Bice skoro propast sveta
Sinopsis de la película
Trisa, criador de cerdos en un pueblo de la Yugoslavia rural, se ve prácticamente obligado a casarse por la presión popular de sus vecinos. La chica elegida es la tonta del pueblo, que no habla ni parece comprender, y de la que todos se ríen. Pero Trisa ve algo en ella, y sabe que entiende. Juntos tienen un hijo. Pero todo se tuerce con la llegada al pueblo de la nueva profesora (interpretada por la actriz francesa Annie Girardot), una mujer moderna, que ve a los lugareños como unos rudos analfabetos, y utiliza a Trisa no solo como mula de carga para llevarle su material de pintura, sino también para satisfacerse sexualmente, hasta que se cansa de él y lo cambia por otro.
Detalles de la película
- Titulo Original: Bice skoro propast sveta (It Rains in My Village)
- Año: 1968
- Duración: 84
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Opinión de la crítica
6.5
74 valoraciones en total
Figura de importancia en el nuevo cine yugoslavo, Aleksandar Petrovic adapta a Dostoievski para arremeter contra absolutamente todo: la ignorancia, la religión, el comunismo, las tradiciones y todo lo que se le pone por delante. Un cuidador de cerdos se tiene que casar con una retrasada mental tras una afrenta de borrachos en un pueblo de, dice la Wikipedia, la Vojvodina, provincia norte de Serbia. Durante su matrimonio es usado como un kleenex por una profesora que llega de la ciudad encarnando las características fundamentales del hombre moderno: instrumentalización y utilitarismo. La cinta avanza a golpe de canción popular para componer esbozando media sonrisa este cuadro grotesco que en 1969 se puede interpretar como un grito de desesperación tras los sucesos del año anterior que, por supuesto, aparecen en la película reflejados en un grupo de checos a los que nadie -ningún aldeano- entiende ni lo que dicen ni lo que les pasa, o con esa crítica a los burgueses que también son, se queja un aldeano, los rojos , muestra del estancamiento de la revolución comunista que, por aquellas fechas, sirvió para crear y arropar una clase media, pero nada más de lo que podría esperar un joven idealista como Petrovic que, por aquel entonces, contaba con treinta años cumplidos. Estas alegrías se las cobró luego el Estado marginándolo y echándolo de la Academia de cine por contrarrevolucionario. Como otro de la misma generación, Dusan Makavejev, que tuvo que exiliarse del país.
«Bice skoro propast sveta» (verso inicial de una canción popular que puede traducirse como «pronto llegará el fin del mundo») es un drama rural, ambientado en Voivodina (como la excelente «Encontré zíngaros felices», la película anterior de Petrovic), libremente basado en «Los demonios» de Dostoiévski. A la aldea remota en que se desarrolla la acción llega una nueva maestra, pintora aficionada y comunista convencida, interpretada por Annie Girardot, que trastorna la vida de Trisa, un sencillo criador de cerdos (Iván Paluch). Este es el reactivo que pondrá en marcha la tragedia, aunque ya previamente se nos ha mostrado la crueldad reinante en la vida de esa comunidad rural, nada idealizada, de la Yugoslavia profunda (por ejemplo, cuando, durante la celebración de una boda, una deficiente mental es atormentada para diversión de los mozos del lugar) y el peso que en ella tiene el fanatismo religioso.
Petrovic asigna la función del coro en esta tragedia a una orquesta gitana de las que amenizan bodas, bautizos y funerales, que repite una y otra vez los mismos estribillos, de forma realmente cansina. La pretensión, supongo, es que las canciones populares glosen los acontecimientos que se relatan, pero en mi opinión el tono burlesco de estos temas musicales hace que la tragedia degenere en farsa, algo a lo que contribuye también el muy escaso metraje de la película (poco más de hora y cuarto), apenas suficiente para desarrollar mínimamente los personajes. No hay más que ver, por ejemplo, a qué velocidad se despacha todo el asunto del crimen y el apresamiento del «culpable». En cualquier caso, no parece que la trama en sí sea la principal preocupación del director, más interesado en mostrarnos estampas de la vida rural, con cerdos correteando por las calles y palurdos que aplauden a rabiar el espectáculo de una mujer bigotuda. De forma lateral y a mi modo de ver bastante forzada, en secuencias completamente desvinculadas de la acción principal, se abordan también temas políticos entonces de actualidad: aparece un grupo de checos que ha llegado huyendo a causa de la reciente invasión soviética de Checoslovaquia (1968), y se hacen comentarios sobre el aburguesamiento de la clase política yugoslava.