Al acecho
Sinopsis de la película
El guardaparque Pablo Silva se presenta en su nuevo destino, el Parque Pereyra Iraola, un territorio salvaje en la ciudad. Conoce a sus compañeros y se adapta a la nueva rutina con facilidad. Una mañana, Pablo encuentra un zorro lastimado en una jaula. Lo cura y alimenta. El rastro lo conduce a una banda de cazadores furtivos que actúan dentro de la reserva. Pablo sigue este rastro con su instinto a flor de piel. ¿Quiere atraparlos o apoderarse de su negocio?
Detalles de la película
- Titulo Original: Al acecho
- Año: 2019
- Duración: 95
Opciones de descarga disponibles
Si quieres puedes conseguir una copia de esta película en formato 4K y HD. A continuación te citamos un listado de fuentes de descarga disponibles:
Opinión de la crítica
Película
5.1
91 valoraciones en total
Para un cortometraje podría ser pasable, pero este argumento no da para 80 minutos. Parece una película amateur. Aburrida, de bajo presupuesto, no ocurre absolutamente nada durante las tres cuartas partes. No se puede limitarse a filmar cosas de forma anodina, desprovisto de contenido alguno y denominarlo película.
Al acecho me pareció una propuesta algo interesante, el film entretiene de principio a fin, tiene actuaciones modestas y un suspenso óptimo. Si bien el desarrollo de la trama navega por un ambiente turbio del cual ciertos aspectos pueden ser discutibles y el final no me dejo un buen sabor, creo que no afectan a la película como para bajarle el pulgar.
El guardaparques Pablo Silva, luego de ser detenido en su destino anterior y con un sumario a cuestas desembarca en el Parque Pereyra Iraola (cercano a La Plata) como nuevo destino. Poco tiempo después, en una recorrida por el sector del parque cerrado al público y que fuera su sector militar descubre un perro muerto en circunstancias sospechosas.
A partir de aquí comienza una trama de suspenso que se cuece a fuego lento, con varias virtudes y algún defecto.
En primer lugar, un desafío doble para el espectador: el punto de vista es el del protagonista (vamos sabiendo tanto como él sobre lo que oculta ese parque) pero, a su vez, Silva es un personaje opaco cuyas motivaciones e intenciones son inciertas y engañosas. Un punto de vista reforzado por la dirección de Francisco DEufemia, siempre pegada al protagonista.
En segundo lugar, las magníficas e inquietantes locaciones: una naturaleza selvática con proliferación de instalaciones reducidas a ruinas en un estado de abandono evidente, una inmensa tierra de nadie.
Tercero: una excelente fotografía de Diego Poleri y una ominosa y fundamental banda sonora de Ariel Polenta, reminiscente de Tangerine Dream.
Cuarto: es una película con pocos parlamentos (algunos no muy claros por las malas tomas de sonido) que descansa sobre todo en las imágenes y los climas que genera.
En suma, con la presencia esencial de Rodrigo de la Serna (un actor que reúne las características de actor de carácter, de cine negro y de acción) y los detalles de puesta en escena apuntados, DEufemia logra un eficaz y sólido film de género, combinando suspenso, thriller y acción, con una sordidez que deja un gusto amargo.
Gracias a la tecnología en los últimos años, los directores de cine argentinos han podido permitirse realizar tomas que en otra época sólo podían verse en las grandes producciones hollywoodenses. Eso se nota en las tomas áreas de Al acecho, realizadas, obviamente, con drones.
La música y, en general, toda la factura técnica de esta película es sólida, pero el problema esta en el relato. Es una película corta y por alguna razón pasa de un ritmo lento, al principio de la trama, a un desenfrenado vértigo en los últimos 15 minutos que dejan al espectador con la sensación de que falta algo.
Si bien toda la acción está centrada en el personaje de Rodrigo de la Serna, en el tramo final muchos de los coprotagonistas desaparecen y no se sabe qué pasó con ellos.
Así, el guión de Francisco DEufemia y Fernando Krapp parece un bosquejo. Parecen faltarle escenas. Una lástima
Como sostiene uno de los personajes el Parque Pereyra Iraola es un lugar extraño que parece una selva sin serlo y alberga desde 1971 la Estación de Cría de Animales Silvestres. Desde las vías del Ferrocarril Roca que lo atraviesan se tiene la sensación de ingresar en otro mundo. El único acierto de la película es utilizar tan magnífica escenografía curiosamente muy poco o nada transitada por el cine nacional. Por lo demás, la historia resulta confusa y, por momentos ininteligible, ya que no se entiende cual es la motivación de los personajes ni sus vivencias. La primera mitad tiene un ritmo lento y parsimonioso donde casi no pasa nada, mientras que la segunda trata de resolver toda la historia de golpe con lo cual termina por no entenderse lo que pretende exponer, para llegar a un final totalmente absurdo y anti climático. Vale la pena verla solo para descubrir el Parque Pereyra