Caminantes (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Serie de TV (2020). 8 episodios. El grupo de jóvenes peregrinos se enfrentarán a situaciones límite mientras recorren el Camino de Santiago a su paso por la Selva de Irati (Navarra), donde está ambientada esta terrorífica experiencia.
Estreno en Orange TV: 10 de julio (dos primeros capítulos). 11 julio: disponible serie completa.
Detalles de la película
- Titulo Original: Caminantes (TV Series)
- Año: 2020
- Duración:
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Opinión de la crítica
Película
5.1
48 valoraciones en total
Dentro de la firme apuesta que está realizando Orange TV por las series exclusivas —con el estreno de Kosta y The Head —, pudimos ver hace unos días su primera serie original. Se trata de Caminantes , un survival de terror en entorno rural y grabado al estilo found footage. Dirige Koldo Serra ( Bosque de Sombras , 70 Binladens ), escribe Jose A. Pérez Ledo ( El Gran Apagón , Órbita Laika ) y ver la serie no cuesta mucho, pues sólo son 7 capítulos de unos 15 ó 20 minutos de duración. Aunque grabada en Vizcaya, se ambienta en la Selva de Irati.
La serie es competente en general. Dentro de los problemas de verosimilitud que siempre tiene el formato, este found footage es bastante plausible y también cómodo de ver. Los planos se inclinan, pero no hay constantes giros locos ni la imagen se enturbia hasta no saber qué pasa. Dicha estabilidad permite aprovechar las bonitas estampas boscosas y las atractivas riberas de un arroyo, elementos cuya belleza se realza bajo una fina capa de niebla. No obstante, en algunas situaciones de sigilo, el paisaje es demasiado ralo para que las escenas sean creíbles. En las huidas por el bosque, la cámara avanza con fluidez, tipo steadycam, lo cual se agradece. Dado que todos los personajes llevan móvil, Serra corta entre ellos, dando a las escenas claridad, dinamismo. El sonido es excelente. Y hallamos la floritura de un plano subacuático.
Los protagonistas son un grupo de cinco jóvenes interpretados por actores desconocidos que, sin ser unos prodigios, quedan decentes. Quizá su nivel sea más apurado que el de la realización, pero cumplen casi siempre, a excepción de algunos picos emocionales en ciertas secuencias. El problema es que, como sucede en muchas otras producciones de terror, sus personajes resultan tan aborrecibles que no conectamos con ellos. Enseguida queremos que los maten, aunque sólo sea para dejar de escuchar sus estúpidas peleas, y otras imbecilidades, entre odiosos chillidos. Debido al perfil enervante de estos personajes y a las carencias en cuanto a proponer un desarrollo que vaya más allá de un cliché, cualquier intento de explotar el dramatismo de su situación queda acartonado, falso. Los momentos emotivos quizá sean lo peor de esta serie.
La trama puede hacerse repetitiva, aunque esto se equilibra bien con la eficacia general de las escenas de tensión, con la organización del argumento en dos líneas temporales y con la alternancia entre distintas zonas del bosque, pues los personajes se separan llegado un punto. Los villanos remiten a ciertos clásicos setenteros, alguno de los cuales recogía American Horror Story: Roanoke en su tramo final, también grabado al estilo found footage. Esta serie de Orange logra una apreciable incomodidad con la humillación y tortura de ciertos personajes.
Respecto a los temas, Caminantes toca la cosificación, la distancia, la trivialización que impone el visor de una cámara. Asunto agravado no sólo por la penetración endémica de estos aparatos, sino por las redes sociales y su cultura del GIF, del meme y de los filtros faciales. La serie también aborda el problema de la España vaciada —y olvidada—, plantea ciertos asuntos ecologistas, reflexiona sobre las consecuencias que tienen las políticas centrales en las autonomías y cuestiona el manejo de una crisis, esta vez sanitaria, por parte del gobierno, tema que Pérez Ledo ya tratara en la ficción sonora El Gran Apagón .
