Burning Bush (Miniserie de TV)
Sinopsis de la película
Miniserie de TV (2013). 3 episodios. Adaptación de la historia real de Jan Palach, un estudiante de Praga que se prendió fuego en señal de protesta contra la ocupación soviética en Checoslovaquia en 1969. Palach es hoy día un absoluto icono de la resistencia.
Detalles de la película
- Titulo Original: Horící Ker aka
- Año: 2013
- Duración: 236
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Opinión de la crítica
Película
6.8
53 valoraciones en total
Una espléndida fotografía nos va adentrando en una historia que reitera los arquetipos políticos de siempre.
Bien realizada desde una fría estructura visual… todo muy aséptico, encaminado hacia la aprobación del espectador, que parece más interesado por el trasfondo que la propia realización cinematográfica (si es que a una serie podemos llamarle cine).
El guión ofrece pasajes que resultan muy repetitivos por planteamientos de conductas, donde el extremo es la clave. Ya conocemos esos comportamientos que reprobamos.
No sé como calificarla, pues la parte artística es muy brillante, la argumental no me ha interesado.
Al tomar conocimiento que este año se cumplen los 50 años de la invasión de Checoeslovaquia por parte de la URSS y sus aliados del Pacto de Varsovia, recordé esta notable miniserie. Viendo que hasta el momento sólo tiene una crítica en este espacio y dolida porque esto pueda significar falta de interés en el tema que aborda o subestimación de su calidad, decidí expresar mi opinión sobre esta producción. Considero que es notable por su factura cinematográfica y digna de ser destacada por su contenido. La directora, Agnieszka Holland, polaca de nacimiento, y por tanto conocedora de lo que significa la ocupación extranjera y opresora de un país, presenta de manera sobria y emotiva un desgarrador y trascendente hecho histórico. Se trata de la inmolación del estudiante Jan Palach en una plaza céntrica de Praga unos meses después de producida la invasión, como protesta por la misma y para llamar la atención sobre la reinstauración de un gobierno autoritario y represivo manejado por los rusos.
El guión se centra en las maniobras que hizo el gobierno para ocultar la acción de Palach, quitarle importancia y hasta ridiculizarla, y a la lucha de su madre para que se conozca la verdad sobre Jan y sus objetivos. Con un inmenso coraje, apoyada por su otro hijo y con el concurso de una abogada valiente y talentosa, la madre de Palach inició una demanda contra el gobierno. Es fácil imaginar el costo y la imposibilidad de obtener justicia de un gobierno dictatorial, arbitrario y cruel.
El relato se desarrolla en una atmósfera cargada y oscura, con muy buenos diálogos, excelentes actuaciones y la inclusión de imágenes documentales. Son muy logradas las entrevistas (reales pero no documentales) de la madre, el hermano y/o la abogada con miembros del gobierno, con colaboradores de los soviéticos, con los amigos de Palach y con los seguidores de sus ideas que hostigaron con valor a los ocupantes.
Termino con lo que va primero. El título, otra cualidad de la serie: Horící ker , en inglés Burning Bush, quiere decir arbusto ardiente. Esta frase remite al episodio bíblico según el cual mientras Moisés pastoreaba unas ovejas, fue atraído por un arbusto que se estaba quemando pero no se consumìan el fuego ni las ramas, al tiempo que una voz le encomendaba liberar a Israel de la esclavitud. Por ello la figura del arbusto (o zarza) ardiente perduró como alegoría del camino hacia la libertad. Así, el cuerpo de Jan Palach envuelto en llamas evoca la figura de un arbusto ardiendo, y el fuego que encendió no se apagó, sino que alimentó las luchas de quienes hicieron suyo el propósito por el que Jan dio su vida: la libertad de su pueblo.
En conclusión: desde el principio al fin considero que esta producción es excelente.
El 16 de enero de 1969 un joven atravesaba la plaza de Praga con un balde en la mano. En sus problemas cotidianos, nadie lo notaba. Sin embargo, el joven, de nombre Jan Palach, estaba a pocos segundos de entregarse a las llamas. Se vació el balde de gasolina sobre su cuerpo y luego se prendió fuego. La imagen es fuerte, impactante, inexplicable. De todo ello empieza a dar cuenta este gran filme que ha realizado la directora polaca Agnieszka Holland.
La historia se compone de fechas y casos curiosos. Los historiadores se encargan de determinar los comienzos y los fines de los periodos. Ya depende de la humanidad conocer o reconocer lo que le digan los historiadores en sus obras. Y, puntualmente, en este caso checo, nos unimos a Holland en la formulación de una consulta sorpresiva por lo que ha sido el pasado del pueblo checoslovaco. Atravesamos con ella los años de la ocupación soviética y de las movimientos sociales y, sobre todo, estudiantiles que surgieron en los barrios, pueblos y universidades checos. Un relato insustituible para ver cómo funciona el poder, la dictadura, la institucionalización de las ideas y la banalización de los sacrificios.
A los que desconocíamos este trozo de historia nos viene muy bien la incursión, y a los que ya sabían lo que había pasado en Checoslovaquia les vendrá muy bien recordarlo en esta magnífica representación artística, política y humana.