Adictos al amor
Sinopsis de la película
El ingenuo astrónomo Sam (Matthew Broderick) y la impetuosa fotógrafa Maggie (Meg Ryan) no sólo acaban de ser abandonados por sus respectivos amantes sino, que, además, éstos se han ido a vivir juntos a un apartamento en el Soho. Mientras que Maggie desea vengarse de Anton Depeux (Tcheky Karyo), Sam sólo quiere recuperar a su novia Linda Green (Kelly Preston), así que los dos se instalan en un edificio abandonado, situado frente a la casa de la pareja, para poder llevar a cabo sus planes de infiltración y venganza. Pero lo que ocurre es que la inicial situación de tensión y hostilidad entre ambos comienza a evolucionar, y los cuatro personajes verán cambiar sus vidas de un modo que ninguno de ellos podría jamás haber imaginado. Cuando alguien es adicto al amor, todo es posible.
Detalles de la película
- Titulo Original: Addicted to Love
- Año: 1997
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
5.2
32 valoraciones en total
Probablemente desde sus primeras apariciones en Cuando Harry encontró a Sally y, muy especialmente en Algo para recordar , Meg Ryan encontró acomodo en la difícil y efímera fama de intérpretes de Hollywood. Con don para hacer agradables roles en comedias románticas donde se desenvuelve como pez en el agua, en Adictos al amor se intenta dar un giro de tuerca al tópico, de la mano del director Griffin Dunne.
El proyecto resulta un poco descompensado porque si biene las desventuras del personaje caracterizado por Matthew Broderick son fáciles de empatizar (la desesperación de una infidelidad), el film se queda en una frontera intermedia entre las gamberradas que promete y los clichés del género que pretende evitar superficialmente, pero donde acaba cayendo.
La química en pantalla va subiendo conforme lo hace la tensión sexual no resuelta entre los dos vengativos protagonistas, aunque tampoco llega a despegar ese momento que le haga a uno olvidarse de que está viendo otra comedia romántica de la industria (y van…), sin aportar verdadera originalidad.
Se ve con facilidad, tiene un buen reparto, pero, empero, como suele ocurrir en estos casos, termina siendo muy efímera en la memoria…
Griffin Dunne es un director muy mediocre. Como actor no tengo un especial recuerdo de él, apenas he visto alguna película suya, Jo, qué noche , y no es que me causara una gran impresión, y como director no aporta gran cosa. De todas formas, sus películas se dejan ver con facilidad y, al menos, hay que reconocerle que técnicamente no están mal. En concreto, esta Adictos al amor entretiene y te puede llegar a hacer pasar un rato agradable, tampoco creo que Dunne buscara algo más. Uno de los aciertos de la peli es contar con la que, por aquel entonces, era la reina indiscutible de las comedias románticas, una Meg Ryan en la cima de su apogeo como actriz. A mí me ha gustado siempre mucho esta actriz, me lo ha hecho pasar realmente bien con sus películas, pero una vez más, al llegar a una cierta edad, creo que está perdiendo el rumbo de su carrera como actriz y éso es una pena. Para mí Meg Ryan ha sido la mejor actriz cómica y romántica de los 90, con perlas como Cuando Harry encontró a Sally o Algo para recordar , y creo que podría haber sido también una buena actriz dramática. Espero de corazón que recupere su buen hacer y elija mejor sus papeles. Junto a ella tenemos a uno de los actores más sosos que ha dado la industria del cine, un Matthew Broderick que es ideal para encarnar a personajes de calzonazos y perdedores como en este caso. Meg Ryan se lo come con papas. Pero el que se lleva la palma aquí es el francés Tcheky Karyo, un pedazo de actor especializado en papeles de malvado, gracias a su rostro, un careto de hijo de las cuatro letras impresionante. Aquí consigue que sientas simpatía y odio por su personaje de Antoine de igual manera. La más flojita del cuarteto protagonista es la mujer de Travolta, Kelly Preston, una interesante actriz totalmente infravalorada y que hace lo que puede con su mal desarrollado personaje. En definitiva, película ideal para ver si no se tiene nada mejor que hacer y que no deja mal sabor de boca.
