Aflicción
Sinopsis de la película
El sheriff Wade Whitehouse es un hombre gris y menospreciado por todos. Su vida cambia cuando se produce la muerte de un sindicalista en una partida de caza. Aunque la mayoría cree que se trata de un accidente, él está convencido de que se trata de un asesinato. Resolver el caso es la oportunidad que estaba esperando para demostrar su valía a su propio padre -un hombre dominante y alcohólico- y a sus vecinos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Affliction
- Año: 1997
- Duración: 114
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Opinión de la crítica
Película
7.1
20 valoraciones en total
El autor de la novela original, Russell Banks, lo es también de la que sirvió de base a El dulce porvenir, de Egoyan, producida el año anterior. De parecida tonalidad sombría, propició una excelente actuación, la de Ian Holm, como aquí la de Nick Nolte.
El ritmo de Aflicción es extremadamente sobrio y contenido, tal vez para poder sujetar el director un material que le resulta muy sensible, por motivos autobiográficos (Schrader ha elaborado en más de una película la relación con su padre, severo y conflictivo calvinista). La tensión, enorme, va en tenue progresión, con la mayor eficacia. Junto a ello, se ofrece una imagen impresionante y poderosa: un incendio culminante a través de un ventanal, de gran belleza visual y dramática.
Un simple e insidioso dolor de muelas en la boca de un hombre marcado desde la infancia por un padre bronco, abusivo, borracho y generador de odio, va actuando como espoleta de una creciente tormenta de violencia íntima, un seísmo de ira más y más incontrolable.
El volcán permanece latente desde esa infancia traumática que reaparece en constantes flashes (imágenes con aspereza y grano que potencin su fuerza perturbadora), e irá entrando en lenta erupción a partir de un incidente, la muerte de un jefe sindical durante una cacería.
El aislamiento del pueblo en el nevado invierno de New Hampshire multiplica la tensión escénica.
No asistimos a la violencia al uso en el cine norteamericano. Disparos, golpes y sangre tienen presencia mínima. Del proceso se muestra lo interno, el vía crucis de quien vive impotente cómo germinan en su psique las semillas del odio castrante y lo van dominando y desquiciando, en ataques de cólera y furia como espasmos.
Nolte lo encarna con intensidad visceral y eleva a notable esta durísima película, casi irrespirable, un callado lamento por los niños cuya capacidad de confiar y amar les es mutilada casi al nacer.
El guión es de madeja que hay que desenrollar. El sheriff es de finales del siglo XX y parece el tipo menos apropiado del mundo debido a sus problemas familiares, laborales y de conducta, sin embargo es el único con el suficiente nada que perder y osadía como para empezar a quebrantar la aparente paz social del tranquilo pueblo y quitarles a algunos su careta de nobles ciudadanos, porque después de todo cualquiera es mucho peor y tiene más mierda que esconder que este afligido y fracasado funcionario policial.
Una buena película con un Nick Nolte y un James Coburn que la engrandecen y la llenan con sus actuaciones de especial interés y atractivo. La ambientación en medio de un pueblo de nieves y frías temperaturas, excelente.
Fej Delvahe
– El recuerdo/imaginación de tu padre borracho maltrándote.
– Una hija que parece/seguro que no te quiere.
– El asesinato/accidente en que se ha visto envuelto tu mejor amigo.
– Una relación de pareja que aparentemente/desde luego va a pique.
– La conjura/negocio que están llevando a cabo tu jefe y el ricachón del pueblo.
– Eres/te crees un fracasado.
Da igual si todas estas muelas están podridas de verdad o tan sólo en la mente del protagonista (prefiero obviar el punto de vista del personaje de Dafoe, que al final se carga de un plumazo la ambigüedad tan bien conseguida durante toda la película). La aflicción es exactamente la misma. Y lo que vemos en pantalla es su proyección: un Nolte cada vez más desquiciado a medida que van pasando los minutos.
Los fotogramas poco a poco se van retorciendo, el tono es cada vez más áspero. El ritmo, en cambio, se mantiene pausado, desafiantemente lento durante todo el metraje, desacompasado con lo que está ocurriendo. Así como la tranquilidad del paisaje de Nebraska (¿por qué la nieve quedará tan cojonuda en todas las películas de violencia a quemarropa?). Y eso hace que la angustia sea mayor.
Cuando Nolte decide sacarse una muela podrida, el alivio es palpable en personaje y espectador, aunque haya sido de cuajo. La solución que sigue es evidente: sacarse todas las demás, cueste lo que cueste. No importa si eso va a significar liberarse o perderse para siempre, la aflicción ya es insoportable, y parece que en cualquier momento Nolte va a estallar.
Una vez que ha ocurrido todo lo que tenía que ocurrir, no sé si llamar exactamente alivio a lo que se siente después, pero desde luego respiramos.
Respiramos.
A muchos norteamericanos les chiflan las películas de ambientes rurales con mucha nieve de zonas más deprimidas de su país, casos como Fargo o la serie Doctor en Alaska son dos ejemplos pero hay muchos más.
En Aflicción el guionista y director Paul Schrader quiere seguir esa senda. Y lo consigue a medias, digo esto porque no cabe duda que la película tiene buena prensa entre el público, los críticos la consideran su mejor obra detrás de las cámaras y la Academia la concedió tres nominaciones con estatuilla incluida.
Pero a Schrader le quedó un sabor agridulce. Me explico. No hace falta que venga diciendo que a James Coburn le debieron dar un Oscar mucho antes en su vida. Ver su filmografía asusta a cualquiera ya que tiene varias obras maestras. En Aflicción el premio suena más a homenaje que a valor real, es más, si fuera por esta película Nick Nolte lo merecería mucho más. Digo esto porque lo que quiero señalar es que siendo Paul Schrader un reputado guionista, el fuerte de Aflicción no es la historia sino las interpretaciones. Ni siquiera está bien rodada, ya que muchos planos son totalmente televisivos. Es por tanto el tour de force Nolte-Coburn lo que salva una película donde se intenta meter demasiadas cosas que al final quedan un tanto estéril. Hay que saber si quieres un drama o una de intriga y Paul Schrader va dando bandazos hasta quedarse con lo segundo obviamente, ya que los actores lo piden a gritos.
Una de esas obras con sello de autor que tan políticamente correcto queda decir que es una joya pero que a mi juicio no deja de pasar del interesante, ya que el ritmo es lento y la trama mejorable, aunque es perfecta para ver a dos colosos gigantescos de la actuación a los que admiro profundamente.
Esta película es dura como el Peñón.
La escena: Nick Nolte, su muela y la llave inglesa. Algo tiene que ganar en la vida después de haber sido un fracasado que llega hasta la copa más alta de ese bosque nevado en el que vive.
Su padre: Corburn, despreciable, por tanto, genial-intepretación.
Un trío de actores con Sissi Spaceck (el punto moderado) que se compenetran con una química visceral, convirtiendo una historia muy fea y muy gris (me recuerda a Fargo, no sé cuál fue el huevo y cuál la gallina, luego lo miro) en una película sórdida, que provoca angustia por momentos.
Por eso el frío de la película es tan importante. Es el mecanismo para templar otra vez la situación, condenada a girar en un bucle de violencia que no acaba nunca. Es decir, tómatelo con sangre fría sino quieres morirte con Nolte y su muela.
Creo que es la lágrima más real del cine en años…