American Horror Story: La casa del crimen (Miniserie de TV)
Sinopsis de la película
Miniserie de TV (2011). 12 episodios. Tras sufrir algunas desgracias familiares, Ben (McDermott) y su esposa Vivien (Britton) dejan Boston y se trasladan a una casa de Los Angeles con la esperanza de reconstruir su vida. Moira OHara, una chica que trabajó en esa casa, aparece a los ojos de Vivien como una sexagenaria (Conroy), Ben, en cambio, la percibe como una mujer joven (Breckenridge).
Detalles de la película
- Titulo Original: American Horror Story: Murder House
- Año: 2011
- Duración: 50
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Opinión de la crítica
Película
7.1
38 valoraciones en total
Ya sé que muchos la critican tachándola de refrito. Y no puede obviarse que las tramas van recordando argumentos de grandes y pequeñas historias de terror. Eso está claro. Lo original es mezclarlas todas dentro de unas líneas que van poco a poco, descubriendo partes oscuras de los personajes que, a mí al menos, me mantienen interesada. Para gustos hay colores. Así de simple. En la parte más técnica, hasta donde yo puedo juzgar con mis limitados conocimientos, la factura me parece intachable: decorados, ambientación, peluquería, vestuario,… Es cierto que hay un poco de fetichismo erótico con eso de mostrarnos contínuamente a McDerott luciendo cuerpo pero, bueno, eso pasa en cientos de pelis (más en las de terror) con mujeres y, nadie parece quejarse tanto… ¿por qué será? Por una vez que pasa al revés, pues mira, cientos de mujeres que alegramos la vista, ja,ja,… Hay mucho rollo retorcido, sexo, problemas familiares, fantasmas con cuentas pendientes, misterio y, la mezcla funciona. Además, como ya se ha dicho muchas veces: inventar algo totalmente nuevo para asustar es casi, casi imposible ( ya están inventados: zombies, vampiros, fantasmas, mediums, convivencia vivos-muertos, poltergeist,…) Si con lo que ya hay, hilvanas bien, como pasa aquí, yo lo agradezco. Fantástica y creando sensación amor-odio está la pedazo de actriz>>> Jessica Lange. Borda a una repipi sureña, incisiva, odiosa, cotilla, malévola,… pero también con su lado tierno y, sabiendo su historia: no es que la entiendas pero, a ratos, la justificas un poquito ¡¡vaya vida!! En fin. Para mí, una delicia que, espero que no se deshinche con el paso de las temporadas.
Al parecer la propia serie en sí no ha acabado, pero, puesto que se trata de temporadas autoconclusivas, y que probablemente no vea la segunda, me veo con derecho a escribir una crítica de esta primera temporada, que deja un interesante principio para acabar en un convencionalismo que a veces roza la mediocridad.
El principio de la serie es brutal. El piloto es una auténtica declaración de intenciones, con su concepción formal que engloba un montaje brutal, así como el uso de la cámara. Zooms cortados, saltos de eje y cortes en el otro eje. Toda las reglas del montaje canónico saltan por los aires para provocar un clima de inquietud perfectamente logrado. Ninguno del resto de los capítulos llega al nivel de tensión e incluso miedo que se siente con los dos primeros. Puesta en escena brillante y buenas interpretaciones, y un ambiente de delirante surrealismo que prometía muchísimo.
A esto le añadimos un divertido juego pos-moderno de homenajes, clichés que se dan la vuelta, y juego con los códigos del genero (principalmente terror). Las influencias aparecen de forma exhibicionista con Kubrick como estandarte, pero desde La Semilla del diablo hasta Shutter Island, pasando por los pseudoclásicos de terror de los 80 y noventa. Hay momentos fantásticos de escenas claramente de terror en cuanto a lo que ocurre que no dan nada de miedo, y secuencias en apariencia normales, que te tienen completamente acongojado (buenísima la secuencia en la que una escena de tensión pura acaba en un simple adulterio).
