Boleto al paraíso
Sinopsis de la película
Cuba, 1993. Eunice es una adolescente que huye del acoso sexual de su padre. Alejandro es un joven rockero que, después de robar en una farmacia, se dirige a La Habana con un par de amigos. El destino hace que los dos jóvenes se encuentren en la carretera y, a partir de ese momento, emprenderán juntos la búsqueda del Paraíso.
Detalles de la película
- Titulo Original: Boleto al paraíso (Ticket to Paradise)
- Año: 2010
- Duración: 88
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Opinión de la crítica
Película
5.7
71 valoraciones en total
Boleto al Paraíso ha tenido un gran éxito en las pantallas —y en las descargas pirata— cubanas y ha sido muy celebrada en el Festival de Cine de la Habana ( De Nuevo Cine Latinoamericano ) y seleccionada para representar al país caribeño en los Premios Goya. Viene pues avalada por la crítica y el público cubano, que no son precisamente complacientes con su propio cine —todo cubano es un Carlos Boyero en potencia—.
El régimen castrista desde hace años ha tenido la inteligencia de ser muy contenido en la censura de películas que, presuntamente, iban a dar una imagen del país fuera de sus fronteras, por ser conciente de que, en el exterior, la propaganda militante es contraproducente y que una moderada autocrítica en aspectos no fundamentales concita simpatías.
Es una película que, por el mismo precio, incluye varias cosas: un documento sobre la realidad cubana —aunque la acción transcurre en los primeros años 90, en Cuba el tiempo se remansa, aunque sería injusto no constatar que se han producido mínimos avances en cuanto a tolerancia y reconocimiento de derechos civiles—, un testimonio de denuncia sobre el abuso sexual en el ámbito familiar —que entronca con nuestra reciente y valiente No tengas miedo —, la historia de una relación sentimental al límite y un moderado grito de libertad o, al menos, su fuerte y clara pronunciación.
Las interpretaciones son notables, con la participación —aunque no en los principales papeles— de grandes actores cubanos, como Jorge Perugorría ( Fresa y chocolate ) o Luis Alberto García ( Guantanamera ). Destaca la pareja protagonista. Tanto Miriel Cejas (Eunice), como Héctor Medina (Alejandro) están a la altura de lo que se espera de ellos: encarnar a una atractiva pareja, cuyas posibilidades están condicionadas por las tragedias familiares que, por motivos distintos, sus dos componentes arrastran.
A media proyección se da un giro inesperado y el guión cambia completamente de rumbo, cogiendo desprevenido al público espectador que tenía ya sus neuronas afiladas para otro desenlace.
A la película, a la que condiciona la limitación de medios, la redime, como en otras ocasiones en el cine cubano, su gran humanidad. Quizás la mayor pega que se le puede hacer es que su argumento central es inverosímil. La vida no tiene la servidumbre de tener que ser verosímil, el cine sí. El director, Gerardo Chijona ( Adorables Mentiras , Perfecto amor equivocado ), se ha escudado en la evidencia de que está rigurosamente basado en sucesos reales —recogidos en el libro, Confesiones de un médico , donde el Dr. Jorge Pérez habla de experiencias profesionales vividas como Director de un sanatorio— pero no sé si, aún así, será suficiente.
Si Fresa y chocolate, de Titón, dividió al cine cubano antes y después de. Este film del cineasta cubano Gerardo Chijona, ( Adorables mentiras , Perfecto amor equivocado ), también marcará un antes y un después ante el acontecer de los adolescentes cubanos en medio de la vida social de la Cuba que todos conocemos.
Si bien el guión no es que sea del otro mundo y con diálogos diáfanos, a medio camino entre una road movie interior y un drama juvenil, la película (basada en sucesos reales, recogidos en el libro, Confesiones de un médico ), no sólo se centra en Miriel Cejas (Eunice) y Héctor Medina (Alejandro), sino que diseña en su discurso el sentido de libertad y todas aquellas cosas, inquietudes, testarudeces de la juventud cubana (iguales a la de los demás), pero que el cine cubano no se atrevía a mostrar tan abiertamente por la censura castrista.
