Aquellos maravillosos años (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Serie de TV (1988-1993). 6 temporadas. 115 episodios. Kevin Arnold vive en el seno de una familia de clase media norteamericana durante el final de los años 60 y la década de los 70. Kevin medita sobre todo lo que le pasó en aquellos turbulentos pero maravillosos años, llenos de cambios sociales, económicos y culturales, y en los que siendo un joven se enfrentaba a la adolescencia como una lucha casi diaria. Vietnam, el hombre en la luna, el movimiento hippie, el amor libre, el comunismo, el racismo, la política… había mucho sobre qué pensar y discutir. Con quien más discutía era con su padre Jack y su hermano Wayne, aunque en el fondo todos se querían. Su hermana Karen era un poco hippie, y no tuvo demasiado trato con ella, y su madre Norma… bueno, una madre a tiempo completo. También estaba su noviecita, la guapa Winnie Cooper (Danica McKellar), y su mejor amigo, Paul Pfeiffer.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Wonder Years (TV Series)
- Año: 1988
- Duración: 30
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Opinión de la crítica
7
42 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Alley Mills
- Amy Hathaway
- Andy Berman
- Ben Stein
- Brandon Crane
- Carla Gugino
- Crystal McKellar
- Dan Lauria
- Danica McKellar
- Fred Savage
- Giovanni Ribisi
- Holly Sampson
- Jason Hervey
- Jon Frear
- Josh Saviano
- Juliette Lewis
- Kimberley Kates
- Krista Murphy
- Linda Hoy
- Lindsay Price
- Michael Tricario
- Olivia dAbo
- Raye Birk
- Robert Picardo
- Sean Baca
- Seth Green
- Suzy Broad
- Wendel Meldrum
Tuve la suerte de estar allí. Desde el capítulo 1. Siguiendo semana tras semana las peripecias de Kevin Arnold, aquel que yo pretendí ser, alter ego de todos los adolescentes enamoradizos y curiosos de cualquier generación. No importa que su historia trascurriera en otra época, cuando el napalm arrasaba Vietnam y América se convulsionaba agitada por el movimiento pacifista entre ataúdes que recorrían el camino de vuelta y hippies que lo eran de corazón. Kevin, inexperto y vulnerable, pero siempre abierto al vaivén del descubrimiento de la vida, creciendo un poco más cada minuto, con la lágrima y la sonrisa, la amistad y la familia, y el amor que venía iluminado desde los ojos de Winnie Cooper, aquel ángel bellísimo que no solo movía el latido de Kevin si no también el mío.
Aquellos maravillosos años, serie inolvidable que nos dejaba episidio tras episodio con los sentimientos a flor de piel, tan cercana a mis primeros días de instituto y que ahora se diluye en el tiempo. Imposible recordar sus infinitos detalles aún llevando desde entonces a Winnie dentro del alma. Trotamundos que buscó a Winnie en cada chica, su hermosura externa de luna morena y menuda y su sol interior de inquebrantable pureza.
Dicen que la serie se canceló porque los besos entre Kevin y Winnie tenían que empezar a dar paso a otra cosa y se rompería con ello el encanto. Siempre pensé que habían obrado correctamente pero aquel lunes en el que Winnie desapareció de mi vida un velo de melancólica tristeza recubrió mi rostro.
Mucho tiempo después cuando aquella última imagen aún seguía instalada dentro de mí, hube de investigar que había sido de ella. Se había convertido en una treintañera explosiva pero aún así parecía conservar todavía la inocencia. Sin embargo lo que más me llamó la atención es que tras haberse licenciado en ciencias exactas llegó a resolver un importante problema matemático que desde entonces lleva su nombre. Chica lista Winnie! Un beso para ti donde quiera que estés.
P.D.- Esta crítica esta dedicada a Angelito, espero que algún día se acerque a esta serie así como deseo que encuentre pronto a su Winnie ,) 🙂
Hubo un tiempo en que la programación televisiva se acordaba de la muchachada.
Hubo un tiempo en que la televisión era educativa, y enseñaba civismo y urbanidad.
Hubo un tiempo en que los afroamericanos se metieron en los salones de los españolitos gracias a un tipo que daba lecciones de saber estar como nadie (Bill Cosby) y otro que no necesita presentación, M. Jordan.
Hubo un tiempo en que la muchachada veía la televisión a la hora del bocata porque se identificaba con lo que veía y porque no había playstations ni internetes.
En los 80 se vestía hortera, no se usaba suavizante para el pelo y la calidad de la imagen en muchas series era muy mejorable.
