Beautiful Sunday
Sinopsis de la película
Beautiful Sunday nos sumerge en paralelo en la vida de dos personajes que cuentan dos historias aparentemente lejanas… Uno de ellos, es un policía sumido en la desgracia de tener a su esposa enferma, lo que le lleva a convertirse en un corrupto, aceptando sobornos de un mafioso local para que ponga entre rejas a su más peligroso enemigo. Por otra parte, se nos cuenta la historia de un joven que se enamora inocentemente de una dama que ve pasar por su casa. Sin embargo, una obsesión lo lleva a cometer entre las sombras un pecado que quizá lo arrastre para siempre…
Detalles de la película
- Titulo Original: Beautiful Sunday aka
- Año: 2007
- Duración: 112
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Opinión de la crítica
6.2
82 valoraciones en total
Merece la pena rescatar del anonimato esta más que buena muestra de cine oriental. Beautiful Sunday es un drama, dice la ficha correspondiente, también es un thriller, y muy bien llevado. Pero sí, ante todo la cinta narra de forma más que eficaz y accesible el dolor sufrido por dos personajes al límite para los que la felicidad parece algo inconcebible, pues arrastran una pesada carga cada uno… Así, por medio de una narración en paralelo que parece dar saltos en el tiempo y que por momentos descoloca al espectador, obligado a prestar atención máxima a lo que acontece en pantalla, se enarbola una aproximación muy acertada a la pasión exacerbada y a los límites del ser humano, siempre impredecible y con cosas que ocultar. Ni qué decir tiene que la fotografía es cojonuda, al igual que el uso de cámara y el trabajo de montaje (con algún que otro rasgo estilístico de reconocer y agradecer). Además, en este caso, aunque cada vez es más habitual, los protagonistas lo hacen bastante bien, exprimiendo sus personajes y transmitiendo cuanto deben. Lo dicho, un drama con toques de thriller e investigación policial y otras corruptelas que tanto gustan por aquellos lares y que, de seguir así, me harán sentir casi como en casa. Un notable más para Corea del Sur, pues. Suma y sigue.
Dos caras de una misma moneda.
Dos personajes ahogados en la culpa.
Dos almas corrompidas por errores pasados y presentes unidas por un mismo motivo.
La premisa de esta nueva muestra de que los coreanos tienen medido el pulso al thriller dramático resulta además visualmente estimulante y con un montaje que, si bien puede parecer caótico en unos momentos, o excesivamente pausado en otros, está medido en todo momento para llevarnos, en una estructura in crescendo, a un clímax catártico que resulta tan sorprendente como coherente.
Una fotografía cuidada, tan bella como oscura, unos actores que, como suele ser costumbre en el cine oriental, pueden parecer excesivos para el público desentrenado en estas lides, pero que en última instancia resultan en unas actuaciones poderosas y expresivas, y una banda sonora que puede pasar desapercibida en un principio, pero a la que si se atiende, sobre todo hacia el último tramo, acompaña a la perfección las turbulencias sentimentales reflejadas en pantalla.
Los defectos que se le pudieran achacar a esta obra vienen dados por su propio planteamiento, como es el montaje fragmentario y los constantes cambios de ritmo debidos a la superposición de las dos historias. Como ejemplo, sin querer desvelar detalles de la trama, está el arranque con esa frase lapidaria que da título a mi crítica y que va a orbitar alrededor de la película, seguida de la adrenalínica redada inicial, para pasar al ahondamiento en la historia, personalidad y psicología de los dos personajes principales. Entiendo que, en un segundo visionado, este comienzo ganará puntos, pero para quien se sumerge en el filme, sin saber qué esperar de él, puede abrumarlo.
En definitiva, estamos ante una nueva muestra de cómo hacer un gran thriller, que no reinventa nada y emplea lugares comunes del género, pero que, cubierta de un bien mimado envoltorio y apoyándose en una calculada historia y un contenido visual inmejorable, contribuye a la mayor gloria del incipiente cine coreano. Un cine que, como dice mi amigo Iñaki y comparto al 100%, es el futuro de la industria.