Acordes y desacuerdos
Sinopsis de la película
América, años 30. Emmet Ray es un genio del jazz, un guitarrista magistral que vive obsesionado por el legendario Django Reinhardt. Sin embargo, en cuanto baja del escenario, se convierte en un tipo arrogante, zafio, mujeriego y bebedor. En definitiva, aunque sabe que es un músico con talento, también sabe que su licenciosa vida, su tendencia a meterse en problemas y su incapacidad para comprometerse le impiden alcanzar la cima profesional y sentimental. Un día Emmet conoce a Hattie, una chica muda con la que empieza a salir.
Detalles de la película
- Titulo Original: Sweet and Lowdown
- Año: 1999
- Duración: 95
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Opinión de la crítica
Película
7.1
69 valoraciones en total
Varios usuarios han escrito críticas verdaderamente interesantes. Yo sólo hago unos apuntes mínimos.
Si eres un apasionado del jazz y del cine de Woody le habrás puesto o le pondrás un 9 ó un 10.
Si odias o no te gusta el jazz y si Woody no te cae bien…, un 3 ó un 4.
Si no te molesta el jazz y no te desagrada el cine de Woody… , un 5 ó un 6.
Calificarla de mala sería propio de ignorantes, cenutrios y maníacos.
Yo le pongo un 7. Me encanta el jazz. Woody Allen me cae bien. Su cine me agrada, salvo algunas excepciones, no soy un adepto incondicional. Sean Penn está realmente muy bien. Es comedia inteligente y es drama cálido… A mí también me gusta ver los trenes pasar.
La he tenido que ver por segunda vez para que me haya gustado bastante más que la primera y para que la consideré una de las obras maestras de ese pequeño gran genio llamado Woody Allen. Para mí está al nivel de sus más grandes películas cómo Delitos y faltas , Maridos y mujeres , Manhattan , Hannah y sus hermanas , Balas sobre Broadway o La rosa púrpura de El Cairo .
Los actores están geniales. El siempre grande Sean Penn, que me parece prácticamente el mejor actor en la actualidad claro, es un borrachuzo, genial y cachondo, que putea a las mujeres y que gasta más de lo que debe y que cuando quiere algo lo tiene que conseguir (atención cuando quiere el coche de 4000 dolares), pasando por los papeles de Uma Thurman y Anthony LaPlaglia que cumplen con sus dos papeles genial (la escena de ambos en el coche con Penn atras contada varias veces en inmensa), hasta llegar a una Samantha Morton, que interpretando a una muda consigue un gran personaje (al igual que lo hacía Holly Hunter en El piano) y que cuya cara de ángel, que con sus gestos y movimientos de cabeza y sus sonrisas o sus pequeños enfados cuando Penn habla algo de lo que no le gusta, lo dice todo. El propio Woody Allen aparece pero es narrando algunas de las anecdotas de Penn (vamos que su papel no es de los principales).
El guión es genial y las situaciones que se dan en él muy buenas y graciosas. Hay un momento con una luna por el principio de la película genial. Aparte de los lugares que le gusta frecuentar a Penn cuando sale con las chicas (que da titulo a mi crítica). Además el film posee esos diálogos llenos de energia típicos de las mejores películas de Allen que hacen que no tengas momentos de aburrimiento. Geniales algunas de las frases que se sueltan y también geniales las anécdotas que se cuentan.
También a gran nivel está la música. Cada vez que Penn coge la guitarra en el film es genial. Muy buena la BSO. Es un clarísimo homenaje de Allen a su tan adorado jazz que le sale redondo.
Lo mejor: Las intepretaciones del reparto especialmente de un Penn esplendido, de una guapísima Uma, de un bestial LaPlagia, y de una preciosa Samantha Morton. El guión y la forma en que está dirigido. Las anécdotas, las frases, las situaciones que nos plantea. La música también es genial. Vamos que todo me parece bueno.
Lo peor: Que no es tan reconocida cómo otras de las películas de este pequeño genial director cuando está a la altura de algunas y supera a bastantes.
Emmet tiene un gran talento. Es egocéntrico, petulante, mujeriego, inculto…, pero sólo en apariencia. Desde el primer momento nos damos cuenta de que detrás de su arrogante charlatanería se esconden grandes miedos y complejos. Su conversación es monotemática y gira en torno a su condición de segundón en el mundo del jazz. Hattie, que será su novia durante un tiempo, es muda, y parece que tiene algún retraso mental, pero es una buena chica: atenta, cariñosa, desinteresada y, lo que es más importante, está enamorada Emmet y de su música. Sin embargo, Emmet se equivoca (él mismo lo reconocerá en una de las mejores escenas de toda la película) al empeñarse en seguir, a pesar de andar siempre endeudado, ese estilo de vida lleno de excesos típicamente asociado con las estrellas. Con ello hará daño a Hattie, algo que le remorderá la conciencia pero que se empeñará en negarse a sí mismo.
