algo parecido, en tal ocasión el acusado fue un diácono de la Iglesia Católica, quien con su mujer, dirigía un albergue de niñas desamparadas. A pesar de que el hombre siempre mantuvo su inocencia, la gente lo condenó incluso sin juicio legal. Y todas las acusaciones se fundamentaron parecidamente en base a las declaraciones de unas niñas acusadoras, despreciando los jueces a la vez las de las niña que declararon que todo aquello era un infundio. Como bien dice un experto en este documental: en los interrogatorios a niños se les puede hacer decir lo que uno quiere e incluso más, dependiendo de cómo se les pregunte, pues no es lo mismo preguntarle a un pequeño ¿qué te pasó? , que preguntarle ¿te pasó esto, eso o lo otro? , es sabido que los niños siempre están predispuestos a agradar a la autoridad, a confirmar lo que los adultos plantean e incluso a exagerarlo.
Es un documental sorprendente por la forma de conducirlo el director Andrew Jarecki, confuso (para entenderlo bien entendido se necesita volver a verlo una o más veces), basado en una familia real y en un suceso que sigue guardando muchas incógnita sin revelar.
Fej Delvahe
Una vez más el cine norteamericano se ocupa de la administración de justicia, sobre la cual, es la tesis habitual, se basa una sociedad confiable. Pero ¿qué posibilidad hay de develar la verdad cuando los testigos mienten, o son inducidos a fabular, o los mismos inculpados no quieren hablar, o la sociedad ama cazar brujas? Un documental que muestra gran cantidad de documentación fílmica sobre la familia Friedman, filmados por ellos mismos en la intimidad del hogar y en las discusiones sobre la acusación. Entrevistas a distintas personas, investigadores, abogados, etc., completan el cuadro, sin embargo no será posible llegar a una conclusión respecto de la culpabilidad o inocencia de los condenados. Un gran drama y la disolución de una familia ante nuestros ojos, con el agravante de que a casi todos les importa más la estrategia judicial que el conocimiento de la verdad. Compleja, patética, interesante.
Los Friedmans, una familia aparentemente ejemplar, funcional y americana: un padre profesor una madre y tres hijos, casa con jardín, buena educación, buen barrio… , cumple todas las espectativas requeridas por la clase media americana.
Como todos sabemos la familia es un pilar central de la educación, y ésta es un eje básico de control social, la educación nos orienta en el mundo y nos inculca unos valores determinados en detrimento de otros. La importancia de la socialización radica en crear a futuros americanos con espectativas de vida americanas, con hábitos de consumo americanos y por supuesto con unos valores y una moral cristiana.
Las nuevas generaciones garantizan la continuidad de los grupos sociales. Los niños simbolizan un valor social y estratégico muy preciado en las sociedades avanzadas. De ahí su estatus de intocables en materia de sexualidad.
Cuando de pronto el núcleo familiar de los Friedmans se revela como una posible familia disfuncional, con poder potencial para socializar, educar y sodomizar a otros niños de la comunidad, esto desata la histeria colectiva, y el aparato de control del estado no sabe (o no quiere) gestionar el suceso bajo la presunción de inocencia.
La relevancia mediática de un tema tan sensible como el de la pederastia, se consolida como un productor brutal de noticias para los medios, y estos bombardean a la opinión pública con todo tipo de especulaciones y dramatizaciones (muy típico de los medios masivos mercantilizados, que la única ética que siguen es la de las audiencias).
La policía y el poder judicial, debido a la fuerte presencia en la agenda mediática del caso de los Friedmans, se encuentran presionados por una opinión pública presa del pánico y visceral que clama por la cabeza de Arnold y Jesse Friedmans. La juez del caso dijo textualmente: Nunca tuve ninguna duda de su culpabilidad y eso teniendo en cuenta que no había ni una sola evidéncia física de los hechos, y que los interrogatorios a los niños se hicieron de forma tendenciosa.
En el documental podemos ver como el concepto pederasta (Arnold lo era) está injustamente asociado al de violador, y como en un estado de derecho se puede llegar manufacturar la realidad. La autosugestión y el refuerzo de unas creencias determinadas, puede hacer que unos padres, un interrogatorio, unas sesiones de hipnosis o una declaración en un juicio, hagan de algo que nunca paso se convierta en una realidad traumática.
Es curioso ver como de unas repulsivas revistas de pornografía infantil se destruye literalmente una familia desde sus cimientos y como tristemente un estado de derecho es víctima de los sesgos valorativos y emocionales de los miembros que lo componen.
Interesantísimo documento sobre la experiencia apocalíptica que vive de forma incrédula una familia debido al pánico de una sociedad a la sexualidad de los preadultos.