Sin embargo la serie no es capaz de aguantar el nivel, y a partir del tercer capítulo se diluye. Aun se disfruta, pero la sensación de brillantez inicial desaparece. La serie empieza a preocuparse de hilar tramas y crear personajes, profundizar en ellos, y ahí es cuando empieza a fallar. No porque en sí crear personajes profundos y tramas complejas perfectamente bien hiladas me parezca mal, de hecho es todo lo contrario. Si no porque lo que hacía que esta serie algo distinto y audaz era ese punto subversivo tanto en lo formal como en lo argumental, ese punto surrealista en el que no entiendes muy bien que pasa, esa lluvia de personajes que aparecen y desaparecen. Y todo ello era lo que provocaba las sensaciones, el miedo, la tensión, y, por tanto la diversión. Evidentemente así lo único que iba a conseguir la serie era convertirse en un sencillo pero brillante divertimento pos-moderno. Pero es que tampoco estaba llamada a ser más. Al apostar por el convencionalismo argumental la serie se vuelve una más, los golpes de efecto pierden fuerza. Porque de hecho es que ni si quiera lo hacen muy bien. El guion es más bien normalito, y está repleto de incongruencias, unas más perdonables que otras. Quizás el interés no se diluye pero más por curiosidad que por otra cosa.
Sigue en spoiler, pero sin spoiler.
Para hablar de lo que fue la primera temporada de American Horror Story no es necesario destripar los doce capítulos que la componen, aunque sí es obligatorio constatar las claves que la han catapultado entre el Olimpo de muchos seriéfilos:
1) El arte del refrito: Los propios creadores de la serie, Ryan Murphy y Brad Falchuk, querían hacer algo distinto. Murphy escapar del algodón de Glee y Falchuk apuntalar el género de terror, aunque la inspiración, homenajes y/o conexiones abarcan desde La semilla del diablo a El resplandor bajo la mirada conductora de Dark Shadows en la atmósfera. Pese a sus múltiples referencias, American Horror Story ha generado su propio estilo desde los créditos de Kyle Cooper, la banda sonora que acompaña a cada capítulo o sus referencias a la cultura popular, oscura y negra norteamericana de diferentes épocas con asesinatos en serie en institutos de principio de los noventa, Richard Franklin Speck o la Dalia Negra.
2) Sin Competencia: Dexter y The Walking Dead van por otros derroteros y, ¿se acuerda alguien de Fear Itself o Masters of Horror?
3) Jessica Lange: Guste o no la serie tanto su papel como su actuación son dignas de admiración. Constance Langdon se mueve entre la malicia, lo sibilino y bipolar y el amor maternal como bandera y ceguera enfermedad crónica.
Guste o no, hay que reconocer a Ryan Murphy su capacidad de marketing absoluta ya que ha conseguido realizar uno de los mejores productos del género de terror y con impecable acabado que puede generar la televisión de cable actual. El creador de la serie se guardó un as secreto en la manga que fue desvelado al finalizar la primera temporada y no es otro que el de aumentar la vigencia de la serie e incluso de compensar la compra de temporadas sueltas de la misma. American Horror Story, con ese as desvelado, se convirtió en una serie de cambios y renovaciones constantes de cara a su desenlace definitivo. Tal vez un arma demasiado potente escondida convenientemente para afianzar el efecto de una longevidad pretendida…
American Horror Story ha sido una serie de recursos, clichés y licencias inverosímiles (hasta para los fantasmas) durante su primera temporada para convertirse finalmente en una antología. Ciertos espectadores nos quedamos patidifusos al ver en la batidora las siguientes referencias en un popurrí del terror: House, una casa alucinante, The Amityville Horror, La semilla del diablo, El resplandor, Poltergeist, Entre fantasmas y para colmo Beetlejuice. ¿Funciona? ¡Desde luego que sí! ¿A qué precio? Al de creerte que los fantasmas sea etéreos o asesinos a voluntad del guión, claro. En resumen, como la cobertura de los móviles en la gran y pequeña pantalla, que no depende del operador sino del guionista.
El resulto fue tan irregular como interesante y adictivo, tan absurdo como ligeramente genial. O bien te repite, te hace vomitar, se te indigesta o te parece lo mejor que has probado en tu vida. Como todo refrito no depende de los ingredientes sino del consumidor.
