Al margen de la vida
Sinopsis de la película
Narra tres historias con un marcado aire sobrenatural en los que el destino tiene vital importancia. En la primera una mujer no muy agraciada físicamente recibe una máscara que la convierte en una bella dama, en la segunda un hombre recibe un trágico augurio, y en la última un trapecista presiente su propio final.
Detalles de la película
- Titulo Original: Flesh and Fantasy
- Año: 1943
- Duración: 94
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Opinión de la crítica
Película
6.4
22 valoraciones en total
La primera vez que la vi, cuando tenía aproximadamente 17 años, pensé de la película,
Buena cinta. Es de las que ya no se hacen.
En su día fue considerada por una pequeña reliquia, pues su concepción (en historias pequeñitas) y su argumento no habían sido tocados de esa forma en aquellos tiempos.
En realidad es una cinta irregular pues como ocurre en estos casos unas historias son muy buenas, y otras bajan. Pero se disfruta bien .
Vista por segunda vez, ya en 2017, mayorcito…, compruebo que sigue siendo una muy estimable cinta, no tan irregular como yo creía, sino bien cohesionada, con tres historias, una romántica, otra fatal donde el destino es quien manda en un hombre normal obsesionado con lo que un adivino le ha comentado que sucederá, y otra historia también romántica, donde los sueños se harán realidad… en parte.
Bien interpretada y admirablemente fotografiada (soberbio Edward G. Robinson), hace soñar mientras se ve, dejando un muy agradable aroma a cine estupendamente realizado, en efecto, de las que ya no se hacen .
Excelente e interesante siempre, existe en todo metraje un halo de tristeza o quizás mejor melancolía. Pero, felizmente, finaliza con un buen chiste, algo que todo el mundo, creo yo, piensa, aunque se resista a reconocerlo.
http://filmsencajatonta.blogspot.com.es
Película que consta con tres historias cada una de ellas cuenta con un toque de fantasía pero cuyo finalidad nos acerca a la realidad en la que nos movemos los seres humanos. La primera es muy propia de un cuento infantíl. La segunda la mejor, la que más se acerca a la realidad, mantiene el suspense hasta el final, aunque este vaya subiendo gradualmente a medida que transcurre la película. Buenísima actuación de Robinson y Charles laughton. La tercera Charles Boyer está bien en su interpretación y que no decir de la genial Barbara Stanwyck, aunque sea corta su aparición.
No consigo adaptarme del todo a las películas-sketchs. Su oferta suele ser, o bien variaciones sobre un mismo tema, en el mejor de los casos, o reuniones cinematográficas de un grupo de directores para hacer un trabajito común, aportando lo que cada uno tiene, de su padre y de su madre.
Los sketchs se asocian con brevedad. Y la brevedad suele dejar demasiados cabos sueltos. Por otra parte, en las diferentes historias también suele haber diferentes calidades, por lo que el conjunto del film acaba perjudicado. Pero Flesh and Fantasy de Duvivier, sin derrochar perfección se salva de esta quema especialmente por dos razones: Por el tema argumental y por sus actores.
El tema argumental, las predicciones y el lenguaje de los sueños, no puede, porque no las tiene, dar respuesta a las preguntas planteadas, de ahí que necesariamente habrán cabos sueltos que los espectadores deberán llenar, cada cual según su condición y forma de pensar. Por otra parte, no es fácil de encontrar un conjunto de actores tan completo en una misma película, en papeles de primer orden y haciéndolo especialmente bien, todos ellos, desde Edward G. Robinson hasta Charles Boyer, pasando por figuras de la talla de nuestra Barbara Stanwyck o mi admiradísimo Thomas Mitchell.
El primero de los sketchs es, con diferencia, el más endeble, con un aire Cenicienta y zapatitos de cristal que sabe demasiado a cuento de hadas y que nos pone en guardia respecto al resto de historias por venir. Pero no, el segundo sketch, quiromancia incluida, consigue crear un clima de suspense y misterio que engancha al espectador y no lo suelta hasta su instante definitivo e impredecible. Probablemente no sea ajeno a tanta calidad la novela base de Oscar Wilde.
El tercer sketch, innecesariamente enlazado con el anterior plantea el fatalismo, o no, de los sueños premonitorios. Las respuestas no son tan sencillas y Duvivier no cierra el tema. Deja la respuesta en el viento. Lo que no está en el viento, todo lo contrario, es la buena interpretación de Charles Boyer a quien nunca consigo encajar en papeles de cartujo como en El jardín de Alá (junto a Marlene Dietrich), pero que está perfectamente reconocible en papeles tipo bon vivant. A Barbara Stanwyck le he dado ya tantos laureles que empiezo a repetirme. La brevedad del papel quizás no la permite lucirse como acostumbra, pero aún así lo hace bien.
Por último, me detengo en la fotografía de una pareja de lujo, especialmente Stanley Cortez quien fue el artífice de aquella genialidad foto cinematográfica que fue La noche del cazador de Charles Laughton
Al limitar sus objetivos e intereses a los fenómenos puramente físicos, la ciencia se queda corta, pues, más allá de lo físico (metafísico), hay una serie de manifestaciones y de fuerzas sobrenaturales que, muchos creemos, contienen tanto, o quizás mayor poder, que los fenómenos por todos conocidos.
