Amores con un extraño
Sinopsis de la película
Angie Rossini (Natalie Wood) es una inocente italiana que vive con su madre y sus hermanos, y que trabaja en Macys. Un fin de semana en una cabaña conoce a Rocky (McQueen), un atractivo músico. Angie descubre poco después que está embarazada, por lo que busca a Rocky del embarazo y de su intención de abortar. El muchacho se encarga de buscar un médico y de ayudarla económicamente pero, mientras tanto, se van enamorando y, poco a poco, nace en ellos el deseo de cambiar de planes.
Detalles de la película
- Titulo Original: Love with the Proper Stranger
- Año: 1963
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
Película
6.6
93 valoraciones en total
Película a medio camino entre el drama y la comedia-romántica, está dominada por la afortunada pareja de cine que compusieron Natalie Wood y Steve Mcqueen. Aunque sólo coincidirían en esta ocasión, dejarían en el espectador imágenes para el recuerdo ( por ejemplo, la escena en que Natalie invita a Steve al piso me parece de una espontaneidad y naturalidad maravillosas).
La acertada narrativa, sencilla y natural, con que se desarrolla la historia habla muy a las claras del gran oficio del director Robert Mulligan, especializado en contar historias donde se pone énfasis en el turbulento periodo que se vive durante la infancia o la juventud y que tiene mucho que ver con los sentimientos, los miedos, las inquietudes o la responsabilidad.
Sobria, modesta, sentimental y cercana, la película hará las delicias de todos aquellos que cuenten las emociones por escenas porque al final su número será cifrado como gran película.
Qué sabiamente sabe Mulligan entremezclar drama y comedia, de modo que te está apretando las entrañas y de repente te estás riendo, te quedas con los lagrimales levemente irritados y esa sonrisa boba que uno esboza cuando se ha enamorado de la película y no tiene ganas de salir de ella.
Esto es un ejemplo de cómo hacer una comedia romántica brillante, valiente, franca y reflexiva, con un fondo duro y crítico que huye de la frivolidad sin dejar de ser un bálsamo extrañamente agridulce, como las fresas salvajes no endulzadas con azúcar.
Mulligan era un maestro en recrear amores difíciles que surgen en circunstancias imprevistas y en las condiciones menos favorables, y conseguir que esos romances accidentados vayan calando y dejando una huella más profunda que el común de los romances que se suelen ver en la pantalla.
Aparte de que una película estadounidense de los sesenta que trata de una forma llana la cuestión de la sexualidad, los embarazos accidentales y el aborto llama la atención porque no es muy común. Una está acostumbrada al humor ligero y pacato de camas separadas, a los héroes románticos, las heroínas virtuosas y demás.
No esperaba que Wood y McQueen derrochasen tanta química, o será que no los había visto juntos antes. Ahora no podría concebir otra actriz mejor para Angela, ni otro más adecuado para Rocky. Ideales tanto en las escenas dramáticas como en las humorísticas, o las que se codean entre ambas, y excepcionales en miradas y expresiones, con lo que la comunicación no verbal cobra una gran relevancia, tanta como la verbal, que también es notable.
Otra de las claves para que la película funcione, además de los magníficos actores y del espléndido guión, es tratar una relación que se desarrolla al revés de lo que suele ser convencional, es decir, lo habitual es conocerse, cortejarse, enamorarse poco a poco y llegar al plano sexual cuando todo está consolidado. Pues aquí se saltan varios pasos de golpe y empiezan por lo que debería ser un escalón avanzado, o más bien ni siquiera hay voluntad de comenzar algo: dos desconocidos se sienten muy atraídos nada más conocerse, se acuestan y si te he visto no me acuerdo. Rompiendo con el protocolo de la decencia, se dejan llevar por sus impulsos y ni él se ha comportado como un caballeroso galán respetuoso de la virtud, ni ella como una virginal muchachita núbil. Dos adultos que se enamoran en una noche sin saberlo y que se entregan por el placer de entregarse, conscientes de que no habrá un desayuno para dos a la mañana siguiente, ni campanillas ni banjos tocando para ellos en el claro de luna.
El cine a principios de los años sesenta estaba cambiando, tal vez esa y no otra fue la causa de las nominaciones que recibió, aunque creo que ningún premio importante.
Robert Mulligan filmó en 1.963 Amores con un extraño desde una perspectiva nueva a la hora de encajar y desarrollar la historia. Los esquemas del pasado aún permanecían, al tiempo que surge una nueva manera y modo de enfrentarnos al cine, desde esa posición menos enconrsetada tan presente en décadas anteriores.
Pasando por alto cuestiones menores, como el origen italiano de Steve McQueen, poco creíble, la resolución de la historia de manera global es correcta y moderna, para el momento.
Algunas secuencias sobran y otras podrían haber recibido un tratamiento diferente. Natalie Wood ofrece una arriesgada interpretación de su personaje, fresca y luminosa.
Eché de menos el color, aunque he de reconocer su excelente iluminación y fotografía en blanco y negro.
