Animales racionales
Sinopsis de la película
Por una sucesión de explosiones nucleares, el mundo se autodestruye y en él sólo quedan con vida tres seres, dos hombres, y una mujer, hermana de uno de ellos. Tras un insólito despertar, caminan por los mares de lava, desiertos de cenizas volcánicas, cráteres de volcanes… y por fin llegan a un mar embravecido, de cuyas arenas empiezan a surgir extraños cangrejos, a los que tienen que enfrentarse. En un faro abandonado creen encontrar su salvación, pero todo parece ser inútil, los relojes no tienen hora, del calendario han desaparecido las fechas, de los libros los textos, donde el tiempo y la civilización han desaparecido. En este insólito lugar encuentran un perro, que les conducirá al único recinto de vida, un lugar paradisíaco donde comenzarán un nuevo ciclo de vida.
Detalles de la película
- Titulo Original: Animales racionales
- Año: 1983
- Duración: 91
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Opinión de la crítica
4.4
97 valoraciones en total
Interesante propuesta de Eligio Herrero tratándose de una película española, con tres actores semidesconocidos y dos entornos bien diferenciados y contrapuestos, un paisaje árido al comienzo de la historia y una selva amazónica en la parte final. La película carece por completo de diálogos, lo cual no impide para nada la correcta interpretación de los estados de ánimo de los protagonistas, por otro lado bastante bien conseguido. Hay abundantes escenas de desnudos, cosa totalmente justificada. El metraje se hace ligero y para nada tedioso, hecho que es de agradecer en una película semimuda. Me gustó el final quizás previsible pero significativo en un pequeño detalle que delata la transformación definitiva de uno de los personajes masculinos al mundo que le tocará vivir hasta el fin de sus días, me refiero al mundo irracional y primitivo frente al mundo civilizado y racional carente de sentido en estas circustancias. En fin, adaptarse al medio hostil o morir en el intento.
Esta película tiene varias cosas que chirrían. La primera es que aparezcan estos tres individuos de la nada, y el rollo de la guerra nuclear. Hubiese sido mejor inventarse un naufragio, como hicieran en el 2005 en Tres (Three, survival island) .
La segunda es que lleguen a un vergel con agua dulce en abundancia, bananos, naranjos, manzanos, liebres,… y todo lo que te imagines. Un Edén.
La tercera es que los dos tipos construyan unas herramientas de piedra rudimentarias y con ellas hagan una casa, una mesa camilla, una balsa, un arco e incluso una flauta. Menudos manitas.
Pero pasemos a lo positivo. Es una peli sin diálogos, pero queda bien. No es muda, porque sí que hay risas, gruñidos, jadeos,…
Otro punto a su favor son las hermosas escenas de naturaleza. Son unos paisajes espectaculares (de Canarias, para más señas).
El tercer punto a su favor es la chica que está en pelotas y fornicando a todas horas. El erotismo roza el porno, y el tema sexual es el centro de toda la película.
Otro punto es el guión, que pese a los fallos que he comentado, consigue una historia bizarra que entretiene y atrapa.
Para ser de los 80 y española, me parece una pasada. Lástima que sólo haya podido verla con un ripeo de VHS de mala calidad.
What we’re gonna do here is go back… way back… back into time, when the only thing that existed were troglodytes, cavemen, cavewomen, neanderthals…I wanna fuck you like an animal.
Animal, The Neanderthal
Antes de dirigir sus dos únicas películas Eligio Herrero anduvo vinculado a heterodoxos del cine de acá tales que Javier Aguirre (el autor de Vida/Perra y Dispersión De La Luz), Miguel Madrid y Zacarías Urbiola, nefasto director pero muy valorado en la industria cuando esta labor iba al mando de una segunda unidad. Obviamente, con tal bagaje, sus dos películas no serían normales: Jane Mi Pequeña Salvaje invertía los roles de las fantasías de Tarzán, y en Animales Racionales se marcó el buen señor una de las películas más particulares de todo el parque fílmico patrio.