Yo no hablaré ni a favor ni en contra de Boleto al paraíso.
Sólo quiero destacar que la primera y única crítica que hasta el momento hay sobre el film en esta página, dice que su guión resulta inverosímil.
Me limito a asegurar que lo que la película cuenta, se queda muy por debajo de lo que en realidad sucedió y pienso que lo hace con toda intención, pues de otra manera nunca hubiera podido ver la luz.
Fuí testigo involuntario de esos hechos en el momento en que sucedieron. La acción de esos jóvenes nunca podrá verse como una irresponsable decisión de chiquillos alocados, sino que el suceso encerró en todo su horror, el dolor, la angustia, la frustración, el desengaño y la sensación de no encontrar una salida ni ver la luz al final del túnel, de la juventud cubana en pleno Período Especial.
También hay que conocer un poco de historia cubana para entender la acción. EN esa época, los enfermos de SIDA en Cuba eran recluídos contra su voluntad, en una clínica que, aunque contaba con las comodidades que no tenia el común de los mortales en la Isla, dadas las carencias materiales de todo tipo, era una cárcel, de la que no se podía salir, si no era por unas horas y siempre acompañado por el enfermero carcelero.
Después de esta aclaración, cada cual saque sus propias conclusiones
Eunice, la joven protagonista de Boleto al paraíso, podría ser una adolescente cubana más luchando contra unos maltratos familiares y el régimen político de la isla. Eunice es la heroína y el símbolo de esta road-movie curiosa con destino al mismísimo paraíso, un oasis en medio de tanto desierto, o una utopía más que gritar bajo el arropo de la revolución cubana. Algo se está moviendo en el cine cubano y Chijona parece estar contando una historia muy personal de vagabundos adolescentes en busca de futuro en un país sin demasiadas posibilidades de ascenso y éxito.
Boleto al paraíso se merece todo nuestro respeto porque es un cine hecho con pasión y con mínimos recursos. Y precisamente por ser un cine a contracorriente sin grandes posibilidades técnicas, Boleto al paraíso queda como un borrador de una película mayor. Las ideas están, pero faltó precisión a la hora de saberlas plasmar en imágenes. Tampoco ayuda alguna que otra interpretación fuera de tono de su joven reparto. Y aportan todavía menos sus saltos temporales y los derroteros que toma la historia en pos de una resolución menos crítica y más dulzona. Con todo, Boleto al paraíso es la historia de una huida, de unas raíces de las que se reniega y la crónica de unos sueños de joventud frustrados. Ojalá tengamos en un futuro más propuestas como esta, y si es posible con la solidez de guión y la solvencia técnica que precisa la cinematografía cubana.
Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities
El veterano director Chijona aborda un tema, o varios, realmente explosivos en una Cuba desesperanzada de los 90, donde un grupo de adolescentes confusos inician una huida hacia adelante por un laberinto sin apenas salida.
Funciona mejor la primera parte, donde todo es más simple dentro del dramatismo que conlleva el acoso sexual de la protagonista y Chijona se mueve con más soltura en un terreno que le es más conocido. El giro que suscita el cruce de las dos historias en que se basa el guión parece venirles un poco grande a todo el equipo y la cosa toma un cariz errático cercano al melodrama cayendo en muchos de los tópicos que el propio director ha declarado que quería evitar. A veces a uno le parecía estar leyendo una de las novelas juveniles del jesuita Martín Vigil, allá por los 60 y hay un cierto tufillo por contradictorio que parezca a eximir al régimen de las causas que llevan a su juventud a situaciones tan desesperadas, por mucho que dispongan de centros de asistencia para curar enfermedades físicas cuyo tratamiento debe ser preventivo y social. En definitiva la realización no está a la altura de lo que se nos quiere contar. La interpretación voluntariosa de un casting no profesional buscando acercarse al documental termina por jugar en contra y el disparo en nuestras conciencias acaba por ser de fogueo por mucho que resuene.