Película visualmente bien desarrollada (muy buena fotografía, buen ritmo, bien filmada, agradable de ver), en la que no puedes evitar pensar que con esta misma historia, podría haberse hecho una mucho mejor película: los protagonistas para mi no encajan demasiado en su papel (especialmente McQueen, que en ningún momento queda creible como hijo de italianos y toda la película parece más bien un americano ligón en contínuo fuera de juego).
A añadir el que algunas escenas son aceleradas y exageradas de más. Por ejemplo, desde la caracterización de las familias italianas discutiendo, pasando por la torpeza que cualquiera puede tener cuando se pone nervioso, hasta la cena de los protagonistas en el piso de ella: una escena acelerada y algo histriónica.
Es por tanto (al menos para mí) una película algo fallida: una buena historia, muy buenos secundarios y sin embargo no acabas de creértela porque chirría un poco en esos y otros detalles. Pero pese a todo y con el rato, la relación entre ellos va ganando en humanidad y con ello la película también te va atrapando un poco más.
Una película simplemente correcta, en resumen, salvo que seas incondicional de unos jovencitos Wood y McQueen y eso te lo compense todo.
Cuando había comenzado a hundirse el Código (moral) de Producción que había constreñido al cine de Hollywood desde 1934, cuando la Caza de brujas (1947-1951) no era ya más que otro vergonzoso episodio de la historia estadounidense, y cuando un fuerte ímpetu de libertad comenzó a expandirse en las mentes de la juventud europea y americana (años 60’)… ¡que refrescante oxigenación la que fue adquiriendo el arte! ¡Que grata sensación de poder contar en el cine las cosas como son, poder mostrar a la gente como es, y poder hablar de todo aquello que era tabú e hipocresía entre nuestros padres, abuelos y gobernantes!
AMORES CON UN EXTRAÑO, tiene el privilegio de hacer parte de esta suerte de cine. Aquí los chicos son como son, sin florituras, sin artificios ni dobleces. Se equivocan, hacen el ridículo, toman decisiones de las que luego van a arrepentirse, viven en la informalidad, quieren seguir sus propios instintos, sueños y esperanzas… y contra todo, quieren ser dueños de su vida con lo bueno y lo malo que ésta decisión pueda traerles. Porque, como dijera el muy apreciado profesor y expresidente del Polo Democrático en Colombia, Carlos Gaviria (1937-2015): La dignidad humana no es otra cosa que la autonomía. También él agregaba la frase latina: ¡Sapere aude! (¡Atrévete a pensar!, ¡anímate a saber!).
Un ágil y muy fresco guión de Arnold Schulman (Wild is the wind, A hole in the head…) que fuera nominado a los premios Oscar, fue el punto de partida de Robert Mulligan, uno de los directores americanos que más se interesara por las problemáticas juveniles. Se aborda aquí el álgido tema del aborto (hasta entonces vedado por el código de censura), palabra que no será mencionada ni una sola vez, teniendo el director que valerse de frases muy generales y de la recreación de situaciones para que todo se haga comprensible.
Los protagonistas son un joven de profesión músico -aunque sin mucha suerte todavía-, hijo de inmigrantes italianos, y una chica -también hija de inmigrantes del mismo país-, quien vive con su madre y sus tres hermanos. Todo comienza cuando, Angela, le cuenta a Rocky -a quien al parecer solo vio una vez algunos días atrás-, que está embarazada, que no quiere causarle problemas, pero que espera que le ayude con la consecución de un médico para sacudirse el pequeño problema . Y el que fuera un extraño en su vida, resulta ser el extraño apropiado, porque Rocky va a demostrar, entre otras cosas, que es de esa suerte de hombres con cojones que le ponen el pecho a sus responsabilidades.
De aquí en adelante, vamos a tener una historia que, además de que resulta muy divertida, está llena de precisos detalles de entendimiento, solidaridad, auto-reflexión y de lucha cierta para salirle al paso a los obstáculos de la existencia. Cada personaje hace muy bien lo suyo, se ubica donde le corresponde y la existencia brilla con sus efluvios de amor, superación y autonomía. Tienen aquí gran peso las relaciones familiares, la presencia de los amigos, y el saber darse para sembrar futuro.
Una vez más, Natalie Wood consigue fluir el ángel que la convierte en ese ser adorable que, irremisiblemente, se te mete en el corazón y la guardas por siempre entre los lindos recuerdos. Su rol está lleno de espontaneidad, posee un valioso carácter, al tiempo que emana ternura, belleza y sensibilidad a borbotones. No por nada, años más tarde la actriz diría que: AMORES CON UN EXTRAÑO, fue la más gratificante experiencia que haya tenido en el cine y en todos los sentidos.
Y logrando con ella una conexión a todo nivel, el triunfador Steve McQueen -quien venía de aparecer nada menos que en The great escape- logra ofrecernos un carácter lleno de matices, en el que, los aires de comedia y de sensible drama, brillarán muy efectivamente. Herschel Bernardi (Dominique), Tom Bosley (Colombo) y la siempre sensualísima, Edie Adams (Barbara de Saville), complementan magníficamente una comedia que nos ha dejado bastante complacidos.
Robert Mulligan sabía harto de las historias con alma.
Título para Latinoamérica: DESLIZ DE UNA NOCHE