Lo que se inicia con una premisa de El Día Después (nada que ver con Michael Robinson, es el nombre que se le da al subgénero de personajes en un escenario post-apocalíptico), es decir, dos señores y una señorita en medio de la nada tras varios pepinazos nucelares, es comenzar a expresarse ellos con mímica, brincos, gruñidos y muecas de sad keanu y ya desvincularse Animales Racionales de cualquier parecido con ninguna otra película del mundo. Porque estas tres personas aparecen en medio de la nada, se alegran de estar vivos y no ser los únicos seres que quedan sobre la faz de la tierra pero no son capaces de proferir palabras – por el motivo que sea, eso no se explica-, parece que estemos ante la clásica premisa What If habitada por gente de La Fura Dels Baus. Y así transcurre el primer tercio de película hasta que llegan a la costa y el agua les aproxima a un Edén: los tres haciendo cucamonas en medio de dunas y montículos, sólo falta un círculo de fuego para que parezca la cosa La Cicatriz Interior de Philippe Garrel. De hecho, este primer tercio se aproxima más al cine contemplativo del francés –y a ulteriores revisiones del mismo como fueran el Electroma de Daft Punk o el Finisterrae de Sergio Caballero- que a una película de El Día Después.
Luego de una espectacular batalla contra dos cangrejos y una nécora el grupo comienza a tener sus fricciones internas toda vez que los hombres, asalvajados, se destapan muy duchos en la materia de violar una y otra vez a la pobre muchacha. Violaciones con el formato montypythoniano de ¿Te violaron, madre?/Al principio sí, hijo. Con la excusa del asilvestramiento de esta micro-sociedad tras su regresión a un estado no civilizado Zacarías Urbiola no es que se quede contento con la inserción de las anteriores violaciones, el tío va aún más lejos y, aprovechando que el grupo pilla a un perro salvaje y le acoge–en línea con aquello de que la civilización se va formando en paralelo a la domesticación de los chuchos-, va el puto loco y zanja la cosa con el pastor alemán faciéndole el amour a la muchacha. Sin invitarla a cenar ni nada, ojo: la tumba a base de ladridos y procede. Y mientras los otros dos merluzos peleando por una gilipollez, porque esa viene a ser la tesis que defiende el film: que con dos personas compartiendo espacio/hábitat la probabilidad de beef tiende a uno.
Animales racionales , que he visto hace unos días en la Filmoteca Española, es una extrañísima mezcla de cine erótico, apocalíptico, de aventuras, de supervivencia y comedia. Sin diálogos pero con música, y con un uso irónico de la banda sonora, y con muy pocos personajes -una mujer, dos hombres y un perro-, la película de Herrero, que es difícilmente comparable con nada que haya podido ver el espectador antes, parece proponer una reflexión sobre la naturaleza y el destino de la humanidad, estableciendo una especie de involución (también irónica) en la que los supervivientes de un apocalipsis provocado por una supuesta guerra nuclear parten del grado de civilización de los años 80 para poco a poco irse asalvajando. ¿Será este final un principio? ¿Estaremos condenados a pasar de la civilización supertecnológica de la actualidad a una nueva Prehistoria?
Se diría que hay una contradicción permanente entre la intención de este film de ceñirse a su condición de cine S , y sus pretensiones de arte y ensayo , en cuanto a crear una parábola sobre la naturaleza humana y su animalidad profunda, o al revés, es decir, aparece una reflexión sobre la humanidad de los animales: el perro caza para que los tres seres humanos sobrevivan, y además exige su derecho a tener sexo con la mujer…
En cualquier caso, parece decirse aquí que la capacidad de adaptación del ser humano, y su capacidad de supervivencia, son asombrosas. Lo cierto es que la trama engancha, y, a ratos, es muy divertida, y la ausencia de diálogos está justificada, pues éstos son innecesarios, haciendo que el espectador se centre en la acción y las interpretaciones, así como en la posible condición de fábula o parábola de esta historia.
Animales racionales es cine psicotrónico con pretensiones, recomendable sólo para espectadores con la mente abierta y sin prejuicios.