Las casas encantadas ya apenas tienen encanto. Se ha abusado tanto en el género de explotar el terror entre las cuatro paredes que uno ya ni se inmuta ante una puerta que chirría o un columpio que se mueve solo. Ahí están Insidious en la gran pantalla y Marchlands en la pequeña, como ejemplos recientes de producciones que ya no logran sorprender al espectador. Hasta que ha llegado American Horror Story y ha trastocado nuestros prejuicios. El miedo psicológico y sus manidos recursos dan paso con esta nueva serie a un terror mucho más evidente, con una intención más agresiva y perturbadora. Ya no es tanto la casa, sino sus oscuros habitantes, los que producen pavor. La experiencia, por fin, vuelve a resultar satisfactoria.
Es evidente que la propuesta bebe directamente de la atmósfera esquizofrénica de El resplandor. Esas visiones surrealistas, que rozan la locura, nos trasladan enseguida a los minutos finales de la cinta de Kubrick. Imágenes inquietantes que nos advierten que la serie no se moverá en torno al terror psicológico sino que se dirigirá más bien hacia el psicopático, el enfermizo, el delirante. Una perspectiva inédita en televisión que sólo podía encajar en un canal de pago adicto a romper moldes como FX.
American Horror Story todavía tiene más mérito si tenemos en cuenta que ha sido ideada por Ryan Murphy y Brad Falchuk, creadores de Glee, con lo cual se certifica que la serie parte de mentes un tanto bipolares, capaces de crear bodrios de instituto en forma de musical y a su vez esta siniestra ficción de factura brillante. También es cierto que figura en su currículum Nip/tuck, una prueba más de que si algo mueve a ambos productores es el riesgo.
American Horror Story no parte de crímenes o asesinatos en serie sino de una brutalidad mucho más abstracta. El origen del miedo está en una mansión con historial macabro, a la que se muda un matrimonio en crisis y su hija adolescente. Lo que no sospechan sus nuevos inquilinos es que la increíble oferta de alquiler venía acompañada de otros habitantes, reales y surreales, que convertirán su existencia en una pesadilla.
El primer episodio no escatima en recursos narrativos para enganchar al espectador. Están los sustos de rigor que pueblan toda producción del género, pero también apariciones fantasmagóricas revestidas de látex, escenas de sexo y masturbaciones inéditas en televisión. También situaciones dramáticas, como la gran bronca de la pareja, de la que apenas nos ahorran detalle. Un cúmulo de efectos, no necesariamente especiales, que quitan el hipo durante 50 minutos. Y un elenco de infarto, con Jessica Lange a la cabeza, que completa la hazaña. American Horror Story se presenta, de esta manera, como la serie más prometedora de la nueva temporada.
Hola. Me dispongo a escribir mi primera crítica en esta página. Para empezar soy susceptible a este tipo de productos, me encantan esas músicas sugerentes y siniestras, esos escorzos imposibles, el misterio de los personajes (estén vivos o no), etcétera.
En fin, para empezar diré que la cabecera de esta serie es lo mejor de ella. No es por desmerecer toda la serie, ya que sus 3 o 4 primeros capítulos merecen una nota más alta, al igual que escenas salteadas del resto de los capítulos.
Tiene toques de brillantez en su ritmo, en el desconocimiento que tenemos sobre sus personajes, el qué anhelan y qué les motiva. Pero, conforme la serie va desvelando estos misterios, cae estrepitosamente hasta llegar a lo risible y los tópicos se van sucediendo uno por uno. Además de haber fallos por llamarlos así como el hecho de ¿por qué si la doncella muere joven todos excepto los hombres la ven vieja? o ¿por qué hay algunos muertos que aparecen con las heridas que le causaron la muerte y otros no? ¿conforme les dio la gana o cómo?
Y que conste que quería que me gustase. Pero es muy complicado cuando ves como tus amigos (yo incluido) con los que ves la serie cambian su aspecto de miedo en la cara a la risa. Literalmente. Y el que consigan hacerte de reír en una serie de terror no creo que sea nada bueno.
Resumiendo a lo largo de la serie no consiguen retener el misterio ni la tensión de los primeros capítulos, fallan en el ritmo, en la ausencia de personajes por capítulos, en el guión y -aunque no sea culpa de la serie- el doblaje.
Mención aparte merecen los actores secundarios. Muy, muy buenos eclipsando incluso a la familia protagonista.
Una buena idea que se diluye con el paso de los capítulos. Doy gracias a que supuestamente la 2ª temporada no tiene nada que ver con esta historia.