Woody siempre se ha caracterizado, salvo en un par de excepciones además de ésta, por quitarle hiero al asunto de los engaños amorosos. Con su sentido del humor habitual, lo ha tratado como algo cotidiano. Pero en esta película el coprotagonista es el drama. Los personajes de Emmet y Hattie me han parecido de los mejor escritos e interpretados de toda su filmografía: rebosan matices.
De todas formas, a Woody, como a muchos de los que somos divertidos por naturaleza, le resulta imposible ver la vida sin sentido del humor, lo que le lleva a introducir algunos gags y chistes de su cosecha particular para aligerar. Me encantó el accidentado descenso de la media luna .
Poco nuevo he sabido aportar a los detallados análisis anteriores. Quédense con la recomendación si no la han visto todavía.
Prodigiosa dirección, portentoso guión y magistral interpretación. No cabía esperar menos de una reunión Allen-Penn. El personaje del guitarrista genial, inseguro y caprichoso, es retratado de forma soberbia por aquel que durante muchos años sólo fué conocido por ser el marido (y el ex-marido) de Madonna. Que malas son las gentes y las envidias.
Respecto a lo demás, la señorita Morton asombra con un papelazo basado tan sólo en miradas y gestos (no añadiré que tiene una carita angelical, aunque acabo de hacerlo), la ambientación es magnífica, la fotografía posee momentos de una belleza notable, y la banda sonora… ¡ay, la banda sonora!: sencillamente monumental.
Con momentos hilarantes, la historia del hombre que podría haber llegado a serlo todo, pero que se perdió en el camino por culpa de su inseguridad y sus errores, se nos narra como un falso documental monográfico, algo que ya ha hecho en varias ocasiones el señor Allen.
Como comentario para ampliar información, el tal Django Reindhart era gitano, como se dice muchas veces en el film: pero algo que se obvía, y que hubiera sido el dato definitivo para comprender hasta que punto era admirable, es que desde los 18 años solo tenía tres dedos en la mano izquierda, era analfabeto, y no sabía leer partituras.
Recomendable por ser muy entretenida, por divertir, por contar una historia con fondos muy tristes de manera alegre, por ver al señor Penn demostrando aptitudes, y por poseer una banda sonora exquisita.
Nueva muestra de falso documental que el director judío Woody Allen utilizase 15 años antes con Zelig. Acordes y desacuerdos narra por boca de terceros la vida y obra de un imaginario guitarrista de jazz de los años 30, Emmet Ray, que vive por y para su instrumento y del que se considera el mejor especialista del mundo. Eso sí, detrás de un tal Django Reinhart que hay por Europa. Plagada de guiños jazzistas, quizá sólo al alcance de los muy aficionados, Acordes y desacuerdos representa un rendido homenaje de Allen hacia el mundo del jazz.
El drama de una guitarra
Bajo el prisma de la comedia, tras Acordes y desacuerdos se esconde una muy ácida reflexión sobre el artista y su labor de creación. Ya sea un músico de jazz, ya sea un director de cine, eso es algo que Allen toca regularmente en muchas de sus cintas. Inevitablemente, y por mucho que se presenten desde el punto de vista formal como comedias, terminan por aparecer tintes tragicómicos. ¿Alguien se atreve (tras contemplar el final de la cinta, que no desvelaremos) a calificar a Acordes y desacuerdos como una comedia?
De nuevo aluvión de nominaciones a los Oscar para los actores de una película alleniana. Un Sean Penn acaso superior a la propia película consigue con su interpretación uno de los mejores papeles de su carrera, así como demostrar de la mano de Allen ser un actor insospechadamente dotado para la comedia. Otra nominación a la mejor actriz de reparto para la novísima actriz Samantha Morton en el papel de una joven muda que encadilará a Emmet Ray en la película. Nada menos, pues, que dos nominaciones más en la carrera Allen, datos suficientes para afirmar que quizá tengan razón aquéllos que matizan que debiera ser Allen, como director de esos actores, el
eternamente nominado.
Sweet, lowdown
Detrás de la banda sonora, el inefable y nunca bien ponderado Dick Hyman, pianista de suave y clásico estilo, perfecto para el tempo sweet and lowdown de la película. El guitarrista que dobla a Sean Penn es el no menos talentoso y técnico Bucky Pizarelli. Allen tiene además el buen gusto de incluir en la lista de canciones de la cinta títulos originales interpretados por Django Reinhardt. Del manouche son los temas Avalon o When Day is Done. El resto de los temas están intrepretados por la banda liderada por Hyman, aunque también suenan los contemporáneos de Reinhardt Bix Beiderbecke, Sidney Bechet, Red Nichols… Todo un ejercicio de nostalgia y amor por el jazz clásico (Woody afirma en más de una ocasión que no entiende el moderno…)