Bonsái
Sinopsis de la película
Al final de la película, Emilia muere y Julio se queda solo. En realidad, Julio ya estaba solo desde hacía años, mucho antes de la muerte de Emilia. Pero lo que importa es que, al final, Emilia muere y Julio permanece con vida. Julio vive y Emilia no. El resto no es más que ficción.
Detalles de la película
- Titulo Original: Bonsái
- Año: 2011
- Duración: 102
Opciones de descarga disponibles
Si quieres puedes obtener una copia de esta película en formato 4K y HD. A continuación te citamos un listado de posibilidades de descarga directa disponibles:
Opinión de la crítica
Película
5.8
39 valoraciones en total
En estos tiempos llenos de información en torno al cine y a las películas es muy difícil llegar a un cine sin tener practicamente ninguna referencia sobre la historia que se va a ver. Para cuando uno se sienta a ver una película es bastante probable que ya haya visto el trailer unas doscientas veces, haya leido veinte críticas, otras tantas opiniones en infinidad de páginas web como esta, y se la hayan recomendado, o no, varios amigos. Es por eso que de vez en cuando resulta de lo más estimulante sentarse a ver una película de la que uno no sabe más que el título y la nacionalidad, sin referencias de su director, actores u opiniones de otras personas.
Es esto lo que me paso hace unos días con la película chilena Bonsai, en una de las secciones paralelas del Festival de San Sebastian. Lo único que sabía de ella cuando entré en el cine era su nacionalidad, y una breve sinopsis de dos líneas de su argumento. De ahí que la sorpresa resultó bastante grata.
Ultimamente el cine sudamericano está ofreciendo unos cuantos títulos, que si bien puede que no tengan mucho que ver unos con otros, si responden a unas claves narrativas muy parecidas. Historias rodeadas de un cierto minimalismo tanto narrativo como estético que pueden variar desde la humanidad de la estupenda película uruguaya Whisky, hasta el hermético universo de la directora argentina Lucrecia Martel, por poner dos ejemplos bien distintos. Bonsai, quizás con menor ambición, también entraria dentro de esta corriente, que no se si realmente existe o es una errónea apreciación mía.
El comienzo de Bonsai es excelente. Una voz en off nos dice: «Al final de la película Emilia muere y Julio se queda solo». Ya solo con eso la película se pone al público de su parte. La historia que viene después, y que ya sabemos como va a terminar, es lo suficinetemente original y simpática como para que el espectador no se desentienda en ningún momento.
Julio, el protagonista de la historia, es un joven bohemio y solitario. Mantiene una relación, más sexual que sentimental, con su vecina, traductora de profesión, y con la que comparte su ilusión por un nuevo trabajo que está apunto de conseguir. Transcribirá a ordenador el manuscrito de la nueva novela de un reconocido escritor. Pero en el último momento no lo consigue, y decide engañar a su vecina escribiendo él mismo los manuscritos. En ellos cuenta una historia de amor, la suya propia , vivida ocho años antes con una chica llamada Emilia. A partir de ahí vivimos esa historia de amor, mientras transcurre ocho años antes, y mientras se revive en esa ficción escrita por el protagonista en la actualidad.
(sigue en spoiler)
Bonsái es una película ‘bonsái’: ornamental, pequeña e impedida de crecimiento. Como si Cristián Jiménez hubiera querido cortar las raíces a la ya escueta novela de Alejandro Zambra. Se trata de una historia de amor de ‘chico conoce a chica’ y el reflejo y recuerdo de ésta, pasado el tiempo. El filme es desarbolado en la primera secuencia donde se nos anuncia la resolución y al mismo tiempo se sigue el paralelismo, espíritu y germen de todas las historias que la componen. Ante el planteamiento queda el envoltorio y Cristián Jiménez ha decidido jugar con la analogía y la metaficción que plantea su argumento: reescribir una novela ficticia que da nombre a la propia película ya de por sí dividida en capítulos y con estética visual de novela.
