Al fin, el mar
Sinopsis de la película
Tony es cubanoamericano, operador financiero en New York. Mariana es nadadora de ballet acuático en La Habana. Ella se va de Cuba, en una balsa, a buscar una mejor vida en los Estados Unidos. Un día, durante sus vacaciones en Miami, Tony encuentra los restos de la balsa de Mariana flotando en el mar. El nombre de ella estaba pintado en la madera…
Detalles de la película
- Titulo Original: Al fin, el mar
- Año: 2003
- Duración: 98
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Opinión de la crítica
Película
4.5
67 valoraciones en total
Los gaditanos tenemos muy presente en nuestro día a día la llegada a nuestras costas de pateras con inmigrantes africanos buscando una vida mejor y un futuro para sus gentes. En Estados Unidos, y más concretamente en Miami, también lidian con la llegada de los balseros cubanos que huyen del encierro y el aislamiento de su isla, buscando la ansiada libertad. Y de éso va esta pequeña película cubana, ni más ni menos. Llevaba ya un tiempo tras ella, ya que el cine cubano, como el argentino o el mexicano, merecen muy mucho la pena y de vez en cuando nos regalan pequeñas joyas difíciles de encontrar por su escaso tirón comercial en nuestra tierra. Pero éste no es el caso. El tema merece la pena, pero los resultados, tal como dijo el anterior usuario, son más que pobres en todos los sentidos. Se ve que el director no contaba con grandes medios para realizar la película, pero ello no debe de ser un hándicap para que el resultado final sea meritorio. Aquí fallan los medios y fallan mucho más las actuaciones. La protagonista principal, Audry Gutiérrez Alea, que también participa en el guión, no consigue expresar ninguna emoción, no me hizo sentirme identificada con ella, con su pérdida, con su dolor, la actriz estuvo muy limitada y creo que podría haber dado más de sí. Y estoy totalmente de acuerdo con el anterior usuario en que el protagonista masculino, Joel Núñez, es muy malito, su expresividad es nula y no se me hizo creíble. Lo único positivo que le saco al film es ver de nuevo, aunque sea en un papel muy secundario y poco lucido, a Vladimir Cruz, actor que me encantó en la famosa y preciosa Fresa y chocolate .
Las intenciones de hacer una buena película son buenas pero el resultado es bastante malo o mejor dicho, es una película bastante mala.
Cuando me refiero a que las intenciones del director son buenas está claro que no solamente busca una película notable sino una película de crítica social y política de la realidad de Cuba al igual que busca una película con un fondo humano.
Siendo cine cubano uno ya se espera de que cosas y temas se hablarán, pero a parte de esto quiere comparar el estilo y la calidad de vidas de eso que se llama American Dream, una realidad y una fantasía bastante lejos de la realidad.
Compara el amor americano, un amor vacío, un trabajo sin ninguna moral y sin ninguna satisfacción y unas gentes materialistas y vacías de espíritu, comparando con el espíritu de la gente cubana donde en sus carencias materiales han desarrollado un espíritu humano lleno de valores, donde siempre tienen una sonrisa para cada problema.
Quiere profundizar en ese espíritu pobre y humilde y ese espíritu capitalista y materialista, las intenciones son buenas pero el resultado es bastante malo llegando incluso a momentos de muy mal cine.
Las interpretaciones son bastante malas, el actor principal es un pan sin sal y los momentos donde habla con su amigo de la bolsa deja bastante que desear, son de los peores momentos de la película.
Las interpretaciones de los cubanos no es que sean maravillosas pero se pueden soportar exceptuando la comida familiar, las interpretaciones son bastante malas llegando incluso a caer la energía de la película.
La película resulta entretenida para una hora ya que se muestran lugares preciosos de La Habana con esas casas y edificios tan maravillosos que encierra esa ciudad, quizás sea de lo mejor de la película.
Nada en especial y más bien tirando a mala.
En el épico plano-secuencia bañado de luz azul con el que arranca la película en Puerto Esperanza, Dyszel nos muestra un extraordinario escenario, el mejor por el que debiera haber transcurrido este drama, pero la empresa se le escapa enseguida de las manos dando lugar a una serie de secuencias inconexas en las que el ritmo se pierde por completo y la credibilidad de los personajes brilla por su ausencia.
Ni tan siquiera la sincera declaración de profundo amor de Jorge Dyszel por Cuba y por Mariana consigue sacar este guión adelante. Partiendo de una buena idea acerca de la crisis de los balseros en los años 90 en Cuba y a los pocos minutos de su comienzo, nos encontramos perdidos en una amalgama de espacios y lugares que no invitan a ninguna identificación. La belleza latina de Audry Gutiérrez Alea (Mariana) se pierde en un vacío que nos confundiría por completo de no ser por las imágenes de las hermosísimas calles y barrios de la Habana. Joel Nuñez (Tony) no resulta creíble en ningún momento y sólo los actores secundarios alivian con su presencia los escenarios por los que discurre el filme (Enrique Pinti-Tito, Vladimir Cruz-Pablo)
Jorge Dyszel está ansioso por mostrarnos el abanico abierto de un mundo que le seduce, pero es tal la necesidad de invitarnos y agasajarnos con su descubrimiento que acaba por aturdirnos y descentrarnos, con lo cual su invitación nos empalaga y aturde a pesar de sus buenísimas intenciones.