Bonnie y Clyde
Sinopsis de la película
En la época de la Gran Depresión, una banda de jóvenes delincuentes, encabezados por la pareja formada por Bonnie Parker y Clyde Barrow, recorre los Estados Unidos asaltando bancos, favoreciendo a los humildes y ridiculizando a las autoridades.
Detalles de la película
- Titulo Original: Bonnie & Clyde
- Año: 1967
- Duración: 111
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Opinión de la crítica
Película
7.4
72 valoraciones en total
El film más conocido de Arthur Penn, es su quinto largometraje. Escrito por David Newman y Robert Benton, se inspira en personajes y hechos reales. Se rueda en exteriores de Texas y en los platós de la Warner (Burbank, CA), con un presupuesto de 2,5 M dólares. Nominado a 10 Oscar, gana 2 (fotografía y actriz reparto). Producido por Warren Beatty, se proyecta por primera vez el 4-VIII-1967 (Festival de Montreal).
La acción dramática se desplaza de modo itinerante por diversos estados (Texas, Oklahoma, Iowa, Missouri, Louisiana…). Entre comienzos de 1930 y mayo de 1934, Clyde Barrow (Beatty), de unos 20 años, conoce a Bonnie Parker (Dunaway), de unos 18, cuando intentaba robar el coche de su madre. Él es ladrón de gasolineras, tiendas y bancos, siente afición por las armas de fuego, los coches y la velocidad. Ella trabaja como camarera en un bar, es extrovertida, inteligente, agradable, de carácter voluntarioso y desea vivir emociones fuertes. A ellos se unen C.W. Moss (Pollard), expendedor de una gasolinera, Buck Barrow (Hackman), hermano mayor de Clyde, y su esposa Blanche (Parsons).
El film suma crímenes, gángsters, acción, romance y biografía. Algunos consideran que marca el inicio del ciclo moderno del cine americano y cierra el ciclo clásico. Los protagonistas son personas desarraigadas, desplazadas y marginadas, vinculadas a ambientes de exclusión social y a familias desestructuradas y disfuncionales. En este aspecto la obra asume algunos de los presupuestos de la Nouvelle Vague francesa.
Aporta una descripción visual directa de la violencia, que la cámara observa con detenimiento, pero sin complacencia. Muestra la violencia como algo brutal, inhumano y terrible. La explora con contención y la rebaja mediante el recurso a la ironía y el humor. La acción, dinámica y espectacular, avanza a un fuerte ritmo. Combina escenas desgarradoras con destellos de comedia. Alterna dramatismo, lirismo, erotismo e ironía.
El realizador demuestra talento y capacidad de innovación. Equilibra las partes de modo que todas tienen un tono preciso y justo. Maneja la incertidumbre con habilidad. Suscita sentimientos de simpatía y compasión por los protagonistas y hace de la violencia una fuente de fuerza dramática. Film muy imitado, tiene gran influencia sobre el cine posterior de Hollywood. Se suelen relacionat con él Malas Tierras (Malick), Thelma y Louise (Scott), Asesinos natos (Stone), etc.
La música, de Charles Strouse, aporta un tema central burlón, ( Foggie Mountain Breakdown ), interpretado al banjo, que alcanzó gran popularidad. Añade canciones ajenas de gran belleza, como Deep Night , que superpone a los créditos iniciales. La fotografía, de Burnett Guffrey, en color, se basa en el realismo y la espontaneidad. Construye primeros planos ricos en emotividad y planos a cámara lenta desgarradores (secuencia final). Buenas interpretaciones de Beatty (hermano de Shirley McLaine) y Faye Dunaway.
Arthur Penn finalmente cogió el testigo de esta cinta producida por un tipo de 28 años llamado Warren Beatty y hermano de la leyenda Shirley McLaine, y en la que también estaba implicado el por aquel entonces periodista Rober Benton, posteriormente director de cintas como Kramer contra Kramer.
De hecho se comenta que el resultado final fue ligeramente edulcorado y a posta por el director para no sobredramatizar la ya de por sí trágica historia en ella narrada.