Bonsái vive del Proust de ‘En busca del tiempo perdido’ y sus siete partes que en realidad unieron y desunieron la relación de una joven pareja. Entre mentiras, plantas y libros, la mirada nostálgica y melancólica de la cinta es lo más interesante. La película sabe mover sus líneas ambiciosas en elementos formales y referenciales con el humor y la levedad de una historia romántica, basándose en el arte del recuerdo y enlaza con los paralelismos que proponen Proust y la memoria involuntaria. Los personajes no han leído sus siete partes (no llegan ni a las primeras cien páginas sin quedarse en estado narcoléptico o incluso romper la relación para evitar la ‘tortura’) y se mueven a ciegas reconstruyendo la novela, como el protagonista haciendo lo propio con la de ese viejo novelista… reformulando sus vidas a través de la ficción. Pero Bonsái habla también de necesidades interiores y anímicas: la ‘partida’ del antiguo amor es física en el presente y el protagonista se ve necesitado a transcribir sus propios recuerdos.
Algunos verán al Godard de Una mujer casada en la fragmentación de esos cuerpos o la proposición de cajas ficcionales que proponen las variaciones del cuento de ‘Tantalia’ de Macedonio Fernández. No obstante, me siento como Ricky Gervais en los Globos de Oro 2012 presentando a Antonio Banderas y Salma Hayek y… siento decir esto pero «I cant understand a fucking word they say!». No digo que todo el cine chileno tenga que estar subtitulado pero me siento como esos norteamericanos a los que tuvieron que subtitular Trainspotting. No sé si será porque no me he enterado de cosas que dicen los personajes, que los actores no vocalizan ni focalizan su voz correctamente o simplemente que las copias de guión que entregaron a los mismos estaban borrosas e hicieron un homenaje a Ash leyendo el Necronomicón (obra capital de la Literatura muy por delante del mejor Proust) en El ejército de las tinieblas. No lo sé… pero no me he enterado de cosas que dicen, aunque el contexto me indica que la película, como mi oído, podría ser mejor.
Lastimosamente, solo conozco este título por el filme, no por la novela en la que se basa. Hubiera sido mejor, por supuesto. Leer primero el texto de Alejandro Zambra para que no le caigan las incriminaciones que aquí puedo hacerle a la película. Ya me ha pasado -y creo que a muchos- que vemos cómo se deshace una buena novela en una mala película. Al menos se salva el libro. Sin embargo, parece que en Bonsái hay muchas citas textuales de lo que la novela va. Como hubiera sido este acercamiento, lo cierto es que esta película es inaguantable.
Puedo entender los comentarios y críticas de quienes la ven como buena. La película se aborda como un ejercicio de homenaje literario, se cita a Proust, a Perec, a Macedonio Fernández, y así se van tejiendo las influencias. Pero creo que es fácil llegar al acuerdo de que una casa de citas no es un buen texto por sí mismo. El problema real del filme es lo largo que resulta para contar un microcuento que se desarrolla y finaliza en los primeros dos minutos de historia. No hay más. Los personajes son realmente aburridos, como el sobrino que va a la fiesta familiar a hacer pucheros, y no hay más. El sexo pasa también por pobre y los diálogos por tristemente artificiosos. A eso algunos lo llaman arte. Lástima por la novela de Zambra, que confío sea mejor que su parodia.
En palabras del propio director, estoy convencido de que las emociones contenidas son más intensas y más auténticas que aquellas de las que se habla abiertamente. Contener una emoción no es eliminarla, sino filtrarla. El reto consistía en inyectar un toque de ligereza en el drama, filtrarlo mediante una capa de humor, sin por eso perder la emoción . En ello reside, a mi parecer, el éxito de esta cinta.
Muy recomendable para todos aquellos cansados de americanadas, que disfruten con películas que aunque sin grandes pretensiones técnicas o formales, ofrecen emociones veraces y auténticas, reconocibles por el espectador, y evitándonos además, el melodrama fácil.
60 minutos es todo el crédito que le he podido dar a esta cinta donde salen libros, chicas desnudas y un bonsai. Supongo que por eso dicen en su cartel que es una historia de literatura, amor y botánica. Pues vale.
Aburrida hasta decir basta y con un ritmo más cansino y anodino que su protagonista he de reconocer que no he sido capaz de descifrar las claves de lo que su director y guionista nos quiere contar. Uno puede elucubrar con todo los rollos metalinguisticos y de vacío existencial que se quiera pero si el publico se duerme…. Al principio de la cosa aparece En busca del tiempo perdido de Proust. Premonición literal. En fín, cosas veredes Sancho .