Con todo, el final es tan repentino que Caminantes sabe a poco. A fin de cuentas, no sabremos casi nada de los protagonistas. También se echa en falta más desarrollo de trama y, pese a ciertos instantes de tensión, violencia e incomodidad, la serie carece de crudeza. Referentes tan duros — The Hills Have Eyes , Deliverance , The Texas Chainsaw Massacre — requerían, al menos, algo de explicitud
Muy mala, no tiene diálogos interesantes, es que ni tiene, todo gritos y ñoñerias, imposible tener todo perdido y no hacer nada, sera una critica a la generación del móvil con mensaje de que solo para ello valen, gritos y mas gritos, una locura pues ni describe el móvil de comportamientos, nada creible.
Voy a ser breve.
No vale la pena.
Actuaciones horribles, malas de verdad. Te sacan continuamente de la serie. Pero es que todas, no sólo los más jóvenes, los adultos (en su mayoría) se nota que están actuando. Lo peor de la serie y ya es decir.
Argumento muy visto. Mezcla de las colinas tiene ojos y La matanza de texas con toques de Rec.
Puesta en escena, aunque laboriosa, no se salva por las interpretaciones.
Maquillaje malo, malo, lo del hijo elefente es de risa.
Tiene algunos toques interesantes, la idea inicial es bastante buena y hay algunas escenas conseguidas (quizá la mejor escena final de la familia subiendo las escaleras con esos ojos producidos por la propia cámara.
Para replantearse como está el panorama dramático y cinematográfico en España.
Puede ser entretenida pero los protagonistas son desesperantes.
Unos jóvenes que hacen el Camino de Santiago desaparecen en el Pirineo navarro. La Guardia Civil encuentra sus pertenencias, y entre ellas hay mucho material grabado con sus teléfonos móviles que es lo que pasamos a ver. Con esta premisa arranca esta serie del siempre interesante José A. Ledo, y aunque es una serie correcta, falla en lo principal: su nula capacidad para sorprender al televidente.
La historia está correctamente narrada. Los capítulos son cortos, de apenas 15 minutos cada uno, y se puede ver tranquilamente de un tirón. Las interpretaciones, que recaen en su mayoría en actores y actrices jóvenes, son también aceptables: cuando sus personajes han de tener miedo, tensión, o entrar en pánico, los intérpretes lo saben reflejar . El guión está bien estructurado. La producción, la realización, los exteriores (bellísimos), están bien tratados, y la serie destila un buen hacer que ya quisieran otras muchas series de este lado de los Pirineos.
Pero falla en algo. Y falla en el propio concepto de la serie. Todo lo que nos aparece en pantalla son las grabaciones que hicieron los protagonistas con sus dispositivos móviles de los sucesos que ocurrieron durante la desaparición, algo que hace 20 años podía ser muy novedoso, pero ahora, en 2020, está ya demasiado trillado. Son demasiadas las películas y series que hacen de este concepto su máxima seña de identidad, desde Blair Witch Project hasta (salvando algunas distancias) REC.
Con este sistema es muy díficil mantener la atención del espectador. La cosa se complica cuando vamos avanzando en la serie y no vemos sorpresas, ni tampoco una tensión que nos mantenga pegados en el sofá. Es todo muy previsible, las acciones se desarrollan y conforme lo van haciendo nos vamos imaginando el resultado final, sin que nada nos pueda sorprender o inquietar. Para una serie que basa su interés precisamente en eso, en la inquietud que pueda causar, a medio camino entre el thriller y el género de terror, todo esto no es una buena señal.
Afinando más podríamos también echar la culpa de que la serie no cuaje a los personajes protagonistas: los jóvenes adolescentes descerebrados que desaparecen en los bosques navarros tienen el carisma de una mesa del Ikea, y aunque los actores se esfuerzan de dotarles de miedos y temores (en este tipo de productos los protagonistas son siempre víctimas, nunca héroes), nos pasaremos la mitad del metraje deseando que se los carguen de una vez. Los personajes están ligeramente estereotipados: están el guaperas, la guapa, el amante de los cacharros, el raro, y la chica perteneciente a una minoría étnica, aparte de secundarios como el tío raro y seco (¿por qué la gente rara es tan seca? ¿es que no pueden ser raros y además simpáticos?) y los personajes-relleno que aparecen de vez en cuando para dar más énfasis a la naturaleza de los malos.
En definitiva, una serie de correcta factura a nivel técnico, pero que trata un tema muy visto de una forma muy convencional que no logra mantener el suficiente interés.