En las series de los 80 había mucho flipadete y un infantilismo general en su cine, con la continua sombra del peor Spielberg.
Aún así, hay algunas series que aguantan el paso del tiempo porque transcienden de todo esto y van a tocar donde emociona, y donde le duele al homo sapiens. Sin olvidar el marco histórico, difícilmente mejor presentado que aquí. A pesar de todo esto, no tienen huevos de reponerla.
Las comparacion de ésta con la versión-plagio ibérica, es decir, Cuéntame , es odiosa. Cuéntame es un COÑAZUS HORRÍBILIS , ni Alcántara ni alcantarilla, que es a lo ya huele.
Aquellos maravillosos años fue tan grande que sus protagonistas sufrieron el encasillamiento máximo, murieron del éxito y no se supo mas de ellos, aunque aquí sí mereció la pena.
INOLVIDABLE.
Estaba yo jugando fútbol con unos amigos de la cuadra, cuando vi pasar a la niña más fresca y angelical que yo hubiera visto en mi corta vida. Estaba yo por a los doce años.
La niña caminaba como tocada por los dioses. Llevaba un vestido color turquesa. Corto. Lo que le permitía lucir unas hermosas piernas. Tenia el pelo cortado, a lo principie valiente.Negro y sedoso como el azabache. Sus ojos negros eran grandes y de rizadas pestañas. Labios carnosos y sensuales, su cara oval, casi redonda, de tono bronceada, le daba un aspecto de jovialidad… recién escapada de la infancia. Ella tendría más o menos mi edad, casi doce años, quizá más.
Su nombre era Rita, le decían Winnie.
Fueron el despertar a los años maravillosos.
Mucho tiempo después, cuando la volví a ver por única ocasión pregunte a un viejo amigo de ambos, por que ella tenía el nombre de Rita, ¡Rita! igual que un huracán que azoto las costas de Cancún. El viejo amigo me dijo que tal vez era por que al igual que los huracanes las mujeres son igual de impredecibles.
Por eso Winnie paso por mi mente como un ciclón que derrumbo mis sueños infantiles y separo al niño… del hombre.
With a little help from my friends ( Con un poco de ayuda de mis amigos ) abre cada capítulo de esta seríe. La mejor crítica que se le puede hacer a Aquellos Maravillosos años se puede tomar de otra canción de los Beatles, In my life ( En mi vida ): There are places I remember in my life, / though some have changed/ Some forever not for better/ some have gone and some remain/ All these places have their moments/ with lovers and friends I still can recall/ Some are dead and some are living/ in my life Ive loved them all ( Hay lugares de mi vida que recuerdo, / aunque algunos han cambiado: / unos para siempre, no para mejor, / unos se han ido y otros permanecen. / Todos esos lugares tienen sus momentos / con amantes y amigos que aún puedo llamar: / algunos han muerto otros aún viven / en mi vida, a todos los he amado ).
Es decir, la serie nostálgica por excelencia, la que reúne todos nuestras vivencias. Sean cuales sean. Sean en el momento y lugar que hayan sido.
Nos encontramos ante una serie muy especial, ya que narra una época de la vida, tremendamente significativa para todos nosotros. Se trata de esa etapa en la que todavía somos unos niños pero ya empezamos a madurar, lentamente, a base de los golpes que nos otorga nuestro destino, pero inexorablemente y ya sin vuelta atrás.
Por ello, Aquellos maravillosos años , una expresión que sin duda alguna vez hemos usado todos, me marcó durante mi niñez y por muy diversos motivos, le guardo un gran cariño.
Se trataba de una serie por encima de todo emotiva, mezcla de comedia y de drama, en la cual, con una gran elegancia e inteligencia, su protagonista nos narraba todas esas vivencias que le hicieron convertirse en un hombre.
Compartió con nosotros sus amistades, su relación con los padres, su primer amor, sus sueños, sus triunfos, sus fracasos y todo ello, dejándonos la sensación de que podía tratarse de la historia de cada uno de nosotros.
Esa cercanía, esa complicidad, esa espontaneidad, fue sin duda la principal clave del éxito de todos y cada uno de sus capítulos, los cuales se interesaban por lo cotidiano, con una gran maestría y grandes dosis de buen humor, optimismo y saber estar. Todo estaba muy cuidado en esta serie, lo cual era de agradecer y de cada experiencia, se podía sacar una enseñanza.
Para todos aquéllos que no tuvieron la suerte de poderla ver, nunca es tarde y les recomiendo que le echen un vistazo, para que descubran, como se suele decir, si para ellos también, cualquier tiempo pasado fue mejor. Vuelvan a descubir, a ese niño que todos llevamos dentro.