Desde el primer fotograma, cuando Clyde Barrow (sobrio Beatty) observa sospechosamente el coche familiar de Bonnie Parker (espléndida como casi siempre Faye Dunaway) y de forma aceleradamente absurda la recluye como miembro de su particular banda, a la que posteriormente se unirán, primero un joven espendedor de gasolina llamado C.S Mollow (Michael J. Pollard), y posteriormente el hermano mayor de Clyde (particularmente magnífico en aquellos tiempos Gene Hackman) y su esposa Blanche (la oscarizada por esta cinta en categoría de actriz secundaria, Estelle Parsons), iniciando así una especie de periplo nihilsta sóla y particularmente posible y concebible e aquellos tiempos tan duros de la depresión de 1929.
Si inicialmente al espectador esta banda de delincuentes le despierta ciertos sentimientos de empatía irresistibles, gradualmente le confieren otro tipo de sentimientos de conmiseración humana.
En medio los temas de pareja entre Bonnie y Clyde, como la inolvidable escena en que Bonnie acaricia de manera inconscientemente sugerente y sugestiva el cañón de la pistola de Clyde, tal vez poniendo de manifiesto sus frustaciones de pareja…
Y es que como dije anteriormente el director edulcoró ciertos aspectos de la trama real, aconsejado por su equipo de colaboradores, quienes le advirtieron que la realidad de los hechos tal vez sobrecargaran de dramatismo la trama, y es que cuentan las crónicas de la época que Clyde era un homosexual con ciertas apetencias sadomasoquistas en trío con Bonnie y C.S Molow, si bien Penn dejó los hechos narrados en una simple impotencia de Clyde hacia su pareja heterosexual Bonnie Parker.
Como anécdota la aparición novel del genial Gene Wilder como enterrador a quien roban el coche y posteriormente recluyen forzosamente como miembro de la banda, hasta que Bonnie le expulsa ipsofacto al oir de su boca su oficio de enterrador.
Como final, uno de los más influyentes en la historia del cine y particularmente dentro del género gangsteril en cintas tan importantes como El Padrino de Coppola.
Recomendable cineto por ciento.
Bonnie & Clyde era una de mis películas favoritas de niñez y digo era porque desde hace un tiempo ha dejado ya de ocupar ese honor en mis preferencias.
Los motivos son variados pero digamos que me molesta profundamente toda esa cultura pop de considerar a los delincuentes como víctimas de un sistema que no les dio oportunidades y por tanto toman lo que necesitan por su cuenta, eso sí, siempre sin molestar a los pobres y yendo contra el poder.
Hablando claro, la manera de presentar de forma sistemática a los Burrow como unos Robin Hood de la Depresión es algo que termina por calar en mucha gente cuando es completamente falso. La película es partidista, en todo momento pretende orientar y llevar al espectador del lado de la banda Burrow. Y eso no me gusta nada.
La señorita Burrow no era ninguna intelectual, porque casi parece que va a ser propuesta al Nobel, lo que pasa es que el resto de la banda eran zafios y vulgares y en una época de puro analfabetismo como aquella, escribir como lo hacía ella parecía la pera limonera.
Además mataron a más de una docena de personas y no todos fueron policías precisamente. Presentar una y otra vez a los Burrow como víctimas en sus propios robos al utilizar la violencia el resto contra ellos cuando sólo quieren unos sandwiches es a mi juicio un alejamiento de la realidad y un acercamiento al romanticismo que aún siendo interesante no es lo que más me interesa.
Presentar también al Ranger de Texas como un ser pérfido y bastante desagradable va en esa línea de sociedad sin amor que intenta destruir a los que realmente se aman.
La acción además está por delante del drama en todo momento y eso hace que gane en ritmo pero pierda en psicología y sobre todo en razones más que en sentimientos.
La película aún así tiene muchos puntos a favor, empezando por la dirección de Arthur Penn, que me parece que es de lo mejor que hay dentro del segundo escalón donde se encuentra o al menos yo le pondría. Es más, no tiene la fama de muchos y sin embargo es superior a estos en frescura e impacto de sus historias. Hoy está semiolvidado por el gran público y sus películas apenas aparecieron entre los cientos de listados que pudimos leer con motivo del final del siglo XX.
