Bajo la arena
Sinopsis de la película
Durante años, el matrimonio formado por Marie y Jean ha pasado unas felices vacaciones en la región de las Landas, al oeste de Francia. Pero este verano, durante una siesta de Marie en la playa, su marido desaparece sin dejar rastro.
Detalles de la película
- Titulo Original: Sous le sable
- Año: 2000
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
Película
6.6
76 valoraciones en total
Francois Ozon vuelve a cautivar con su cine intenso, plagado de silencios, dudas, etc que lo hacen único. Quizás a muchos espectadores les parezca algo aburrido este tipo de cine pero en realidad es exquisito, te transporta hacia lugares inesperados. Me gusta como mueve la cámara ante los planos más cortos y sobre todo cuando plasma los rasgos de Charlotte Rampling que luce fantástica, como siempre.
De Ozon todo me gusta. Su estilo, la incomodidad que provoca su mirada, la fascinación hacia las escenas sexuales, esa justa y medida perversión, pero sobre todo, sus historias. Siempre buscando el alma de los personajes, lo que dicen y lo quieren decir. Aquí, más de lo mismo, a Dios gracias. Su musa, una de ellas, la magnífica Rampling capta lo que pide su personaje y lo lanza al espectador, sin más: felicidad plácida y sin complicaciones al principio, sorpresa y preocupación tras el suceso, negación y tormento luego y siempre la búsqueda constante de la mejor versión que le convenga, esquivando siempre la realidad. La película es suya y de Bruno Cremer, ese personaje casi fantasmal en más de una hora de película. No hay más ni tampoco hace falta. El final, tan abierto como algo previsible, es quizás el broche necesario pero a la vez es también una salida facilona que baja un poco el listón, alto siempre, que tiene la película. Siempre merece la pena visitar al francés y a su obra.
Nuevamente el sensacional director Francoise Ozon con su subyugante y cautivador estilo sorprende con una obra que habla sobre los sentimientos ante una pérdida.
Cuando Jean desaparece en el mar sin dejar rastro, la existencia de Marie se distorsiona, su vida toma un sentido opuesto y el sentido de la realidad se pierde.
Sin dudas el misterio que encierra la desaparición de Jean es atrapante, como lo es el film en muchos pasajes, algunos convincentes y otros no.
Con un ritmo pausado, el logra mostrar los días de Marie que pretende simular que su esposo aún está con ella. Pero al conocer a otro hombre, todo se transformará.
Con la extraordinaria labor de Charlotte Rampling, que le presta su misterio y sofisticación a su Marie. El film es eficiente y pulcro, con sus imperfecciones y sus faltas de datos que podrían haberlo hecho más llevadero. Otra muestra más del impresionante poder de sugestión de Ozon.
En sus películas, Ozon prefiere dar prioridad a lo visible, economizando palabras al máximo. En los primeros minutos de ésta, se ve a un matrimonio llegar de París a su casa de las Landas, para pasar el verano. El hombre se muestra cansado, deprimido. Al día siguiente van a una playa desierta y kilométrica. Mientras la mujer se tumba a tomar el sol, el hombre anuncia con mirada grave que va a darse un baño. Un rato después, al despertar, ella no encuentra al marido por ninguna parte. Tras unos días de búsqueda inútil, la Policía lo da por desaparecido y la mujer regresa a París sin él.
Este conciso planteamiento da paso a un amplio desarrollo, dominado abrumadoramente por el enigma de la desaparición.
Al reanudar su vida, la mujer encontrará graves dificultades para asimilar la desgracia, en un círculo de amistades que tiende a tratarla como viuda, cuando ella no puede aceptar aún tal estado. Su adaptación a la realidad es intermitente: el espectro del marido la acompaña y ella le cree vivo, le habla normal, nada ha pasado. Quiere y no quiere emprender relaciones nuevas.
Es profesora de literatura, estudiosa de Virginia Woolf, la escritora inglesa que vivió atormentada por el miedo a enloquecer.
La relojería del guión no elude la aspereza inherente a la historia, pero presenta con sutileza el proceso interno de la protagonista, su debatirse entre los fantasmas y la llamada de la realidad, pendiente de ser investigada hasta esclarecer el enigma: ¿suicidio?, ¿ahogamiento?, ¿fuga?
Charlotte Rampling sabe crear con el rostro y los gestos todos los matices con que transmitir a fondo ese proceso, conmovedoramente. Pocas actrices podrían dar los primeros planos de su dolor ensimismado, su confusión.
Un especial momento de este logrado y sensible drama: cuando en tan silenciosa película irrumpe una canción de Barbara: Septembre (Quel joli temps).
Quizás sea la película que menos me ha gustado de las que he visto de François Ozon. El estudio psicológico del personaje que interpreta Charlotte Rampling está, desde mi punto de vista, demasiado forzado por un lado con el continuo recuerdo del marido y por otro poco desarrollado en los múltiples matices que podría dar lugar la situación que plantea la película, o sea, la desaparición repentina del esposo. No sé exactamente la idea de François Ozon a la hora de realizar la película, pero a mí me resultó algo aburrida, aunque se supera el posible sopor con la interpretación y el rostro de Charlotte Rampling, una imagen que habla sin palabras. Y por ahí se salva un poco la película.