Bandhobi
Sinopsis de la película
Karim es un joven de Bangladesh que llegó a Corea del Sur para ganarse la vida y ser feliz. Pero después de unos años trabajando en el país coreano se da cuenta de que ni Corea ni sus habitantes son lo que esperaba. Su visado en el país expira pronto y su jefe hace más de un año que no le paga. Por ello se ve sin dinero y obligado a buscar los trabajos más duros. Su encuentro con Min-seo una joven estudiante coreana tal vez le cambie su suerte.
Detalles de la película
- Titulo Original: Bandhobi
- Año: 2009
- Duración: 107
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Opinión de la crítica
Película
6.7
78 valoraciones en total
Bandhobi se nos presenta a un inmigrante con papeles y permiso de trabajo y residencia. Sin embargo, la xenofobia está a la orden del día en esta película que representa una crítica social contra la intolerancia y la falta de respeto hacia el extranjero. Ya tenía yo ganas de ver algo con esta temática…
Karim es un joven de Bangladesh que lleva casi tres años en Corea. Pronto caducará su permiso de residencia y deberá volver a su país, pero antes quiere conseguir que uno de sus ex-jefes le pague el dinero que le debe. Un año de salario nada menos… Por otra parte tenemos a Min-seo una adolescente de 17 años con un carácter complicado y rebelde que vive con su madre separada y el nuevo novio de ésta. La vida de ambos dará un vuelvo cuando se encuentren y comiencen a cimentar una peculiar y bonita amistad.
Me ha impresionado ver varias escenas ciertamente dramáticas y duras. Por una parte, el rechazo y prejuicio que produce Karim a la gente, llegando a ignorar su mano extendida esperando las vueltas de una compra (en vez de eso, le dejan las monedas en el mostrador). Y eso que habla (aparentemente) muy buen coreano… Pero por otro, el personaje de Min-seo y de lo que es capaz de hacer por conseguir dinero. Lo más curioso es que quiere el dinero para clases de repaso de verano. Sorprendente.
La xenofobia es algo que nunca he entendido. La diversidad de razas enriquece y si hay algo que me gusta de mi barrio es la diversidad cultural que se puede disfrutar con solo darse un paseo. Por eso, cuando veo este tipo de películas me sublebo y siento rabia ante algunas reacciones. No obstante, también es agradable descubrir situaciones diametralmente opuestas.
Así las cosas, la película me ha gustado mucho en su temática y planteamiento, dejando a un lado en ese apartado el desenlace final, que aunque no me ha gustado tanto, creo que es un reflejo de la triste realidad.
De agradecer, el detalle de no tratar de influir o manipular al espectador. Shin Gong-il, apodado el Woody Allen coreano, hace una denuncia y crítica social de un modo muy sutil, sin ningún tipo de pretensiones. Las actuaciones de ambos protagonistas hacen el resto.
Esta película nos presenta la historia de Karim, un inmigrante de Bangladesh que trabaja en Corea y al que le quedan solo unos días antes de que su visa expire. Su antiguo jefe le debe dinero y la casualidad le llevará a conocer a Min Seo, una joven estudiante de secundaria con problemas familiares a la que pedirá ayuda para intentar recuperar su dinero. La película hace una doble crítica a la discriminación contra los inmigrantes en Corea y al sistema educativo competitivo coreano que lleva a Min Seo a realizar todo tipo de trabajos para poder pagarse sus clases de inglés con un profesor nativo.
Por otro lado la figura del profesor americano, una eventual manzana podrida nos muestra el contraste entre la visión y la vida de Corea de Karim como mano de obra no cualificada (engañados/explotados por sus jefes y eventualmente incluso golpeados por sus capataces) y la del profesor de inglés (atentos a cierta conversación). Hace reflexionar el hecho de que aunque Karim muestra un gran dominio de la lengua coreana y al profesor de inglés no le vemos pronunciar una palabra en coreano durante la película, este último goza de una mayor integración y mejor posición social.
Sin llegar a ser una obra maestra creo que es una buena película que nos trae temas recientes de la sociedad coreana que en una era de creciente globalización tendrá que afrontar el desafío de aceptar e integrar una mayor diversidad racial, materia en la cuál le queda un buen camino por recorrer.