Cuando se habla del género de comedias románticas prácticamente está todo dicho. Siempre existe un patrón predefinido. Esto puede ser bueno o malo dependiendo de lo que pretendas encontrar: una película que te haga pasar un buen rato o tratar de encontrar algo que te sorprenda rompiendo la rutina. Y es justamente aquí donde destaca este film. Casi siempre, por no decir siempre, Hollywood se encarga de presentarnos todo lo bonito que una relación puede llegar a ofrecer. Claro, te presentan altibajos y en ocasiones se van por el lado trágico, pero siempre mostrando que los personajes encontrarán la felicidad por otra parte, y muchas veces sin buscarla simplemente se les aparece. Pero, ¿por qué no mostrar de vez en cuando la realidad de la vida?
Todos sabemos que cuando se ha estado en una relación y esta termina se sufre. Puede pasar mucho tiempo hasta que nos recuperemos y, a diferencia del cine, el destino no tiene porque eventualmente llevarnos a conocer a una persona mejor o encontrar la felicidad definitiva. Y si la relación termina porque la otra persona ha encontrado a otra, entonces, nadie es tan bueno como para desearle que le vaya bien. Es aquí donde ‘Adictos al Amor’ es diferente a lo que ya estamos acostumbrados a ver.
De entrada, el planteamiento de la historia me parece novedoso (siendo algo normal) que muestren cómo queda la parte afectada de una relación y que, sin llegar a exagerar, las personas sean capaces de ser rencorosas y querer vengarse, a veces con razón como es el caso aquí. Luego, que la mayor parte de la película se centra en los protagonistas espiando a la nueva pareja en plan ‘La ventana indiscreta’. Y finalmente ambos fuera de lo habitual, él aferrándose a su amor y ella decidida a que su ex sufra por lo hecho.
En definitiva, Adictos al amor se trata de una comedia romántica pero su planteamiento es tan diferente a la norma que si alguna vez te topas con ella de casualidad siéntate a verla y pasa el rato.
-Lo mejor: Premisa interesante para una comedia romántica.
-Lo peor: Tiene muy pocos momentos graciosos.
-Más en: http://www.cineycine.com
En el género de comedia romántica de lo mejorcito que hay, no te llegas a partir de la risa ni mucho menos como Two weeks notice (en mi opinión la mejor comedia) o una asi reciente como Algo pasa en las Vegas pero sin duda te hace sonreir con esa frescura que tiene el film en si.
Meg Ryan hace un papel fabuloso de malota vengadora y Mattew Broderick el típico chico iluso y romántico que se desengaña. Meg Ryan como siempre en este tipo de películas genial, se nota que es su ambiente, como pez en el agua vamos, nos hace reir y diría llorar pero yo no lloré jeje. Una de mis actrices favoritas, por su simpatía y caras (vean la escena del avión al principio en French Kiss) al hacer películas, sin llegar a ser un bellezón se situó en lo más alto de Hollywood, y digo situó en pasado porque estos ultimos años no ha elegido muy bien, pero ahora que se preveen mas estrenos esperemos que le vaya mejor aunque siempre me quedaré con películas suyas como Tienes un e-mail, City of angels, Kate and Leopold, French Kiss, Algo para recordar o esta película misma.
En fin, les recomiendo que la vean, es divertida y atípica, no es un peliculón pero te hace pasar un buen rato.
Saludos.
Un comedia romántica modesta. Es como una persona que se dispone a hibernar con comida para una semana y logra llegar viva a la primavera, la película tiene una premisa a la que se le puede sacar poco jugo y aún así aguanta más de una hora casi sin que te dé tiempo para pensar lo que está pasando, al menos hasta los últimos veinte minutos donde lo que preveíamos hace acto de presencia.
Como de costumbre tiene sus flaquezas en los momentos cursis donde la obviedad de que los protagonistas en las comedias románticas hollywoodenses deben terminar juntos. Por lo tanto en el medio aparecen escenas en las que se insinúa el romance Ryan-Broderick y te aplastan el humor que genera ver a los ex planeando su venganza.
La película se sostiene entre otras cosas gracias a que Meg Ryan tiene talento de sobra para sostener su parte y la de Broderick, éste último es como la sobra de Hugh Grant con las mismas caras de soso y diez mil veces menos encanto en la mirada.
Los secundarios tienen poco espacio para el lucimiento a excepción de Karyo que tiene sus momentos en el restaurante y luego con el yeso.
Lo mejor: su humor.
Lo peor: su romanticismo y su final.