Lo mejor es la belleza de Faye Dunaway, probablemente entre las diez mujeres más hermosas de todos los tiempos de la historia del cine. Y encima buena actriz, aunque no suficientemente reconocida a mi juicio. Y es que a veces ser tan guapa es un problema. ¿Cómo se puede dar el Oscar a Estelle Parsons? Su actuación no ni de lejos mejor que la de sus compañeros, en tal caso más chirriante y acentuada, lo que particularmente sólo me produce rechazo ausencia de admiración. Lo de Hackman lo acostumbrado, es decir, muy bien, y para aquellos que desprecien a Gene Wilder no tienen más que ver su breve pero estupenda interpretación para que vayan cambiando de opinión.
Películas como Bonnie & Clyde supusieron una auténtica revolución a finales de los 60 y marcaron el camino a seguir hacia una de las mejores épocas de la historia del cine: la década de los 70. Recomiendo encarecidamente la lectura del inmejorable libro del siempre ácido Peter Biskind Moteros tranquilos, toros salvajes .
Hay varias cosas que hacen que esta película sea un referente. La primera de ellas es la más obvia de todas: la seca, cortante y directa violencia que muestra. A día de hoy sigue impresionando la secuencia final, por lo que se deduce que en 1967 debió ser una absoluta transgresión a todos los niveles. La estilización de dicha violencia sería también objeto principal de otra de las grandes películas de la época, a saber: Grupo salvaje de Sam Peckinpah, otro punto y aparte en el género del western. Junto con La semilla del diablo de Roman Polanski son, en mi opinión, las tres películas más importantes del cine americano de los 60.
La segunda cosa que hace de Bonnie & Clyde una película visionaria y pionera es el hecho de la ruptura total y sin paliativos de la necesidad de identificación del espéctador con el héroe clásico. La película muestra a los personajes tal y como son, con una libertad moral sin precedentes. No importa que sean un auténtico peligro en potencia para todo el que se cruce en su camino. Aquí lo que prima es la sensación de mantenerse completamente vivo en una huída a la perdición. Los personajes saben que tarde o temprano acabarán con más agujeros que un colador (así lo demuestra el poema que recita Bonnie) pero no les importa porque hacen lo que quieren hasta que les dejen, es decir, se sienten libres.
La tercera y última circunstancia a tener en cuenta de la película de Arthur Penn es su particular estética visual, sin lugar a dudas muy influenciada por la Nouvelle Vague (el film fue ofrecido en primera instancia a François Truffaut) y que tiene como punta de lanza la excelente fotografía de Burnett Gufey. Un aspecto que también es extrapolable a otros elementos de la cinta, como por ejemplo el vestuario o la dirección artística.
Bonnie & Clyde estaba destinada a convertirse en un clásico imperecedero y lo ha conseguido sobradamente. No sólo es quizá la primera Road Movie de la historia sino también una de las primeras en entender la violencia como fin y no como medio para llegar a un objetivo. Probablemente por ello fue tan tremendamente controvertida en su momento y aún hoy la sombra de su trangresión siga estando tan vigente como el primer día. Sin duda una tremenda patada en los testículos a la moralidad de los grandes relatos.
Sensacional película al estilo Dillinger, de autos a toda velocidad por la carretera, de tiros y más tiros y de esas fotografías como las de Dorotea Lange durante la Gran Depresión en EEUU, incluso hay una casi idéntica a la de una madre con tres niños hecha en Nipomo, California, en 1936, con la escena que sale una madre con sus hijos en el interior de una camioneta cuando tienen que abandonar su casa, por no poder afrontar los pagos al banco.
Totalmente conseguido el espíritu agrio y duro de aquellos ranger sin piedad de entonces, perseguidores natos, y la huída imposible de la banda de atracadores.
Sensacionales personajes secundarios los aparecidos en los bancos, en los comercios y por descontado el de Gene Wilder, que da el ejemplo de como esa banda caló en los ciudadanos de tal forma que llegó a contar con gran simpatía.
Perfecto también el ambiente rural, la inclusión musical en la carreras y la ausencia total de sonido en las escenas clave, como la final.