Amor bajo el espino blanco
Sinopsis de la película
Jing es una colegiala ingenua de la ciudad que debe trasladarse a un remoto pueblo en las montañas para su reeducación durante la Revolución Cultural. Su padre ha sido encarcelado por derechista y su madre lucha para alimentar a sus tres hijos. Jing sabe que tanto su futuro como el bienestar de su familia dependen de su buen comportamiento en opinión de las autoridades. Pero su prudente y tranquila existencia se ve trastocada cuando se enamora de Sun, el encantador hijo de un militar de élite. Debido a la diferencia social que les separa, un romance entre ellos no sólo es impensable, sino incluso peligroso.
Detalles de la película
- Titulo Original: Shan zha shu zhi lian (The Love of the Hawthorn Tree) (Under the Hawthorn Tree)
- Año: 2010
- Duración: 114
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Opinión de la crítica
7.3
92 valoraciones en total
Por alguna razón me cuesta más trabajo extenderme sobre una buena película que sobre cualquiera de los bodrios habituales. Supongo que la falta de práctica hace que no encuentre los adjetivos adecuados. A pesar de provenir de una sensibilidad muy diferente esta película consigue conmover sin caer nunca ni en la cursilería ni en el ternurismo fácil. Al menos ésa es mi impresión y creo que la de muchos espectadores a juzgar por las reacciones al final de la proyección. A mi juicio el director demuestra tener mucho coraje al atreverse a abordar una historia de amor como las de antes – es decir centrada en los sentimientos y no en el sexo- en los tiempos que corren. A no ser que China sea una excepción, pero lo dudo.
Para terminar decir que a pesar de ser más bien larga- calculo que unas dos horas- y de su morosidad, en ningún momento se me hizo pesada. Y un hecho curioso que no sé si me ha ocurrido sólo a mí: la sensación final que deja la cinta es más auditiva que visual, como si se hubiera estado escuchando y participando de alguna forma en una conversación íntima en lugar de contemplando una sucesión de imágenes.
Zhang Yimou ha vuelto a hacerlo: una película más en la que es capaz de pintar el amor, ese sentimiento hecho de volátiles materiales e inexplicables consecuencias, como se pinta el aire, elemento, según Van Gogh, que sólo había conseguido retratar Velázquez, con todos esos matices microscópicos pero cuasi táctiles.
Una jovencísima pareja, que se conoce allá por 1970, en el ecuador de la Revolución Cultural China, será víctima propicia de los irresistibles dardos, emponzoñados en almíbar, de Cupido. Y es que el apacible dolor pasará a ser parte inseparable del enamorad@, máxime cuando esta imparable circunstancia tiene lugar en un entorno social que te impide estar cerca de la persona amada.
Poética y cromática, como acostumbran a ser muchas de las obras del soberbio realizador chino, con ese toque de magia necesario para creer en la inmortalidad de los mejores valores del ser humano, que otros, parece ser de la misma especie, se empeñan en enterrar. Si el Jurado de la Seminci tiene en cuenta esta mirada limpia, y no otros factores, Zhang Yimou, que ya ganó con su Semilla de crisantemo la Espiga de Oro en 1990, recogerá frutos del otoñal y florido palmarés del concurso vallisoletano.
Tras dejar atrás, no se sabe si definitivamente, una etapa de producción de películas a las ya antes alguna vez me he referido como de chinos voladores , el bueno de Zhang Yimou parece que ha decidido retomar el estilo y las temáticas de la etapa de mayor creatividad y mejores resultados que ha tenido en su ya veterana carrera, los años 90, donde realizó grandes títulos que cimentaron su prestigio y colocaron su nombre entre los referentes a tener en cuenta en el panorama del cine mundial, ganando numerosos premios en festivales y regalándonos a los cinéfilos al menos una obra maestra: la inolvidable y maravillosa La linterna roja , además de otras grandes películas como Semilla de crisantemo , El camino a casa o Vivir .
Con un muy oriental y lírico título, Amor bajo el espino blanco queda algo lejos de las películas citadas en cuanto a calado emocional, pese a que lo pretende, pero es una más que digna obra que supone el intento, como decía, de volver al cine que le permitió a Yimou ser quien es hoy todavía, pese a fideos chorras y demás altibajos.
Como en muchas de aquellas películas noventeras, localiza su historia en el medio rural para contar una historia ambientada en la desmoralizante China de la Revolución Cultural, marcada por la represiónn política y el férreo control sobre la población, persiguiendo y censurando todo aquello que se alejara, aunque fuera ínfimamente, del bondadoso y megaproselitizado comunismo del camarada Mao.
La pudorosa y autoreprimida (muy china ella) historia de amor relatada recuerda a la de la estupenda El camino a casa , pero la diferencia fundamental es que ésta relataba la historia de amor de sus padres y en este amorío bajo un espino blanco que nos ocupa -más academicista- adapta una novela, de manera que es fácil adivinar en cual de las dos ofrece Yimou una mayor implicación emocional, hecho al que no es ajeno el más satisfactorio resultado de la primera, pese al interés de la historia que narra y a la incuestionable dignidad formal de la segunda.
De nuevo Zhang Yimou con Amor bajo el espino blanco, vuelve a mostrarnos su maestría con una película sencilla donde las haya, pero llena de ternura, con esa delicadeza que desprenden sus dos jóvenes intérpretes, sus silencios dicen mucho más que sus palabras, es aquí donde Yimou nos muestra toda su poesía, en esa química perfecta entre Jing y Sun. Una relación que ya intuye el espectador que va a suceder y que logra emocionar profundamente.
Un amor puro y limpio, representado en las múltiples atenciones de Sun para con Jing para hacerle mucho más fácil la ya dura vida que ella lleva (magnífico el momento en que el la ayuda a cruzar el río, ofreciéndole el extremo de una rama para no tocar su mano, pero, poco a poco, ambas manos van acortando distancias hasta acabar entrelazadas). Con una fotografía esplendida pero mucho más matizada que en otras películas suyas, y con tres escenas sublimes que hacen más impecable la cinta. Logrando un film tan intimista y poético como solo Zhang Yimou sabe expresarlo.
Pura poesía, emoción y sentimiento, la convierten en una extraordinaria película.
Nos deleita la vista con una excelente fotografía con un color como de foto antigua.
Magníficamente interpretada por sus actores, que actúan con absoluta naturalidad, resultan muy creíbles.
Capaz de mantener el ritmo, la emoción y el placer de estar allí disfrutando y sufriendo.
De las de no perderse, de las mejores de este año.