El problema de lo metafísico es que, no es don de todos, y sólo a algunos, se les permite sentir y/o experimentar sus energías, y los elegidos, en la mayoría de los casos, no saben o carecen de método (y de lenguaje) para explicar racionalmente lo que vieron, lo que les ocurrió o lo que pudieron hacer, por más ciencia que hayan digerido… y curiosamente, por su inclinación materialista -con apreciables excepciones-, los científicos son los menos aptos para sentir o experimentar fenómenos paranormales, así que se disculpan calificándolos de seudocientíficos o con otros términos aún más peyorativos.
Tras el éxito alcanzado en América con su película de segmentos, Tales of Manhattan, el director francés, Julien Duvivier, se animó a repetir el ejercicio, y con tres historias firmadas, respectivamente, por el newyorquino Ellis St. Joseph, el irlandés Oscar Wilde y el húngaro László Vadnay, bordó AL MARGEN DE LA VIDA, con la que se propuso ilustrar la suerte de fenómenos paranormales que a diario se producen en el mundo.
Para el caso que nos ocupa, hay mucho más de psicología que de metafísica, pero, ambas cosas se entremezclan, y el resultado final, es realmente, bien interesante.
El primer cuento, con apuntes de cenicienta, nos cuenta lo ocurrido a una modista poco compasiva y con apariencia de mujer sufrida (Betty Field), quien, en el Martes de Carnaval (Mardi gras), tendrá un extraño encuentro y con una máscara conseguirá, luego, entrar en especial contacto con el hombre que tanto la atrae (Robert Cummings). Una aleccionadora historia que le vendría muy bien a tantas jovencitas atormentadas por sus complejos.
El segundo segmento, una adaptación de la historia que, Oscar Wilde, publicara como El Crimen de Lord Arthur Saville (1891), se preserva a la altura del autor irlandés, y con mínimos cambios (entre ellos, los nombres de los personajes), logra la que es, sin duda, la más impactante y mejor historia contada por Duvivier. Con brillantes actuaciones de Edward G. Robinson, como el hombre sugestionado que se siente obligado a cumplir con su deber, y de Thomas Mitchell, como el quiromántico con fuerte influencia sobre sus clientes, éste un hábil cuento que nos enseña a estar muy prevenidos frente a estas experiencias, porque ya está bien demostrado que, la acción sigue al pensamiento… siempre que se le abra la puerta.
Enlazado a este segmento, la nueva experiencia se ocupará del poder de los sueños y de la veracidad de los déjà vu, cuando un equilibrista sueña que se caerá de la cuerda y también visiona a una bella mujer a la que, pronto encontrará durante un viaje en barco. A falta de mayor flujo narrativo (pesan los elementos comunes), la historia la compensan las gratas actuaciones de Charles Boyer y Barbara Stanwyck, y también queda bien claro que, depende exclusivamente de nosotros, controlar los pensamientos, o dejar, como peleles, que estos nos controlen.
Tres gratas lecciones que vale la pena ver.
Título para Latinoamérica: CARNE Y FANTASÍA
Duvivier vuelve a realizar, en su corta aventura americana, una película compuesta de varias historias, tratando de repetir el altísimo nivel de Tales of Manhattan (Seis Destinos, 1942). Sin embargo, pese al interés de cada una de las tres historias, no consigue alcanzar el extraordinario nivel de la anterior.
Ahora Duvivier nos ofrece tres fábulas con moraleja sobre el destino y el egoísmo. En la primera, una muchacha aparentemente poco atractiva consigue a su amado, valiéndose de una máscara en la noche de carnaval, en una suerte de reflexión sobre la bondad y la belleza con un flojo Robert Cummings y una intensa Betty Field. Mucho más interesante es el segundo episodio, de ambientación sombría y concepción casi onírica, lleno de luces, sombras y contrapicados, en el que Thomas Mitchell y E.G. Robinson repiten con Duvivier, en una especie de capitulo sacado de la mítica serie The Twilight zone (1959) y donde Robinson, aun sin llegar al nivel de la anterior, se convierte en lo mejor de toda la película. La tercera historia permite unir a dos gigantes como Charles Boyer y Barbara Stanwyck en una romántica historia de predicciones y sueños premonitorios en el mundo del circo.
En todas las historias el destino juega un papel fundamental. El personaje de E.G. Robinson lucha no por escapar a su destino sino, paradójicamente, por cumplirlo. Boyer, a diferencia de Robinson, trata de enfrentarse a él, mientras que el personaje de Betty Field, en el primer relato, intenta, a toda costa, de enmascararlo sin saber que al destino no se le puede dar esquinazo.
Pese a su irregularidad es una película de gran interés y cuenta, además de con un excelente reparto, con una magnifico plantel técnico, en el que destaca la fotografía del gran Stanley Cortez y la atractiva música de Alexander Tansman. Como complemento de su obra maestra antes citada Tales of Manhattan.